Al ritmo de mi corazón.

Cαᴘíтυʟᴏ 13

N/A.

Bueno como saben una historia cuando se narra en tercera persona no se puede hacer otro tipo de narración. Pero por desbloqueo de el escritor y ganas de intentarlo nuevamente así se cambiara a primera persona, por lo que pido que no me juzguen o regañen, sé que no se hace así pero igual ya es el epílogo y necesita un buen toque de final jsjsjsj.

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●••Cuatro días después••●

-Entras en diez minutos -informó un joven de lentes entre abriendo la puerta levemente para que pudiera escucharlo, poco después cerró nuevamente la puerta y se retiró.

Me puse de pie de a poco, levanté mi violín con cautela de no tirarlo y abrí el estuche para sacarlo, realmente estaba nerviosa, más por que tendría que tocar sola... Sí, leyeron bien, sola...

-Vamos Briana... Tú puedes -me susurré a mí misma mientras sacaba mi violín, observando las presentaciones de los demás por medio de un pequeño televisor que se hallaba en la habitación donde estaba-, hazlo por Hamato...

Decidida a tocar aquella melodía me encaminé hacia la puerta, abriendo la misma para después salir observé el largo pasillo por unos segundos antes de cerrar la puerta y caminar por el mismo pasillo, repitiéndome una y otra vez que todo estaría bien, que debía tocar el violín por mí y por Leonardo, era lo único además de las partituras que rondaban por mi mente.

[...]

La noche en que hablé con Miguel Ángel mi madre logró llevarme al hospital, no podía evitar que la desesperación y los nervios por saber de Leonardo me comieran viva, pero era momento de estar firme, no podía simplemente ceder ante las lágrimas en un momento así, menos ahora, pues llorar nunca fue lo mío. Al momento en que llegamos bajé casi corriendo de el auto y de la misma forma entré en el hospital, sentía que debía llegar pronto a la habitación de Leonardo, ni siquiera supe cómo fue que lo logré, pero así fue pocos minutos después, cuando sin darme ya estaba fuera de la habitación de Hamato.

«Algo no anda bien... »pensé de inmediato al ver a sus hermanos fuera, y a sus padres en la puerta, abrazándose el uno al otro.

- ¿B-Briana?- preguntó el temperamental de todos al notar mi presencia, lo cual me extraño pues realmente no parezco agradarle en lo absoluto.

-Rafael... ¿Qué ha pasado?, ¿Leonardo se encuentra bien? -cuestioné con rapidez, quizás podría sonar paranoica pero de verdad me había preocupado por él.

En ese momento mis nervios se pusieron peor lo que ya estaban al no oír respuesta de nadie, Rafael agachó la mirada sin darme respuesta alguna, Donatello solamente desvío la mirada abrazándose a sí mismo... Lo que más me hizo pensar en que algo malo había pasado fue el llanto de el menor de los hermanos, me giré a verlo y pude notar como se había abrazado a sí mismo, comenzando a llorar más de lo que ya estaba, encogiéndose en su asiento.

- ¿Qué ha pasado?... -insistí con mi voz quebrada, no podía llorar aun que quisiera pero odiaba ese nudo en la garganta que te impide hablar.

El más alto de los hermanos levantó la mirada acercándose a mí, yo solo miraba con duda y temor a al castaño, sentí como sin más me rodeó con sus brazos y me apegó a él para después decirme lo que me temía;

-L-Leo... -su voz titubeó, podía notar que estaba llorando apesar de no poderle ver bien el rostro-. Leo tuvo un paro cardíaco...

Sentí como si me estrujaran el corazón y a la vez como el estómago me dio un vuelco, debía ser mentira, debía serlo, Leonardo estaba perfectamente bien cuando lo había visto esta mañana, debían estar bromeando conmigo.