Una vez más la cafetería era un desastre. ¿Hasta cuando las personas dejarán de ser imprudentes? Tomando en cuenta de que solo una persona es la encargada, deberían ser considerados con ella y no desesperarse porque no los atienden. Mi baja estatura no me ayudó, pues mi turno llegó y ya no había rastro de comida. Eso me pasa por paciente.
—Unas barritas de fresa por favor —dije sin ánimos. Sí, era lo único que iba a comer.
Saqué del bolsillo de mi falda el dinero. No sé porqué en ese momento mi manía por mirar hacia los lados apareció y estuve muy agradecida. Tyler estaba en uno de los extremos, en un intento por ponerle mostaza a su hamburguesa. ¿Por qué haciendo simplemente eso yo ya estaba fascinada con él?
—Se acabaron, mañana surtiré.
Como siempre el chico de sudadera azul era mi distracción y no me di cuenta de que la señora de rizos caramelo me estaba hablando. Desconocía lo que había dicho minutos antes.
—Entonces de piña —hablé sin prestar atención.
—¿Me escuchó? Se acabaron.
Tyler aplastó la botella de mostaza con mucha fuerza y provocó que ésta se regara en la barra y en el suelo. Leí en sus labios las groserías que se le escaparon y me dieron ganas de reír, aunque me sentí mal después.
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El jardín de mi mente © [✔]
NouvellesMe enamoré. Mi mente se convirtió en un jardín. De la nada comenzaron a brotar raíces de distintos tipos de flores. Todo era demasiado bello, cada capullo iba abriéndose y dejando ver una flor de distinto color. Le regalé a aquella persona cada una...