Al ritmo de mi corazón.

Cαᴘíтυʟᴏ 7

Narrador omnisente.

Aquel día tan esperado había llegado con mayor rapidez de la que esperaban, Briana y Leonardo ensayaban antes del gran espectáculo, estaban emocionados y sus corazones rebosaban de alegría y entusiasmo.

—Una vez más, desde el principio— Ordenó la azabache con el violín en manos, en espera de Leonardo. 

Leonardo asintió ya un tanto cansado y comenzó a tocar el piano, de alguna forma, lograba transmitir tantas emociones en una sola melodía; amor, dolor, tristeza... Melancolía...

Le daban cierto toque especial a la canción. Briana suspiró, balbuceó palabras al viento y comenzó a tocar el violín, moviendo sus dedos de una manera lenta pero precisa, con el violín de acompañante, las emociones brotaban. Pareciera como si la habitación se llenaba de colores, impresionando a cualquiera.

—Disculpen— Llamó una maestra desde la puerta, ambos jóvenes pararon de tocar y miraron a aquella persona —En verdad tocan maravilloso.

—Ciertamente podríamos mejorar, maestra Ana— Corrigió Briana con su toque de seriedad impregnado en su voz —Y quizás, si pudiéramos terminar la pieza como es debido, tocaríamos mejor.

—Oh... En verdad lamento interrumpirlos— Se disculpó la maestra y se inclinó en forma de disculpa para luego sonreírles a ambos —Pero, vine a avisarles que tienen que ir a cambierse para la presentación. Los jueces han llegado y no querrán hacerles esperar.

Briana bajó su violín al suelo y rápidamente lo metió a su estuche y miró a Leonardo para cargar el violín sobre su espalda.

—En ese caso, no hay tiempo que perder— Dijo con una tenue, casi invisible, sonrisa.

—Iré en un momento— Respondió Leonardo para levantarse y guardar las partituras en su mochila.

—Bien, no tardes— Reprendió la azabache.

Leonardo asintió y comenzó a caminar fuera, iba con sus hermanos y padres, pues habían quedado de verlos antes del gran show.

—¡Leo!— Gritó el menor y corrió para abrazar a su hermano mayor.

Leonardo sonrió correspondiendo el abrazo de su pequeño hermanos, abrazándolo como nunca en su vida lo había hecho.

—Hola Mikey... ¿Y los demás?— Interrogó con una sonrisa para acariciar la cabeza de su pequeño hermano.

—Por allá— Señaló a la entrada y comenzó a jalar del brazo a Leonardo.

El ojizafiro sonrió y comenzó a correr a un paso tranquilo a lado de su hermano. Topándose con sus padres y hermanos menores.

—Hola a todos—  Saludó con una sonrisa a su familia.

—¿Listo para la presentación?— Interrogó Splinter sin preambulos, Leonardo se paró firmemente y asintió, inclinando de vez su cuerpo.

—Más que listo— Comentó entre risas.

—Me alegro cariño— Respondió Sheng para darle un beso en la mejilla a su hijo mayor —Sólo, no te esfuerces demasiado, ¿de acuerdo?.

—Hai— Asintió una vez más —Estaré bien, mamá.

—Lo sé mi niño...— Ánimo sin evitar soltar lágrimas fe la emoción —Me prometí que no lloraría.

—Mamá...

Leonardo abrazó a Sheng, dejando que esta soltara en llanto y luego lo mirar entre risas avergobzadas.

—Haz crecido mucho...— Comentó para limpiarse las lágrimas —Ya no quiero que crezcas...

—Ni yo madre... Aún no quiero llegar a ser grande... No estoy listo— Respondió y suspiró pesadamente.

—No te preocupes, todo estará bien— Ánimo su madre con una amplia sonrisa y le entregó su traje azul marino en sus manos —Es hora de que te cambies... Necesitas estar más guapo para el gran show.

Leonardo asintió, le dio una mirada a su familia y entró para cambiarse de ropa e iniciar aquel show que tanto anhelaba.

[...]

Leonardo se encontraba en el camerino cambiándose de ropa, yo traía puesto el traje azul marino dejando resaltar sus ojos azul zafiro, se miró al espejo acomodó su moño y suspiró.

—No lo hagas por favor no me falles— Se suplicó a sí mismo y puso una mano en su pecho —Sólo permite que toque este día, y después, que pase lo que tenga que pasar...

No lo haga con tal de obtener gloria, hazlo para que si quiera unas pocas personas te recuerdan como el joven talento de Nueva York.

Continuará...