Capítulo 37

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Andrea

Dos semanas después

Llevo dos semanas actuando como si no hubiera pasado nada, aunque mi cabeza esté todo el día dándole vueltas a las cosas. Mi día a día se basa en pasar apuntes, estudiar, sonreír forzadamente e intentar esquivar las preguntas sobre el tema tanto en casa como en la universidad.

He leído cada mensaje que Pablo me ha mandado y no he respondido ninguno. Quizá suene inmaduro, pero no quiero hablar las cosas. Pienso que los hechos hablan por sí solos y yo no puedo perdonarle que me pusiera los cuernos.

¿Las cosas se hablan? Puede ser, pero en nuestro caso no hay nada que solucionar.

Así que he optado por no dar señales de vida, desaparecer, cerrarme en banda y encerrarme en mí misma. Porque lo cierto es me siento decepcionada y triste, siento que han traicionado mi confianza.

Y la confianza una vez que se pierde es difícil de recuperar

—¿Sabes que Lucas está en la federación de motocross? —comenta Samu distraídamente mientras se sienta en el otro extremo del sofá.

Últimamente me he dedicado a contestar a mi familia con monosílabos o movimientos ligeros de cabeza, pero reconozco que lo que acaba de decir mi hermano pequeño logra captar mi atención.

—¿Desde cuándo? —ladeo la cabeza para mirar a mi hermano.

Lucas siempre ha estado interesado en las motos, pero no hasta ese punto. Soy consciente de que ha seguido las carreras desde el sofá de casa, pero jamás había mostrado interés en subirse a una moto.

No que yo sepa, por lo menos

—Desde hace un tiempo —se encoge de hombros—. Has estado tan metida en tu mundo que eres la única que no lo sabe.

Una ligera sensación de culpabilidad se instala en mi pecho ante la confesión de mi hermano pequeño. A pesar de que no lo ha dicho con mala intención, no puedo evitar sentirme mal. Es cierto que desde que volví no me he interesado mucho por la vida de mis hermanos, me he limitado a visitar a mis abuelos, salir de fiesta con mis nuevos amigos, ir a la universidad y encerrarme en mi habitación para hacer vídeo llamadas con cierta persona.

—¿En serio? ¿Y qué opinan papá y mamá? —pregunto.

Samu se acomoda en el sofá y sonríe de lado.

—Mamá le dijo, y cito textualmente: "eres mayorcito Lucas, tú sabrás lo que haces".

—Vamos que no le hace ninguna gracia —deduzco.

No me sorprende que mis padres estén al borde de una taquicardia. Especialmente mi madre, que no le gusta conducir a pesar de que tiene que hacerlo cada día por trabajo. Siempre que vuelve a casa despotrica sobre lo loca que está la gente al volante. Y doy fe, si no os lo creéis solo hace falta que paséis un rato por el centro de Madrid para daros cuenta de que es preferible cualquier medio de transporte antes que un coche.

Por eso no me extraña que mi madre, siendo como es, no acepte que Lucas se suba a una moto. Sobre todo porque es más peligroso conducir una moto que un coche.

—Es que Lucas va a competir.

Abro los ojos, perpleja.

¿He oído bien?

—¿Cómo que Lucas va a competir? —alzo la voz, asimilando la información—, ¿dónde?

—Y yo que sé —se encoge de hombros—, creo que dijo que era dentro de poco. ¿Tú te crees de verdad que presto atención a lo que decís? —eleva las cejas.

Atrévete ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora