[cesión]

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Madrid, España. 2011

Apenas Toto le ofreció el mudarse a España con el, Sabrina no dudó en aceptar, nunca se imaginó estar en la situación que se encontraba.

— Deja de culparte Sabri, ya está. —emitió Salvio al ver a su amiga que tenía la vista perdida en la lluvia.

Sabrina suspiró y lo miro, sabía que iba a necesitar de el.

— Toto. —Salvio se acercó y se sentó a su lado en el piso—. Tengo un atraso.

El jugador solo la miro y sin emitir ninguna palabra la abrazo provocando que ella se rompa.

— Tengo un atraso de dos semanas y la última persona con la que estuve fue el. —exclamo en los brazos de su amigo—. Tengo un atraso de una persona que tiene una familia, un hijo, una mujer embarazada. Soy una mierda.

— No Sabrina, no digas eso. —tomo su rostro e hizo que solo lo mirará a el—. No sos ninguna mierda, es un atraso, tampoco esta confirmado.

— Un atraso de dos semanas, Toto. —exclamo con indignación—. Soy una estúpida.

— ¡Basta Sabrina! —sentencio el jugador, enojado por los tratos que se estaba dando su amiga—. Deja de decir eso porque no es así, no sos ninguna estúpida ni tampoco una mierda como dijiste, pasó, ninguno de los dos es culpable, solo paso.

Sabrina lo abrazo con más fuerza y el correspondió al gesto.

— ¡No sé qué hacer, Toto! —exclamo entre sollozos—. No sé para dónde correr.

— Lo primero que vamos a hacer, es sacarnos todas las dudas—. Emitió el jugador secando sus lágrimas—. Después vemos cómo seguimos, ¿Si? —la joven sonrió entre las lágrimas y asintió sin dejar de mirarlo.

Luego de realizar el estudio de sangre para tener la completa efectividad del resultado, ambos esperaban ser llamados por alguien del laboratorio.

— ¡Sabrina Conti! —llamaron por la ventana y por instinto miro a Toto, el tomó su mano y asintió mientras la apretaba con fuerza.

Tomó el sobre y se dirigió al consultorio que le indico la chica del laboratorio.

— ¡Sabrina Conti! —volvieron a llamarla y ella se levantó acompañada nuevamente de Salvio—. Adelante por favor.

Le entrego el sobre y se sentó del otro lado del escritorio sin soltar en ningún momento la mano de Eduardo.

— Bueno muy bien, los estudios están bien—. Comenzó a explicarles mientras sonreía—. ¡Felicidades Papis!

Luego de escuchar eso su mundo se vino abajo, apretó con fuerza la mano de su amigo y aguanto las lágrimas de enojo que mantenía.

Durante todo el viaje no emitió una sola palabra, al llegar a la casa optó por quedarse sola durante lo que restaba del día, necesitaba entender lo que estaba pasando a su alrededor.

— Hice la cena. —informo el jugador sentándose a su lado.

— No tengo apetito. —emitió ella con un hilo de voz.

— No te pregunté si lo tenías, Sabrina. —la destapó y posó su mirada en el rostro triste de su amiga—. Baja a cenar.

— ¿Que voy a hacer ahora Toto? —le pregunto mirando a sus ojos.

— Decírselo sería lo mejor. —Sabrina estaba a punto de interrumpirlo pero él se adelantó—. Dije que sería lo mejor, no que tenés que hacerlo.

— Toto, su mujer está embarazada. —exclamo entre sollozos—. No voy a decirle, me voy a hacer cargo sola, eso es lo único que se y también se que el nunca se tiene que enterar de esto.

— No tenes porque hacerte cargo sola, yo estoy acá y voy a ayudarte en lo que sea, Sabri. —tomo su mano y la miro—. Ya sabía que me ibas a decir que no se lo vas a decir, te conozco mejor que nadie. —una sonrisa apareció en el rostro de la joven.

No tenes porque hacerte cargo de esto. —exclamo acariciando su cabello—. Ya es suficiente todo lo que haces por mí, ya te ocasione muchos problemas y molestias como para ocasionarte otra más.

— Ningún problema, ni tampoco molestias. —la interrumpió el—. Date cuenta Sabri, sos todo lo que me importa.

Salvio solo miraba a los ojos de la joven mientras acariciaba su mejilla, no se estaba aprovechando de la situación, si no que ya el no aguantaba más reprimir sus sentimientos por miedo a perder la amistad, ya no podía seguir aguantando la relación de "amigos con derechos" que manejaban.

— No quiero perder a mi mejor amigo por esto. —hace varios minutos que la voz de ambos era firme y sincera.

— Te aseguro que no me vas a perder Sabri. —intentaba no despegar sus ojos de los de ella para que notara que no estaba mintiendo—. Te prometo que no me vas a perder.






Hola, como están? Bueno acá otro cap, que mas o menos muestra cómo va la mano de la novela.

Espero que les guste.

Aclaración: Lo que aparece en tipo cursiva es el pasado, el presente que se da en el mundial de Rusia va a estar escrito normal.

Cómo verán la ubicación va variando dependiendo de donde se encuentra la protagonista en el momento, nada eso disfruten porque después me van a odiar.

Alguien me explica como una persona de 28 años se puede llamar Eduardo Antonio, por favor. Porque yo no entiendo.

As voltas da vida - Enzo Pérez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora