c i n c o

397 49 1
                                    

Me acostumbré a ver a aquel chico pasar cada día cerca de la ventana de mi salón. Él era todas aquellas cosas que me hacían sentir bien. Era los rayos amarillos y púrpuras que producían los atardeceres. Era las trufas que tanto me gustaban. Era las ráfagas de aire que llegaban a mí cada día nublado. Era  las estrellas que veía desde mi ventana en el oscuro cielo. Era todo lo que me hacía sonreír.

Me tomó tiempo darme cuenta. El chico de sudadera azul marino me atraía. Pensé, ¿cómo es posible? Ya había hablado de esto. Se suponía que no dejaría que otro chico más tuviera mi atención. ¡Se suponía! 

El jardín de mi mente ©  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora