[traspaso]

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Lisboa, Portugal. 2012

Volver tan pronto a Lisboa, no estaba en sus planes, esos seis meses en España le sirvió para darse cuenta de muchas cosas, como por ejemplo de la persona que era Toto como pareja, o al menos como era con ella. Las cosas no habían cambiado, todo entre ellos seguía igual, con la diferencia que ya no eran amigos con derechos como cuando se fueron de Lisboa.

Eran mediados de enero cuando terminaron de instalarse por completo en la antigua casa del jugador, la panza de Sabrina todavía no se notaba, si se veía un bulto debajo de su ropa, pero lo disimulaba con remeras holgadas.

Solo sus familiares más cercanos sabían del embarazo y para ser un embarazo de seis meses casi siete estaba bien oculto.

— Los chicos quieren venir a comer. —le informo el delantero tomándola por sorpresa—. Seguramente venga Tami y la novia de turno de Nicolás.

— Si gordo, no hay drama. —exclamo con un poco de felicidad, hace mucho no veía a Tamara por más que hablaban todos los días.

El jugador tecleo unas palabras en su celular y volvió su vista a su novia.

— ¿Estás bien? —pregunto al mirarla pérdida.

— Vení, acércate. —le indico haciendo un ademán con la mano—. Se está moviendo, ¿Lo sentís? —pregunto cuando puso su mano sobre su vientre, Salvio solo asintió con lágrimas en sus ojos y una sonrisa enorme en su rostro. Por otro lado Sabrina lo miraba completamente atontada, pero en el fondo le dolía, estar ocultandole la verdad a Enzo, le dolía ver cómo Toto maduraba de golpe haciéndose cargo de ella y de todo lo que demandaba.

Incluso eso había sido una de las tantas discusiones, pero estaba decidida a que Enzo nunca sepa de esto, pero había un problema, en un rato el timbre de la casa iba a sonar y se iban a ver las caras por primera vez después de casi siete meses y no solo serían ellos dos, estaría acompañado de su mujer y su hijo.

Luego de tranquilizarse en la ducha y con la voz de Freddie Mercury de fondo todo fue más claro en su mente. Al salir del baño escuchaba bullicio en el piso de abajo por lo que entendía que ya habían llegado.

Recogió su cabello con una colita alta y acomodó su remera para que nadie notara el bulto debajo de ella, tomó su celular y se decidió a bajar al living.

Saludo uno por uno a los presentes, una sonrisa se dibujó en su rostro cuando cuando no vio al centrocampista en su sala. Se abrazo a Tamara quién la última vez que había visto fue en noviembre, para su cumpleaños.

Nicolás presentó a su nueva novia, Sofía, según dijo el. Una chica copada, se la veía un poco intimidada pero parecía ser una buena chica.

— Voy yo. —le aviso a Toto que estaba a punto de levantarse, claro está que cuando abrió la puerta se arrepintió completamente de hacerlo.

— Sabri. —exclamo Enzo al verla del otro lado de la puerta, tenía a Enzo Santiago en sus brazos y la otra mano entrelazada a la de Florencia y una sonrisa se dibujó en su rostro al verla.

— ¡Hola! —saludo lo más normal—. Pasen, adelante.

En el momento de saludarlo a Enzo, sus fosas nasales se inundaron de su perfume provocándole las mismas náuseas que le provocaba el perfume de Toto, que era exactamente el mismo y había pedido que lo cambiara, ahora entendía el motivo.

— Discúlpenme. —se excuso y desapareció del living para terminar en el baño.

— No me digas que estás bien. —exclamo Salvio acercándose a ella y levantandola del piso—. Acá tenés agua.

— Fue su perfume. —le informo después de hacerse un buche de agua para sacarse el sabor amargo de la garganta—. Me revolvió el estómago.

— ¿No te parece que estamos yendo un poco lejos con todo esto, Sabri? —le pregunto y ella le dedicó una mirada a trávez del espejo.

— ¡Ya lo hablamos Toto! —le respondió indignada—. Los dos aceptamos llevar esto acabo bajo la condición. —Salvio la interrumpió.

— Bajo la condición de que el no sepa la verdad. —termino la oración y ella asintió sin sacarle la vista de encima—. ¿Estás mejor?

— ¿Ahora entendes porque quería que cambiaras tu perfume? —le pregunto graciosa mientras el la abrazaba por la espalda y asentia—. Si estoy mejor, lo mejor sería es que bajemos, los chicos nos están esperando.

— ¿Todo bien? —pregunto Tamara apenas aparecieron en el living.

— Si solo estoy un poco descompuesta. —le respondió con una sonrisa y rogando que su amiga se convenza de que así sea—. ¡Voy a poner la pava!

Aviso y desapareció del living, todavía seguía con el estómago revuelto y solo buscaba un poco de tranquilidad.

— ¿Estás bien? —inmediatamente reconoció su voz y suspiró. Se giró para verlo y asintió con una sonrisa.

— Si, mi estómago está un poco mal. —le explico haciendo un ademán con la mano. Enzo tenía una caja de leche en sus manos y una mamadera—. ¿Que necesitas?

— Calentarle la leche a Santi. —respondio mirándola.

— Déjala que yo me encargo y te la llevo. —hubo un momento en el que su mano rozó la de Enzo provocando miles de sentimientos dentro de ambos, pero más dentro del jugador, quien intento ocultar la sonrisa que se le había formado.

— Sabri... —murmuro el jugador acortando la distancia.

— Tu mujer está en mi sala y mi novio también, Enzo. —emitió ella firme entendiendo lo que iba a venir después—. No alteres las cosas, por favor.

Se alejó rápidamente de él y se dedicó a pasar el agua de la pava al termo.

— ¡Enzo! —lo llamo Florencia ingresando a la cocina la cual no tenía buena cara—. Te venía a decir que no te hagas problema por la leche, Santi ya se durmió. —emitio de mala gana y se fue sin decirle más, el jugador solo suspiró y la siguió.

— ¿Vas a seguir mintiéndome o vas a decirme que te está pasando? —pregunto Tamara desde el marco de la puerta.






Buenaas qué onda? Cómo están? Acá un nuevo capítulo.

Quiero saber que les va pareciendo la novela y si tienen alguna sugerencia o crítica que hacer, dejen comentarios y si no la tienen también dejen comentarios y votos para saber que está bien encaminado. (?)

Otra vez me fui a la mierda con los caracteres dios.

Espero que les guste. 💛

Yam.

As voltas da vida - Enzo Pérez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora