Vivir juntos

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[Capítulo no tan explícito]

–Disculpe, ¿Dónde pongo estas cajas? - Un hombre robusto y alto traía entre sus manos unas cajas llenas de pesados libros.

– Por aquí - El azabache lo guió hasta la oficina, donde se concentraba el centro de todo su trabajo, su joya siendo pulida tras escritos y páginas, algunas hojas en blanco listas para utilizarse. 

Dejó la caja en el piso, siendo la última que faltaba en la mudanza, el erizo entregó el pago a los hombres y salió a despedirse, cerró la puerta y suspiro agotado, el cambio de casa fue duro y cansado para ambos. Pero ahora tiene a su prometida a su lado, eso es lo mejor. 

Escucho pisadas venir desde el pasillo de la cocina y después ¡Crash! un sonido provenía de ese mismo lugar, sintió el peso de algo caerle encima y cuando se dio cuenta tenía al mismísimo Hunter encima suyo, un perro pastor realmente hermoso que le regaló a su chica cuando cumplieron un año de noviazgo. 

Normalmente el perro siempre se pasaba fuera de casa, un milagro encontrarlo dentro. Y cuando lo hacía, dejaba un desastre.

Hunter lamió toda la mejilla izquierda del azabache mientras movía su colita emocionado por la casa y los nuevos lugares a descubrir, lo empujó quitándoselo de encima y se levantó, ese perro siempre terminaba tirando a la gente al suelo, tampoco entendía el porqué solo le hacía caso a su dueña, como si realmente ella fuera su única dueña en la casa. 

Caminó hasta la cocina para encontrar a Rose recogiendo pedazos de un plato roto. Se agachó a ayudarle con un recogedor para que ella no llegara a cortarse, ella le regresó una sonrisa y se negó a dejar que él recogiera todo, al final ambos recogieron el plato y acomodaron lo que faltaba en la cocina. 

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A la mañana siguiente, ambos después de limpiar toda la noche y descansar con una bien merecida siesta acurrucados entre cobijas, acomodaron lo restante, movieron algunos pocos muebles de su lugar, Amy decoraba los pasillos con fotografías de ambos, sus viajes, alguna que otra fiesta en familia. Y como olvidar, su viaje juntos a New York donde el azabache le propuso matrimonio. 

Ella sostuvo ese marco durante segundos, imaginarse algo así había sido algo imposible, ella trabajando como secretaria y él llegando tres días después de la guerra con una camisa blanca y una corbata azul marino, zapatos bien lustrados y su mirada coqueta. 

Recordó cuando se presentó justo cuando él entró al edificio, ese día fue el más extraño y maravilloso que nunca pudo tener.

- "Te amo" - Eso fue lo que le dijo cuando la vió, sonrió y colgó el marco en la pared.

Mientras tanto..

Él terminó de acomodar los libros en su lugar, apenas miró hacía abajo encontrándose con una carta, alguna tal vez se había caído de alguno de tantos libros que tendría por ahí guardada, la levantó y tenía el signo de "R" ¿De Rose?

Dudó en abrirla, tal vez no debía hacerlo, ¿o si? no le dio tiempo de pensar cuando la rosada entró a su oficina, guardó la carta en los bolsillos de su pantalón y la recibió con un beso corto en los labios. 

- Terminé - Dijo ella - Me gusta tu oficina, es... muy ordenada - Observa el lugar con detalle, ya tiene el aspecto de Shadow de aquí por allá. 

- Si, así es - Mencionó agotado por tanto trabajo.

- ¿Estás demasiado cansado para estrenar a casa? - Amy sonrió diciendo - El cuarto ya está terminado.

- Suena comprometedor... - Shadow la miró a los ojos, detrás de aquella sonrisa se insinuaba a llegar a algo más lejos esa tarde, el no podía rechazarla ¿verdad? - A si que... ¿Prefieres estrenar la oficina, o la cama? - Dijo robando el espacio personal de Amy, sus respiraciones estaban cerca de convertirse en algo más.

Shadamy [One-Shots]²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora