Capítulo 7: "El héroe con harén, quiere un harén de milanesa".

143 22 17
                                    

Capítulo 7: "El héroe con harén, quiere un harén de milanesa".



Ya pasaron, mas o menos, unas dos horas desde que la elfa amiga de la pendeja esta se fué, después de ella, no tuve ningún cliente mas. Ya está empezando a anochecer, espero que llegue alguien ya porque me estoy aburriendo de nuevo. Freixla logra entrenerse leyendo un libro sobre la cultura argentina, pero yo no tengo nada con lo que desaburrirme.

Menos mal que está llegando un cliente, o debería decir...¡Un tumulto de clientes! Lo primero en entrar es un hombre con una gran armadura plateada, acompañado de siete hermosísimas mujeres, igual de semi desnudas que la elfa de hace unas horitas, todas le decían cosas románticas y que se lo querían coger. Loco, que envidia le tengo a este pibe.

—Hola gente, soy el héroe Meoladas. Vengo aquí por un pedido especial. Mis chicas y yo, tenemos ganas de un gran banquete digno de nosotros. Queremos un total de 24 milanesas, y que sea rápido. —A la mierda, ¿24 milanesas? Nunca antes habíamos tenido un pedido tan grande. Esos son...uno, dos, tres...cuarenta y cuatro...eh, ¿qué?...ah sí, equivale a 3 milanesas por persona.

—Nuestro primer pedido grande, y encima para una persona que se preocupa por protegernos de los malvados ejércitos demoníacos. No se lo podemos negar. Eso sí, necesitaré tu ayuda, no puedo con tanto yo sola. —En realidad, estoy encantado de tener un cliente que pidiera tanto, pero no me gusta que tuviera que usar el horno. Me cago en las ideas de mierda que tiene esta piba.

—Bueno, dale. Vamos a hacerlo, tenemos suerte de que este es un horno grande. —Posta, ahí creo que fácilmente, entran unas diez pizzas, o mas o menos, unas treinta milanesas. Esto no puede ser tan difícil. Solamente es cuestión de seleccionar varias fuentes, empaparlas en aceite, y llevar las milanesas hasta que estén bien doraditas. Algo muy fácil, si no hubiera sido porque...

—Uno de mis sacos de cemen...digo, una de mis chicas quiere que sus tres milanesas sean a caballo. —La variedad de milanesas 'a caballo', se trata de poner sobre la carne rebozada, uno o dos huevos fritos. Si querés engordar y no tenés problemas con el hígado, es ideal. A mí no me gusta tanto, prefiero la milanesa napolitana, pero si me ofrecen una a caballo, la como igual, después de todo, es comida.

Ahora vamos al problema principal, que son dos: primero, la freidora para preparar los huevos no está lista, y en segundo lugar, ya todas las milanesas estaban haciéndose dentro del horno. La única forma en que puedo hacer algo, es que estén tres, bastante cocidas, pero no del todo listas, y luego mandarle los huevos fritos, y darle en el horno, lo que le reste de cocción. Mientras se hacía el primer horneado, rompo los huevos —en el sentido literal de esa frase— sobre una placa y dejo que, de a poco, se vayan friendo.

Sentí que esos escasos minutos hasta que pudiera pasar a darles el segundo horneado a esas tres milanesas a caballo, pasaron volando. Por cierto, empiezo a pensar en otra posibilidad por la cual, el local estaba tan vacío, no hay nada de música. Si por lo menos, tuviera algún escenario pequeñito donde traer bandas de rock argentinas...la puta madre, que bueno estaría eso.

Siguiendo la correspondiente preparación, quité las tres milanesas del horno, y dejé caer dos huevos fritos encima de cada una, aprovechando de que eran grandes. Incluso me parece que, por hay hasta entraban tres en cada una. Freixla sabe preparar milanesas muy grandes, no quisiera tener que entrarle a mas de una en el mismo almuerzo.

—En unos minutitos estará lista toda la comida que me pidieron. Por cierto, señor Meoladas, ¿qué lo trae por este reino? Me enteré de que derrotó al malvado rey demonio en esa solitaria isla en el Océano Negro. ¿Está de descanso o viene por otro trabajo? —Freixla le habla amigablemente al cliente, ¿siempre es así con todos o simplemente trata de empatizar para que vuelvan a venir a comer acá?

—Así es, vengo de derrotar a esa escoria, ahora vine a este maravilloso reino, porque la familia real quiere que tenga una reunión con ellos. Al parecer, quieren que me case con la princesa...tener una octava esposa, ¿quién lo diría? —Pará todo, aguantá un cachito. ¿¡Cómo mierda es eso de tener ocho esposas!? ¡No amigo! ¡No te mates de esa forma ocho veces!

—¡No lo hagas! ¡Es un infierno estar casado! —Auch...se me escapó. Espero no haberlo molestado. Aunque sabe muy bien que algo de lo que dije es cierto: no se casen nunca o vivirán la peor pesadilla de sus vidas. Lo digo en serio.

—Te entiendo, amigo —Contrario a todo lo que pensaba que iba a pasar, él se me acerca para decirme algo en voz susurrante—. Por ser el héroe que salva el mundo de todos los peligros, gano dos millones de lingotes de oro al mes, ¿cuanto veo yo de todo eso? Nada. Estas locas se gastan todo comprándose ropa que solo usan una vez. ¿Puede haber algo mas estúpido que eso? —Pobrecito, ya experimentó en carne propia lo que es estar casado. Después de lo que dijo, solamente pudimos darnos un fuerte abrazo de contención.

—Ustedes chicas, ¿se sienten cómodas siendo un harén? He visto muchos casos de chicas, que solamente quieren que su novio, esposo, amante o lo que sea, fuere solamente para ellas. Pero veo que ustedes lo comparten sin ningún problema. —Nuevamente, vuelve a hablar, pero esta vez, con las chicas que acompañan a Meo...Mea...Mío...la concha de la lora, me olvidé el nombre.

—Por supuesto, a pesar de que todas tenemos edades muy diferentes, e incluso, una de nosotras es menor de edad. Todas compartimos hogar con él, y hacemos todas las tareas de la casa, tales como limpiar, lavar la ropa, cocinar y demás. La verdad, es que nunca hubo ni hay celos entre nosotras, solo nos importa tener sexo con él, todas al mismo tiempo. —Mierda, a pesar de que me gusta mucho coger a minas tan lindas, mi cuerpo ya no aguanta a siete al mismo tiempo...y pronto ocho. Hijo de puta, ¿cómo carajo hace para soportar eso todos los días?

—Genial...oh, por cierto, la comida está lista. ¿La comen aquí o la van a llevar? —Freixla empieza a retirar, una por una, las fuentes en donde estaban horneándose las milanesas. Todas lucían excelentes y muy apetecibles...pero no, eso no está hecho en una parrilla, no merece un paladar tan fino como el mío.

—Lo vamos a llevar, queremos comer en la plaza principal, mientras admiramos el paisaje urbanístico de la ciudad. —La pibita que me acompañaba a mí, guardó las milanesas en bandejitas tapadas con tres cada una, y las entregó a todas es una gran bolsa blanca. Después de eso,fuí yo quien tuve que pasar a cobrar: 500 loxas fué el pedido de ellos.

Nuevamente, mas clientes marchan de mi nuevo restaurante parrilla muy contentos por la excelente atención que, tanto Freixla como yo, le brindamos al local. Los dos somos un gran equipo, siento que si seguimos juntos, podemos lograr cosas impensadas, pero por ahora, toca atender a una muchacha que ingresa.



Continuará...


Soy un parrillero argentino que llegó a otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora