—¡Leonardo!— Llamaban a lo lejos, o eso parecía para el azabache.
Todo estaba de color negro, intentaba abrir los ojos pero no podía, lo último que recordaba era salir del escenario, pero después de eso... Nada...
—¡Leonardo! ¡Hijo por favor reacciona!...
[...]
Un aroma peculiar llegó a la nariz de Leonardo, un aroma que anteriormente habían olido. Yodo y a alcohol, medicamentos y un pitido de vez en cuando, era lo que Leonardo podía oír.
Abrió los ojos de a poco, viendo una habitación totalmente blanca, con un televisor frente a él, justo en la pared. Sabía donde estaba, sólo bastaba aquel aroma y ver la habitación blanca para saber que se encontraba en el hospital. Frunció el entrecejo y cerró los ojos para poner una mano en su frente, regañándose a sí mismo.
—¿Leonardo?— Interrogó una voz familiar, el mencionado quitó la mano de su cara sólo para ver a su hermano menor, mirándolo con preocupación —¡Leo!.
Mikey abrazó a su hermano con cuidado, soltando en llanto, debía admitir que por un momento tuvo miedo de perder a su hermano mayor.
—Mikey...— Susurró el azabache casi sin fuerzas, ¿cuándo había perdido las fuerzas como para sentirse así?.
—Nos diste un buen susto hermano...— Balbuceó el pelirrojo entre dientes, restregándose su cabellera alborotada.
—Perdona...— Susurró como pudo para corresponder débilmente el abrazo de su hermano menor.
—¿Cómo te sientes?— Preguntó el más alto con una sonrisa de alivio esbozada en sus labios, en serio se había preocupado por su hermano mayor.
—Bien... Cansado...— Susurró y se recostó en la camilla nuevamente, con ayuda de su hermano.
El pitido que había escuchado entre sueños, había sido nada más ni nada menos que la maquina que usaban para cuidar su pulso, realmente no le sorprendía que la maquina pitara tan lento.
—Supongo que es normal...— Susurró Donatello.
—¿Qué pasó?— Preguntó el azabache y miró a sus hermanos con cierta incomodidad, había un tuno delgado entrando por sus fosas nasales, el cual parecía darle oxígeno, y vaya que le molestaba.
—Bueno... Te esforzaste de más y te desmayaste saliendo del escenario— Comenzó a explicar Donatello —Briana fue la que le aviso a medio mundo que te habías desmayado, y pudieron llamar a la ambulancia a tiempo...
Leonardo suspiró ante aquella explicación, ahora entendía por que le dolía su pecho en ese momento. Cerró los ojos y puso una mano en su cara.
—Bueno, eso explica porqué estamos en el hospital...— Murmuró.
—¿Por qué no nos dijiste que te sentías más?— Reclamó el genio.
—Será mejor que nos lo expliques a nosotros, sino quieres que mamá y papá te den un sermón— Amenazó el pelirrojo y lo señaló con el dedo, él tan sólo suspiró y con cuidado, y ayuda de sus hermanos, se sentó en la camilla.
—Quería tocar el piano...— Comenzó a hablar entre pequeños jadeos —Quería hacerlo, pero si decía lo mal que me sentía, nuestro padre no me hubiera permitido tocar...
—Obviamente— Mencionó el castaño para rascarse la nuca —Ves en la situación en la que estás, y tú mismo no te cuidas...
—Lo hago... Pero, sólo por una vez en mi vida, quería saber lo que era estar en un escenario, tocando el piano para deleitar a las personas...— Susurró el azabache bajando la mirada, y de vez jugando con el suero de su mano.
—Lo hubieras podido experimentar después del trasp-
—No— Interrumpió el ojizafiro y miró a Donatello, con una mirada que lo decía todo —Donnie, tú y yo, mejor que nadie sabemos que no tengo tiempo...
—Lo tendrás, Leonardo no pierdas las esperanzas— Ánimo el pelirrojo, mirando a su hermano con tristeza.
—Por favor, sé que es duro... Pero, es muy difícil que tenga el trasplante, y lo saben....— Habló firmemente el pelinegro —Tengo diecisiete, y todos sabemos que sin un trasplante moriré pronto....
Todo se quedó en un silencio sepulcral, el pecoso se había quedado en silencio, aguantando sus lágrimas lo más que podía. Leonardo bajó la mirada y suspiró pesadamente, puso una mano en su pecho y se soltó en llanto, se sentía débil por todo lo que pasaba.
—Lo vas a lograr... Y-Yo se que lo harás— Ánimo el más alto para abrazar a su hermano —Sólo tienes que aguantar un poco más...
Leonardo correspondió el abrazo con fuerza, en verdad lo necesitaba. Sus demás hermanos lo abrazaron con fuerza, así duraron por un par de minutos.
—Además... Aún le tienes que explicar a la chica esa lo que te pasó— Mencionó el pelirrojo separándose del abrazo —No se ha ido desde que te pasaron a la habitación, y vaya que tiene dudas.
—¿En serio?— Preguntó Leonardo para mirar a sus hermanos asustado.
—Sí, es muy en serio. Y no es para nada tonta, ya me di cuenta de eso...— Comentó Donatello y se rascó la nuca —Y tendrás que hablarle con la verdad...
Leonardo miró a su hermano, abriendo sus ojos lo más que podía, claramente estaba asustado.
—Oh no...— Se quejó y bajó la mirada a su pecho, tendría que hablar con la verdad, y está vez, no podía mentir... Habría que revelar su secreto...
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•Continuará...
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Al ritmo de mi corazón.
FanfictionSe narra la historia de un sobreviviente, un pianista. al cual, le queda muy poco tiempo, Su sueño es tocar en un presitigioso teatro y demostrar su talento. Y esperar, esperar a que lo recuerden... ♡Idea original mía. ♡No se permite copiar. ♡Fanfic...