Había mucho más que nerviosismo en su cuerpo, estaba literalmente temblando como una gelatina, justo en frente estaba la florería que tanto furor le causó la primera vez que lo vio, era entrar o no entrar, y es que llevaba dos semanas tratando de pasar siempre que regresaba del trabajo u ocasionalmente cuando volvía de las compras, se paraba al otro lado de la calle, viendo a la chica cambiar algunas flores, o entrar y salir.
No hablaba con Iida desde que le llamó en su primer día, él debía estar ocupado buscando algún sitio en donde vivir con su actual novia. Claro la novia de Iida era bastante dulce, algo exigente, pero buena persona, así que ella debía estar ayudando a encontrar un lugar donde Iida y ella estén cómodos, parecía una decisión apresurada vivir juntos, pero ellos parecían dispuestos a avanzar con su relación. Usualmente salía con ellos antes que se mudara pero ahora era diferente, ya no era un niño, tenía un trabajo que cuidar, un nuevo hogar para él solo y así como él tenía su vida realizada también sus amigos y eso significaba que no podrían reunirse tanto como lo hacían hace solo unos meses, tenía que ser un adulto o eso quería pensar, pues, hace no mucho estaba pasando todos sus exámenes y presentaciones de trabajo como si preparara un sándwich y ahora, estaba al frente de un floreria sin poder tener el valor de hablar con una chica.
Y justo en ese momento cerca de las flores que desprendían un agradable aroma, apareció ella, como una ninfa en medio del bosque, con su presencia tan marcada, se acercaba a él con una aterradora lentitud, su rostro de cerca era más expresivo de lo que pensaba, se veía molesta con el ceño fruncido pero sus labios formaban una línea que reflejaba neutralidad y esos ojos, esos ojos rubíes que parecían tener unas llamas que le quemaban, su corazón saltó, ella se paro enfrente de él, tenía un mandil amarillo con unos bolsillos encargado de esconder sus manos, ella abrió sus lindos labios, por primera vez escucharía su voz
—¿Qué demonios quieres? —su voz era hermosa, pero la pregunta le dejó descolocado
—¿Ah? —La chica sacó las manos de su bolsillo cruzando sus brazos en clara señal de molestia
—No te hagas el imbécil maldito bastardo, te he visto mirar hacia acá —el muchacho estaba anonado
—Espera, no es lo que parece —ella camino amenazante hacia él, Todoroki estaba feliz por la cercanía aunque algo dentro de él le decía que se mantuviera alerta
—Conozco a los idiotas como tu, maldito acosador, ¿qué creías? ¿Qué no te notaria? —"¿acosador?" pensó el mitad albino
—No, no yo no...
—¿Kacchan? —una voz suave hizo que ambos se giraran, detrás de ellos se encontraba una muchacha bastante más baja que la rubia, también llevaba un mandil amarillo y unas trenzas a cada lado de los hombros —¿Qué pasa? —todoroki la recordó, ella siempre estaba al lado de la más alta
—No es nada Deku, solo un pervertido —sin que él se enterara tenía una mano jalando parte del cuello de la camisa —me encargare de él
—¡Ah! Kacchan no podemos tratar así a los clientes —la menor alejó a su amiga del muchacho
—¿Qué no me escuchaste tonta? —la más baja la ignoro y dio una reverencia
—Disculpe las molestias —Todoroki miro a la más baja, y luego miró a la rubia, ella le miraba directamente con una mirada llena de desconfianza, eso dolió, él bajó la mirada al suelo
—No, perdóname a mí... —la menor levantó la vista y observó a su amiga está solo le devolvió la mirada ambas esperaron a que él continuara —...es solo que hace poco me mude al edificio del frente y no quería hacerlas sentir incómodas, sólo quería comprar algunas flores para mi casa y no podía decidir, lo siento —dijo finalmente para hacer una reverencia devolviendo el gesto de la menor
—Si, claro —soltó la rubia con una sonrisa sarcástica
—¡Kacchan! —le dio un pequeño golpe a lo que la rubia reaccionó con una mala cara, miro al chico —Es bueno ver cara nuevas todos los días, iré a buscar algunas flores para usted, como una disculpa por las molestias, ¿Claro si las aceptas?
—Sí, gracias, pero prefiero pagarlas
—Muy bien —y eso bastó para que ella se fuera a armar un ramo, la rubia se quedó de pie frente a él, irradiando su molestia, este no sabia que decir, estaba algo preocupado quería solucionar esa tensión
—Creo que debería presentarme soy Todoroki Shoto, vivo en frente —extendió su mano en señal de respeto, la chica lo miró unos segundos rechazando su mano con un golpe
—No me interesa quien seas, solo tienes que saber que no confió en ti —ella dio vuelta hacia la dirección de un cliente que acababa de entrar y antes de ir con aquella persona giró su rostro para mirarlo con esos ojos tan vivos —te estaré vigilando maldito mitad mitad...
Por fin estaba en casa, su departamento estaba frió, casi tanto como la mirada de esa chica, miró su mano golpeada, estaba algo roja, y en la otra mano tenía el ramo. Para este punto un chico normal se hubiera sentido decepcionado de la actitud tan cruda de la muchacha, hasta ya se hubiera rendido, sin embargo, pese a toda estadística Todoroki no sentía aquello, claro que sentía decepción pero por él mismo, aquella chica a la que quería acercarse lo tachaba de acosador y eso solo era retroceder un paso de lo que quería, ¿era posible ir más atrás?, no lo sabía. Necesitaba ayuda.
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Continuará...
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Dramatic/TodoBakufem/AU/HIATUS
FanficLas chicas, un tema poco explorado para un ya adulto Todoroki, tan lejano le pareció el tema de salir con chicas durante su juventud que, cuando por primera vez se vio interesado en una, absolutamente todo salia mal.