Capitulo 14

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Oliver no se había tomado la menor molestia de asistir al entierro de su abuela.
Había preferido quedarse en su casa a ver el televisor, mientras Lucio le hacia compañía.

—No entiendo, ¿Por que no fuiste con tu abuela a darle el último adiós?.— Cuestionó Lucio, mientras veía como su amigo cambiaba de canal una y otra vez.

—Estoy seriamente afectado mi querido Lucio. Además, odio los cementerios, me dan repulsión por eso decidí no ir.

—Sinceramente no pareces muy afectado. Conociéndote, dudo que siquiera te sientas mal por su muerte.

—Deberia violarte otra vez, sabes, me encantó meterte mi polla, tienes un culo muy rico.

—Creo que ya estás muy bien, ahora yo me largo de aquí y espero no volverte a ver  en mucho tiempo.— Lucio se levantó de la cama dispuesto a marcharse, pero Oliver se abalanzó sobre el y lo abrazó por detrás mientras lo detenía.

—Era broma, sería incapaz de violarte, otra vez.— Se rió Oliver.— Pero hablando enserio, sabes que volvería no hacerlo y lo prometí, te juro que fueron las drogas, pero por favor no te vaya. Me siento muy solo ahora sin mi abuela, te necesito.

Lucio suspiró y rodó los ojos en señal de fastidio. — Bueno, solo con la condición de que no vuelvas a mencionar nada de lo que pasó.

—Lo prometo culo sabroso.

—¡Oliver!.— Gritó molesto el pequeño Lucio.

—Ay, no aguantas nada.

En ese momento sonó el teléfono de la mansión, y Oliver corrió a responder mientras Lucio iba detrás de el.

¿Alo?.

—Buenas tardes joven Oliver, soy el abogado de su difunta abuela. Llamo para informarle que iré esta misma tarde para leer el testamento que mi clienta redactó. Aunque a estas alturas ta sabe que todo lo que ella poseía ahora pasará a manos de usted, pero bueno, la lectura del testamento solo es una formalidad. Nos vemos hoy a las 15:00. Hasta entonces.

—Claro, gracias señor abogado, que tenga un hermoso y lindo día, bye.

Oliver colgó mientras una enorme sonrisa se dibuja en su rostro y miraban con gran felicidad a Lucio.

—¿Te das cuenta?, estoy a punto de ser millonario. Por fin voy a salir de la mierda en la que vivía y por fin voy a comprar todo lo que he deseado. Y bueno, después de violarte obvio voy a recompensarte por ello.

—Me alegra que hayas logrado lo que querías, pero el dinero no va a reparar el daño que me hiciste. Y no, no deseo nada de dinero, mejor deberías invertir y hacer alguna donación.

—¿Darselo a los pobres?.— Oliver hizo una mueca.

—Si, no tiene nada de malo.

—Stop, stop, stop, alto ahí. Osea... ¿Hablas enserio?, yo no tengo la culpa de que los pobres sean pobres, no voy a darles mi dinero, ni loco.

—Que caritativo.— Soltó sarcástico Lucio.

—Piensa lo que quieras, pero es mi plata y yo la gasto en lo que me venga en gana.
Voy a comprarme un auto, uno convertible, y voy a pintar la mansión y tiraré todos los adornos y cerámica pasada de moda que tenia mi abuela.

—Deberias respetar por lo menos eso.

—Si quieres esas porquerías, puedes llevártelas, hasta los calzones de mi abuela te puedes llevar si quieres.

—Eres un idiota.

—Y me amas lo se.





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Por la tarde el abogado llegó a la mansión mientras Oliver estaba en calzoncillos.
Se levantó y abrió la puerta con desgane.

El abogado lo miró de pies a cabeza.

—¿Que?, ¿Nunca había visto a un hombre en calzoncillos?.— Cuestionó Oliver con una sonrisa perversa.

—Buenas tardes Oliver, y no se preocupe, de todos modos veo que está muy.... Cómodo.

—Bien, pasemos al estudio señor abogado, necesito terminar esto lo mas pronto posible.

—No se preocupe joven, trataré de ser lo mas breve posible.
La lectura del testamento es un mero formalismo.

—Entiendo, pues hagamoslo.

Ambos entraron al estudio, mientras Oliver tomaba asiento, el abogado sacaba los papeles mientras se sentaba frente al chico.

—Bien, veamos:

"Yo, Josefina de Rentería, en pleno uso de mis facultades mentales y en plena conciencia, hago saber al estado por medio de esta carta, que dejó absolutamente todos mis vienes a nombre de mi nieto, Oliver Rentería.
Es y será mi heredero universal sin que nadie pueda invalidar esta decisión que he tomado.
Que se cumpla así con la voluntad que aquí mismo he expresado".


—Coño, ¿Entonces ya todo es mio?.

—Tal cual se lo acabo de leer. Bueno, aparte su abuela dejó otras dos cartas, ¿Quisiera usted que las leyera?.

—Quisiera que levantara mis piernas y me follara bien duro.

—Eso quiere decir que mi trabajo aquí ha terminado. Que tenga buen día.— El hombre metió un documento a su maletín y se dispuso a irse.

—Que aguafiestas eres abuelo. Yo quería follar bien rico contigo, porque: " A mi me gustan mayores, de esos que llaman señores".

—Por favor joven, si no se le ofrece algo mas, en el ramo legal claro está, me retiro.

—Adios abuelo, si cambias de idea aquí estaré. Puedo ser tu pequeño niño.

El hombre no dijo nada, solo dio media vuelta y se marchó.


—¡Soy millonario putas!, ¡Soy el rey del puto mundo!, ¡Voy a coger y a fornicar hasta que mi verga no se pueda parar mas!.

Oliver parecía tener el mundo a sus pies, pero... ¿Eso sería suficiente?.
Aveces las cosas pueden tomar rumbos insospechados...


Continuará...

Pecado MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora