[vueltas de la vida]

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Es difícil aceptar los cambios repentinos que pueden surgir de un día para el otro y cómo también la forma de afrontar todo lo nuevo.

Volver a Lisboa después de lo que pasó con Enzo, la ayudó una vez más a saber que es lo que quería en su vida. ¿Ser feliz con Enzo y poder tener una familia con el? Claro que no, eso se lo dejaba a las películas de amor o novelas. Claramente una de las mejores versiones de ella era con el centrocampista, pero su versión total la creo a lo largo de estos años y Enzo no tuvo nada que ver en ella o tal vez si.

— ¿Estás bien? —le pregunto toto al ver que estaba perdida en sus pensamientos. Tenía colgado el bolso de entrenamiento en el brazo.

— No lo bajes. —le ordenó viendo que bajaba el bolso para apoyarlo en el piso—. Vas a llegar tarde. —se acercó con una sonrisa y dejó un beso corto en sus labios provocando la sonrisa del jugador—. Estoy bien, solo pienso en todo esto que paso y que esta pasando.

Toto bajo el bolso y la abrazo por la cintura con amor y delicadeza cómo lo venía haciendo hace muchos años sin importar todo lo demás.

— Te amo. —murmuró sobre los labios del jugador y volvió sonreír ya que el lo hacía—. Pero te tenes que ir, Eduardo.

Salvio negó con una sonrisa y volvió a ponerse su bolso para irse a entrenar. Sabrina se quedó mirando la puerta una vez que el se fue y mentalmente se repetía que volvió a tomar la decisión correcta.

Ella y Toto habían sido amigos desde hace años, Toto siempre estuvo enamorado de ella y se lo hizo saber desde el principio, pero Sabrina creía que la amistad y el amor no se debían mezclar, por lo que lo tuvo en la friend zone más de 15 años.

La amistad con Toto no solo le había permitido tener lujos extravagantes, porque eso era lo que menos le importaba, la familia de Toto la consideraba como parte de ella mucho antes de que el sea su pareja y ella los consideraba así, como su familia, e incluso esa amistad con Toto le presentó a Enzo.

La semana en la que se celebraron los festejos del campeón allá por 2011 era la primera vez que Sabrina salía fuera del país, su mejor amigo había insistido tanto para que vaya porque era un momento especial para el y quería compartirlo con ella, esa noche Sabrina conoció a la persona que la hizo llegar a la cima sin conocerla, pero no conocía absolutamente nada de esa persona.

Conocer a Enzo aquella noche le trajo felicidades, cómo problemas, pero si ponía en la balanza el conocerlo aquella noche la hizo muy feliz, aunque al principio aprovecho de la cesión de Toto para alejarse de todo, para pensar en que iba a hacer ahora que estaba esperando un hijo de una persona a la que había conocido en una fiesta, una persona que tenía una sonrisa que la podía y que la volvía loca, pero el tenía una familia y lo mejor para el cómo para su familia era que nunca supiera que tenía un hijo con otra.

Acepto esos sentimientos que venía repeliendo por Toto y empezó una vida con el, una vida que nunca se imaginó, todo era un lecho de rosas mientras estaban en Madrid, pero tuvieron que volver a Portugal y tuvo que volver a verle la cara a Enzo después de aquel traspaso repentino. 

Esa noche que volvió a verlo, entendió que nunca iban a poder estar juntos por más que lo deseen mil veces y fue donde entendió que tenía que dejarlo ir.

Miró un momento a su alrededor y vio a su hijo durmiendo en el sillón y se acercó a él solamente para verlo dormir. Paz era lo que Valentino le daba, ademas de que gracias a él entendía lo que era ser mamá, sabía que tenía que hacer lo mejor por y para el. Acaricio el cabello de Valentino y el se removió en el sillón, aprovechó el momento para poner su cabeza sobre sus piernas mientras masajes a el cabello de Valentino a la vez que el dormía.

As voltas da vida - Enzo Pérez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora