Peter Parker 2.

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one shot.
Dedicado a AsgardSOUL

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«La nueva»

Peter corría por los pasillos en busca de su aula de física pues llegaba tarde. Aquella madrugada había salido por las calles como Spider-Man y tuvo 3 horas de sueño, lo que provocó que se quedase dormido.

Al llegar al aula indicada, entró y tras la bronca del profesor, se sentó en su sitio junto a Ned.

—¿Dónde andabas? —preguntó Ned por lo bajo.

—Me he quedado dormido —respondió Peter abriendo el libro.

—¿Hiciste ayer de Spider-Man? ¡Qué pasada! —susurró Ned zarandeando a Parker.

—Sí, sí. Una pasada —se zafó del agarre de su amigo y prestó atención a la clase.

Su vista se dirigió a la segunda fila a la izquierda, una chica que jamás había visto. Nueva, suponía. De cabello corto y oscuro, no prestando atención y escribiendo algo en su cuaderno.

—Eh, Ned —llamó Peter—, ¿quién es esa?

—Ha venido nueva hoy, se llama Iza —respondió—, ¿te gusta?

—¿¡Qué!? ¡No! —exclamó Peter en alto haciendo que el profesor se girase y volviese a regañarle.

Tras disculparse, Peter volvió a fijar su vista en la chica, quien ni se había inmutado de la interrupción de la clase. Siguió la clase como normalmente, solo que pensaba en las posibilidades de hablar a aquella chica. Nada serio, sólo para presentarse y enseñarla el instituto.

El timbre sonó y todos los estudiantes se levantaron para ir a su siguiente clase.

—Nos vemos luego en robótica —se despidió Ned de Peter.

Parker giró su cabeza y no vio a nadie, la chica había desaparecido. Salió de la clase en busca de una cabellera azabache, pero con tantas personas por el pasillo no lograba divisar ni su taquilla.

—No sabes disimular —hablaron a su espalda haciendo que Peter se sobresaltase y se diese en la cabeza con las taquillas.

—¿Qué? Ah, bueno, yo... —se sobó la parte de la cabeza golpeada y puso su mejor sonrisa, estirando su brazo para estrechar la mano de la chica—... Soy Peter Parker.

—Llámame Iza —estrecharon manos y siguieron andando.

—Así que nueva, eh —dijo Peter para romper el hielo.

—Sip —contestó la chica haciendo énfasis en la "p".

—Eso está bien, ¿de dónde vienes?

—California. Mi padre ha cambiado de trabajo y aquí estoy —encogió los hombros Iza.

—Bueno, aquí tienes a un amigo que se ofrece encantado a enseñarte un poco la ciudad —expuso Peter con su común sonrisa.

—Te lo agradezco, Peter. Ahora voy a clase, nos vemos luego —se despidieron con la mano e Iza se perdió entre la multitud.

Pasaron los días y ambos se hicieron muy amigos. Comían juntos todos los días, estudiaban por las tardes y de vez en cuando salían al cine o a tomar un helado. Peter estaba colado por ella hasta la médula pero Iza jamás daba signos de algo más que amistad, por lo que Parker se olvidó de aquella idea e intento guardar sus sentimientos.

—Oye, nunca me has presentado a tus padres —habló Peter mientras iban camino a su casa para estudiar, como todos los días.

—No están juntos, cuando me mudé aquí fue porque a mi madre la encerraron en un manicomio por supuesta locura. Y me tocó ir a vivir con mi padre —se encogió ella de hombros—. No veo importante presentartele.

—¿No os lleváis bien?

—Nos llevamos bien pero no ha sido fácil congeniar con esta vida —suspiró la morena agarrando las asas de su mochila.

—Bueno, ya sabes que cuentas conmigo para lo que sea. Te puedes quedar en la litera de arriba y cenar pizza todos los días —rió Parker, seguido de Iza.

Tras pasar la tarde entre anécdotas, risas, galletas con leche y algún que otro ejercicio de física y química, Iza se tuvo que ir. Se despidió de su amigo y puso rumbo a su casa. En ese momento, Peter aprovechó para ponerse el traje y seguirla, estaba dispuesto a averiguar dónde vivía y con quién. Siguió a su amiga por las calles hasta que la vio tomar un autobús. Rápidamente, y torpemente, se subió encima del techo del autobús.
Tras veinte minutos de trayecto, vio como Iza se bajó del autobús. Fue a una distancia moderada para que no notara que la seguía.

La sorpresa se la llevó el joven arácnido al ver que su amiga entraba nada más y nada menos que en la Torre Stark, más conocida como la Torre de los Vengadores. Peter se quedó un tiempo asimilandolo hasta que vio que su amiga desapareció por el vestíbulo. Decidió no entrar, pues llevaba una pinta algo llamativa, y esperó a ver si salía de nuevo. Se pasó dos horas ahí, por lo que dedujo que vivía allí.

Al día siguiente...

La clase de física había finalizado e Iza se dispuso a recoger las cosas y salir de allí, pero fue interrumpida por Peter.

—Tengo que hacerte una pregunta.

—Dispara —contestó ella cerrando la mochila y poniendosela en la espalda.

—Aquí no, vamos fuera —ambos salieron de las instalaciones y pusieron rumbo a ningún lado.

—¿Qué ocurre, Peter? —preguntó la chica con intriga.

—Igual te enfadas o igual me dices que no me incumbe, pero claro tenía curiosidad y pues...

—¡Dímelo! —cortó a su amigo, quien estaba empezando a no respirar por dar explicaciones.

—Ayer cuando te fuiste te seguí porque quería saber dónde vivias ya que nunca me lo has dicho, y ya de paso pues saber con quién porque siento que no me cuentas la verdad. Que no me incumbe, lo sé pero de verdad me preocupo —tomó aire—. Resumiendo, que te vi entrar en la torre Stark y no salir, por lo que deduje que vivías allí pero que yo sepa ningún trabajador vive allí así que...

—Así que deduces que mi padre es Tony Stark.

—Exactamente, sí, eso... ¿Lo es?

—¿Alguna vez te han dicho que eres un cotilla?

—Puede —rió el castaño—, pero es cierto, siento si te ha molestado.

—No te preocupes, es que no me gusta compartir mi vida personal. Aunque tú eres mi amigo y no tengo muchos que se diga —Iza suspiró—. Confío en ti, Peter.

—Yo también confío en ti.

—Has dado en el clavo, Sherlock —soltó una carcajada Iza—, soy hija de Tony Stark.

—¡ALUCINANTE! —exclamó Parker asustando a la gente que pasaba por ahí.

—Y también sé que eres Spider-Man. Me duele que no me lo contases —fingió hacerse la indignada.

—Tu padre me obligó a mantenerlo en secreto.

—Bueno, supongo que si ya sabes quien soy... Podemos ir a mi casa —sugirió Iza.

—El señor Stark se va a llevar una gran sorpresa —Peter rodeó a su amiga con el brazo por los hombros y pusieron rumbo a la torre Stark.

Lo que ninguno sabía era que esa acción removió algo dentro de los dos, algo que hizo que su corazón latiese a mil por hora.

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