INFIERNO

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¡Atención!, esta parte puede contener spoilers de anteriores novelas.

Oliver despertó y lo único que veía a su alrededor era oscuridad.
Miraba hacía todos lados y no había absolutamente nada, así que asustado, se levantó y comenzó a caminar para después correr.

Corría lejos de aquella oscuridad sin parecer llegar a algún lugar en especial.
Se encontraba demasiado cansado luego de varios minutos, e incluso le dolía la cabeza solo de intentar averiguar como llegó ahí.

—¡Maldita sea, alguien que me ayude!.— Gritó con desesperación.

Por fin a lo lejos logró divisar una pequeña luz, al parecer sus esfuerzos valieron la pena.

Entre mas y más se acercaba, la luz era más visible, aunque parecía muy tenue y baja.

Logró ver un letrero en letras neón con la leyenda "El Infierno", y justo debajo había un estante lleno de botellas de alcohol y un cantinero sirviendo en la barra a varias personas que se encontraban sentadas alrededor.

—¿Que demonios es éste lugar?, ¿Como vine a parar a un bar de mala muerte?.

—¡Asiento para uno mas!.— Gritó el cantinero, mientras una silla se colocaba en la barra.
Oliver dudo un poco pero al final tomó asiento.—¿Que deseas tomar?.— Preguntó el hombre, a quien apenas se le veía la cara, pues llevaba una máscara.

—Yo... Yo creo que tomaré un vodka.— Dudó un poco el chico.

—A la orden. — Dijo el cantinero mientras rápidamente servía el trago.

—Te estábamos esperando querido. — Se escuchó una voz femenina.

—¿Quien... Quien eres?.— Preguntó Oliver mientras intentaba ver a la mujer delante de el.

—Oh claro, me presento. Mi nombre es Catalina, viuda de... Bueno realmente los apellidos y los títulos no importan en este lugar, así que solo llámame Catalina.— Oliver no pudo evitar fijarse que la mujer tenía algunas quemaduras y lesiones, a pesar de ello, llevaba un vestido muy elegante, como en los años 30's.

—Mucho gusto señora, mi nombre es Oliver.

—Veo que te llaman la atención mis cicatrices. — Dijo la mujer, con una sonrisa en el rostro.

—Lo... Lo lamento.

—Tranquilo, esto me pasó por ser ambiciosa, pero no me arrepiento, gracias a ello viví muy buen durante mucho tiempo. — Narró Catalina mientras le daba un sorbo a lo que parecía una taza de té.

—Y pudimos lograr nuestro cometido, si no me hubieras traicionado, perra infeliz.— Se escuchó la voz de otra persona mas.
Oliver veía como un chico mas o menos de su edad, se acercaba a el.

—Este mal educado piojoso que está detrás de mi se llama Pablo.
No le hagas mucho caso, sigue dolido por lo que le pasó.— Contó Catalina.

—Ojala pudiera volver y matar a esos dos.— Dijo Pablo lleno de rabia.

—Superalo cariño, a éstas alturas Paolo y Estéfano ya deben de estar muertos.

—Si, pero yo quería matarlos con mis propias manos.

—Bueno, bienvenido cariño, sientete como en casa.— Dijo Catalina a Oliver.

—¿Que es éste lugar?, ¿Es un bar o que?.— Preguntó el recién llegado.

—¿Acaso nos ves el letrero con las luces neón?. — Cuestionó la mujer.

—Si... Pero, no creo que sea un infierno real, esto solo parece un bar de esos que salen en películas.

Pecado MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora