Honey

Me gustas...

Honey

-bienvenido a casa, Phillip-

El pequeño rubio se quedo estático, abrió los ojos y la boca con sorpresa al ver al apuesto hombre frente a él

-¡es usted!...usted...¿usted es quien mandaba esas rosas?- pregunto señalando el jarrón con rosas negras que estaba detrás de él sobre la mesa

-¿te gusto el detalle?- pregunto el pelinegro con una sonrisa ladeada

-mmm...si, bueno, son muy hermosas...gracias, supongo...señor- dijo el rubio bajando la cabeza como una reverencia

-no me llames señor ni me hables de usted, mi nombre es Damien Thorn, tu puedes llamarme solo Damien, Pip-

-si señ...Damien-

-así esta mejor, siéntate, vamos a desayunar-

El pelinegro fue hasta la mesa y sentó esperando al rubio, Pip parpadeo confundido, la situación le parecía bastante extraña, se había preparado mentalmente para el peor de los casos y toda clase de abusos a manos de un depravado, pero en lugar de eso un apuesto hombre lo invitaba a desayunar

-¿Pip?-

-ah...si,lo siento- 

Respondió nervioso, se sentó en la comedor redondo frente a ese misterioso hombre, sus manos aun no dejaban de sudar, a pesar de no ser tan mala la escena, no dejaba de sentir nervios

-relájate, Pip-

-eh-

-estas nervioso, se te nota a kilómetros-

-lo siento-

-no te disculpes por eso, es normal que te sientas así -dijo el hombre con voz serena - estas solo con un desconocido a mitad de la nada, te podría hacer lo que yo quisiera y nadie se daría cuenta-

-¿lo harás?- pregunto Pip con terror, sus ojos azules estaban abiertos al máximo

-nunca te lastimaría Pip -respondió el hombre con seriedad mientras miraba directamente a los ojos del otro- desde la primera vez que te vi recuerdo haber sentido la necesidad de protegerte y adorarte, algo extraño, yo usualmente no suelo sentir nada,  pero tu despertaste algo en mi...quise verte en persona para confirmar mis sentimientos, teniéndote aquí frente a mi, me doy cuenta de que son mas fuertes de lo que creía-

-...-

-eres un ángel, estoy enamorado de ti  y quiero que seas mi novio-

El sonrojo de Pip llegaba hasta sus orejas, completamente sorprendido de que ese hombre le haya dicho cosas tan bonitas con esa voz tan serena, Pip no sabia que decir, su capacidad del habla dejo de cordinar

-yo...ah...yo...yo-

-no es necesario que me respondas ahora, comprendo que debe ser muy extraño que alguien a quien acabas de conocer te pida noviazgo, incluso ahora debo parecerte un loco o un acosador ¿te parezco eso?-

-ehh ¡no, no! -negó el rubio con la cabeza, aun sonrojado- bueno, si es extraño, mucho, pero de alguna forma es...lindo- aunque después el menor hablo con un tono decaído que no le gusto a Damien -me halagan mucho tus sentimientos hacia mi, de verdad, pero yo no puedo tener pareja, me lo prohibieron por que debo enfocarme en mi carrera-

Pip bajo la mirada algo avergonzado y no pudo notar como el rostro de Damien adquiría una expresión sombría y peligrosa, gesto que duro solo unos instantes pues el pelinegro volvió a su tono amable y falsa serenidad

-¿te prohíben? ¿hablas de tu hermana?-

-si...bueno, ella dice que es lo mejor, lo importante ahora es centrarme en mi futuro, así que no puedo...lo siento-