¿Alguna vez os habéis parado a mirar las nubes? ¿No?
Pues si no lo habéis hecho, no sé a que esperáis.
Ver las nubes, es como ver la vida con otra perspectiva.
Os sentís como, ¿libres? Si, creo que esa es la palabra perfecta para describir lo que se siente.
Hay diferentes clases de nubes.
A veces, las nubes están grises, inclusive negras. ¿Eso significa que vaya a ser un mal día, o un día triste? No. No tiene porqué.
Incluso, te pueden gustar las nubes así. A lo mejor te sientes identificad@.
Luego, también está ese tipo de nubes blancas como la hebra de un oso polar. Esas, que parecen tan blanditas como el algodón de azúcar. A lo mejor, te has planteado alguna vez probarlas y todo. Esa clase de nubes, aparecen en los días que el cielo está azul como el mar, y en los que brilla el sol como nunca. ¿Eso significa que vaya a ser un día maravilloso y perfecto? No. No tiene porqué.
Pero eso sí. Sin duda, la clase de nubes que a mí más me gustas son las del atardecer. Diréis, ¿Por qué? Son, las típicas nubes, que me gustan observar, por el simple hecho de que hacen que me replanteé lo que me está pasando en mi vida.
Son las típicas nubes que son blancas, pero que se refleja la luz del sol, haciendo que se vean rosas, naranjas, o incluso azules.
Me gustan, por el simple hecho, de que cada vez que estoy mal me consuelan. Y eso es lo que más me gustan de las nubes. Que te consuelan, sin si quiera decir una palabra.
Son muy interesantes la nubes, ¿verdad?
Te invito a que las observes de vez en cuando.