Capítulo 2: "Conociendo a la diosa garchadora"

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Capítulo 2: "Conociendo a la diosa garchadora"




¿Qué carajo estoy viendo en frente mío? Esto no puede ser verdad, yo no puedo preparar comida en algo así. ¡Odio los hornos! Eso es para putones, un hombre de verdad hace la comida en una verdadera parrilla...a todo esto, ¿donde está mi parrilla?

—Genial, ¿donde mierda voy a cocinar? —Luego de haber hecho esa pregunta, Freixla camina hacia el maldito horno y me lo señala, después camina hasta algo que había en un pequeño patio al aire libre, al lado de la cocina. Bendito lugar, eso sí es una parrilla, ahí si que puedo hacer asados de puta madre.

—Por aquí, ven. — Ella me hace caminar hasta ese mini patio. A la pelotita, ese horno es toda una belleza, si fuera una mujer, me la llevaría a la habitación mas cara del telo mas lujoso de la ciudad... o al bosque de las afueras detrás de algunos árboles.

—Esta parrilla está muy buena...¿donde tiene un agujero? Creo que quiero meterle la chota. — Me puse a buscar desesperado algún agujero donde entrara perfecto la pija de dimensiones titánicas que tengo...bueno, no tanto.

—No se en qué estarás pensando, pero no se puede tener sexo con una parrilla, a excepción de que seas un gólem de ladrillo. —¿Qué mierda dijo? ¿Un gólem de ladrillo puede garcharse a una parrilla? Nunca había escuchado algo como eso. Ellos tienen buena vida, parece.

—Bien, ahora me vas a escuchar, borreguita de porquería —Caminé muy furioso hasta el horno gris de acero que había en una pared atrás del mostrador y lo señalé, no quería saber nada con tener esa aberración artificial en mi restaurante—. ¿¡Qué mierda significa esto y por qué lo tengo en mi puta cocina!? —Freixla se asustó un poco con esa pregunta, bien, voy a intentar calmarme un poco.

—Eh...eh...es que...sabía que tienen algunas comidas como las tortas fritas, las milanesas, y las empanadas...todo eso no se puede hacer en una parrilla, por lo que pude entender de su cultura. —Ella está con los ojos cerrados y su cara haciendo fuerza, como si estuviera en el baño cagando. Sus manos se cierran en un puño que aprieta con fuerza y sus rodillas las tiene ligeramente dobladas.

—Cierto, esas también son comidas típicas de los argentinos, también los infaltables chipas, no podía faltar todo eso, pero me darás un cocinero extra. Yo no voy a cocinar en un horno, eso va en contra de mis creencias, de mi ideología, y de mi cultura. —Me cruzo de brazos solo para pensar una cosa, ese aparato es solo horno, no hay hornallas, entonces ¿donde mierda piensa que voy a preparar las tortas fritas? ¿Y las milanesas firtas? ¿Y las empanadas fritas? Si por lo menos va a dejar el horno, que me traiga una freidora.

—Debiste pensar en eso antes, yo solo estoy para ayudarte a empezar con tu negocio en este mundo. No estoy para hacerte el trabajo, o parte de él. Buena suerte con tu nuevo emprendimiento y buenas tard... —Antes de que termine de despedirse, la agarré fuerte del cuello y la miré a los ojos intentando ser intimidante, pero la verdad es que con los genes de mierda que tengo, mi cara solamente causa gracia, debí haberme dedicado a ser un payaso.

—Dos cosas. Primero: no pienso usar ese horno, por lo que te voy a poner a vos a cargo de eso, no quiero volverme un hereje. Segundo: Traeme vacas que con algo tengo que empezar, ¿o creías que la carne aparece mágicamente como tus pezones atrás de la transparencia de tu vestido? —Le señalo los costados del escote de su vestido, donde se transparentaba la prenda dejando ver en todo su esplendor a ese apetitoso par de tetas...¡no! Basta, mente pervertida, no soy un 'Pedobear'.

—¿Qué? ¿Hay algo de malo en que use ropa transparente? Por aquí es totalmente normal, pero solo en la parte superior. Mi madre si es tremenda, ella siempre va por ahí desnuda sin importarle absolutamente nada. —Genial, anotado. Mi ganso va a estar encantado de ver a tu mamita y pensar en hacerte mi hija. Solo espero que no sea una Moria Casán.

—No, ningún problema, todo lo contrario. Es mas agradable para mis ojitos. —Sonrío al poder disfrutar de la vista de sus tetas sin que me diga nada. Menos mal que no es una feminista...creo, pero no lo parece, no está corriéndome por todos lados intentando matarme por observarle lo que su ropa me dejaba ver.

—Bueno, en fin. Me iré a buscar las vacas, y te ayudaré en el horno, pero va a ser solo durante el primer tiempo, después te haces cargo tu solo. —Ja, que mina complicada esta, pero por lo menos safé de tocar el maldito horno. Algo es algo. Y ahora, ¿qué hago hasta que ella vuelva? Freixla ya está saliendo y caminando en dirección hacia la derecha. Yo me quedé solo, solito en este lugar vacío.

Mucho tiempo después entra a mi restaurante todavía sin inaugurar, una mujer alta, de pelo negro ondulado, y su cuerpo...¡Estaba desnudo! ¡Ella estaba sin compañía y andaba desnuda! ¿Qué mierda le pasa? ¿Esta se escapó de un manicomio? Oh, pero mirá que linda empanadita tiene ahí abajo, con gusto voy a recibirla.

—Buenas tardes, bella señorita, ¿en qué la puedo ayudar? —Lo primero que esta tipa rara hace en cuanto le hablé es venir hacia mí y lamerme el cuello sosteniendo mi cara con sus manos. ¿Y esta quién se cree que es? Tampoco es que estoy tan necesitado.

—Oh, discúlpame señor. Soy Nikeyra, la gran diosa de la sexualidad. Me enteré que eras el nuevo héroe que llegó desde el mundo humano asi que quise venir a darte una recibida muy cálida..no, no...una recibida muy caliente. —La voz con la que ella me habla parece la de una buena puta por la que pagaría encantado, pero...pará un poco, cerrame la ocho. ¿Esta no es la madre de la pendeja de mierda que me está ayudando con este restaurante? Bien, es hora de revivir mis épocas de pendejo cuando me encamaba con todas las minas que se me cruzaban, ya después vino el matrimonio y mi vida se fué a la basura.

—Oh, Nikeyra, su hija Freixla me habló muy bien de usted. Me gusta el trabajo que hace por este mundo ayudando a la gente. —Intenté sonar inteligente e interesante, pero ella solamente puso una cara de pelotuda increíble, como si no hubiera entendido un corno de todo lo que acabé de decir.

—¿Ayudar a la gente dices? Pero si lo único que hago es coger con todas las personas que hagan un ritual digno y me invoquen entregándome una ofrenda. Eso no es precisamente ayuda, solamente me encargo de que todos los que estén desesperados por sexo, me cojan teniendo que hacer temporalmente, cualquier cosa que ellos quieran. —A la mierda, eso sí que me interesa.

—¿Y todos pueden invocarte? Por ejemplo, si yo quiero tener una noche especial ¿puedo llamarte? —pregunto haciendo un gesto de depredador sexual que no pude evitar poner en mi cara. Lo mas raro de todo esto es que a ella no le molestó que me mostrara como alguien que se la quiere garchar a cualquier coste.

—Tu fuiste llamado como el héroe que llegó a este mundo para salvarlo, asi que no necesitas invocarme, solo debes llamarme a través de Freixla y vendré en seguida. Y solo por ser ti podré ofrecerte algunos servicios extras. —Genial, que no se diga mas, tengo algo especial que pedirle.

—¿Puedo pedir ahora mismo uno de esos servicios extras? —Me froto las manos pensando en lo que quiero que ella me haga ahora mismo. Si, es algo que estoy necesitando y mucho, no puedo esperar mucho mas.

—Por supuesto, yo no le veo el problema. Freixla no esta aquí ahora mismo, asi que podemos hacer cualquier cosita mala. —Ella empieza a reír como una desquiciada, ¿de verdad pensaba que iba a pedir algo malo? Mas bien, voy a pedir algo malísimo.

—Bien, entonces, traeme una botella de fernet de primera marca, sino, consígueme una buena botella de vino mendocino premium. Si no tienen nada de esto, preparame los mejores mates que pueda tomar en toda esta puta vida nueva que estoy teniendo acá. —Una vez que solté mi solicitud de servicio extra, ella puso cara de decepción. Me importa una mierda lo que ella piense, dijo que podía pedirle lo que quiera, y eso hice. De pronto empiezo a ver esto con unos muy buenos ojos. Tal vez no esté tan mal haber venido a este mundo.

—Oh...como diga señor. —Pobrecita ella, quería que me la cogiera pero no consiguió lo que vino a buscar, buena suerte para la próxima...espera, yo había jurado hacerla mi hija a Freixla...¡La reconcha puta madre que lo re mil parió!




Continuará...

Soy un parrillero argentino que llegó a otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora