Capitulo 13. Final

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Menma no había tardado en adaptarse a su nueva vida al lado de su ahora familia, cada dia pedía a los cielos que al salir de su habitación ellos dos siguieran ahí. Ese día, Naruto haría el pequeño favor de llevar a Deidara al aeropuerto, ya había llegado la hora en que el rubio se iría. Al menor de todos le entristeció ese hecho, pero sabía que podría volver a verlo en otra oportunidad que se les presentara.

Los dos azabache del hogar estaban en la habitación principal, ambos en silencio. Casi se cumplía un año en que Sasuke llegó al departamento, lo cual significaba que estaban cerca las fechas navideñas. Naruto se había cuestionado toda la noche si debía de colocar el árbol navideño, pero ante la insistencia de Menma, se preparó para verlo tumbado en cualquier momento con todos los adornos regados en el suelo.

-¡Es la primera vez que voy a decorar un árbol! -exclamó Menma con una sonrisa, mientras Naruto estaba fuera de casa, él y Sasuke se estaban haciendo cargo de decorar. -¿Lo haz hecho? -lo miró, Sasuke no le respondía. La cola de este se meneaba de un lado a otro con cautela, estaba concentrado en desenredar las lucecitas del árbol. Sin éxito...

-¡¿Qué demonios es esta cosa?! ¡Solo se enreda más! -dijo furioso, tirando con fuerza los cables. Se detuvo al escuchar la risa de Menma. -¿Qué ocurre?

-No es nada. -sonrió. -¡Ya quiero que llegue papá! Sasu, ¿qué tal si vas sacando las guirnaldas? -ni siquiera lo pensó, solo se levantó de su lugar y dejó las malditas luces en el suelo.

-Mi único trabajo debería ser esperar a que lo armen para luego botarlo. -murmuró, acercó la caja que contenía las guil... ¿guirnar...? ¡Como se llamen esas cosas peludas!, al menos eso no debería de ser tan difícil.

No hubiera aceptado formar parte de eso, pero había visto toda la ilusión en los ojos de Menma. No pudo negarse. Le molestaba la sensación que le provocaban las guirnaldas, empezaba a sentir comezón en todo su cuerpo, además de algunos estornudos por el aroma que tenían. Poco a poco empezaba a enojarse, ¡esas también estaban enredadas! Naruto se las vería con él en cuanto llegara.

-¡Sasuke, Menma, volví!

Bien, podría hacerlo pronto.

-¡Papá! -Menma dejó de lado las luces y salió corriendo de la habitación a recibir al rubio con un abrazo. Sasuke miró el trabajo del niño, el cual le correspondía a él, pensaba que podría tener el mismo problema que él. No contaba con verlas perfectamente acomodadas en el suelo...

Escuchó los pasos aproximarse a la habitación, tenía pensado recriminarle al Namikaze el desorden con todos esos adornos, pero al verlo de pie en el marco de la puerta, mas esa sonrisa que traía en su rostro, optó por bajar la mirada sintiendo algo de calor en sus mejilla. Lo haría después.

-Veo que Menma tenía razón al decir que tienes problemas con desenredar cosas. -soltó una pequeña risa, mientras caminaba hacia el pelinegro sentado en el suelo. -Déjame ayudarte.

-No es necesario. -retrocedió, aún con la mirada baja, sosteniendo todas las guirnaldas entre sus brazos.

-¿Ah no? ¿Estás seguro?

-Completamente.

-Yo que tú, no le hago caso. -le susurró Menma a Naruto, pero Sasuke lo había escuchado perfectamente, por lo que miró a ambos con expresión molesta. Al menos hasta que otro estornudo lo atacó.

-Dije que no necesito ayuda. -volvió a su trabajo, hasta que otro estornudo llegó. Menma, mientras tanto, continuó sacando cosas de las cajas. Naruto se sentó a un lado del azabache, poniéndolo más tenso de lo que ya estaba por su presencia.

-Entonces lo haré contigo. -sintió el pequeño brinco del menor al tener contacto con la manos de este, ya llevaba unos días con ese comportamiento, y él lo notaba fácilmente. -¿Pasa algo? -él solo negó, aún no lo miraba a los ojos.

Mis Siete Vidas Contigo [NS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora