Parte 10

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Esto parece una batalla campal. Scott explicaba las diapositivas del proyecto pero no le saca la mirada de encima a André e igual él a Scott. En ocasiones me mira guiñándome el ojo, eso le molesta demasiado a Scott que gruñe como un perro rabioso.

Me gusta ser el centro de atención de esa reunión y más de esos dos hombres. Uno me volvía loca en la cama y el otro se metió en mi corazón sin aviso, no me resistía a él y todo lo que me daba.

Terminó la reunión, todo fue un éxito, conseguimos las firmas que nos hacían falta de algunos inversionistas y el proyecto se llevaría a cabo. Eso es una buena noticia para la editorial y poder expandirnos a más países y dar a conocer nuestro sello como una de las mejores del país.

— Señor Treinor todo fue perfecto — le dije para tratar de aliviar el rostro de enojo, pero no logré nada. Se pondría peor cuando André se acercó a mí.

— Preciosa te busco a las 7 de la noche en tu casa, ponte bella, iremos a cenar y tendrás una sorpresa — Dijo dándome un beso en la boca.

En la sala de juntas solo estamos los tres. La cara de mi jefe se puso peor con tal acto tomando del brazo a André antes que se marchara y le encajó un puñetazo en el rostro refutando.

— Ella no te vera esta noche, ni otro día, ella es mía y de nadie más.

Me tomo del brazo sacándome casi a empujones del lugar sin poder ver cómo había quedado André que se había ido directo al piso.

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué le dijiste eso? Tú no eres mi dueño y no me dices con quién salir ¿Quién te crees? — Él no me miraba solo me llevaba del brazo.

— Suéltame me lastimas — le dije

— ¡Cállate! — Me entró al carro de un empujón.

Ni lo quería ver en estos momentos, solo quería golpearlo y decirle miles de cosas, trataba de aguantar mis lágrimas sin poder lograrlo. En estos momentos Scott es otro hombre, uno que no conozco. Trate de salir del auto pero no me lo permitió, no quería ir con él a ningún lado y mucho menos de cómo me había tratado. André me estaba llamando quitándome el móvil y lo apagó.

— ¿Qué te pasa? No eres nada mío, solo mi jefe y no tienes por qué tener esos atrevimientos conmigo. Le queda claro, señor Treinor.

Yo no paro de llorar, él trato de disculparse callándolo en el acto. No quiero escucharlo, ni escuchar sus míseras disculpas.

— No quiero escuchar lo que me diga, señor Scott. Lo odio.

Salomón saco unas toallitas para la gripe, me alcanzó unas cuantas para que secara mis lágrimas.

Llegamos a la empresa, él se bajó como alma que lleva el diablo adentrándose a ella. Yo me quedé unos segundos más en el carro. No quiero que nadie me vea en este estado tan lamentable. Salomón me abrió la puerta y me abrazó.

— ¿Qué paso, señorita Paula? Le informo de este incidente al señor Louis y de las atribuciones de su hijo con usted.

— No, no salomón, no quiero que tengas problemas yo sé manejarlo.

— Pero mire como la entro al auto y miré esos morados en sus brazos.

De la rabia que tenía que no me di cuenta de ellos. No había notado los morados consecuencias de su agarre fuerte y de mi piel blanca. Con cualquier cosa se ponen rojos o verdes.

— Adiós Salomón, gracias por todo.

— Señorita, cuídese, coméntele al señor Louis.

— Gracias — entré al edificio.

Pase primero al baño a mirar mi aspecto que debe ser muy lamentable. Me adentro en ellos, me hecho agua en mi rostro, maquille un poco los morados de mis brazos pasando a mi puesto de trabajo.

— ¿Qué Pasó? ¿Qué le hiciste? — Me preguntaba Karina

— Nada amiga — replique

— ¿Está muy enojado? Me pego un grito, tiro su puerta y la cerró con llave.

Sin decir palabra solo alce mis hombros. Ella se acercó a mí, noto los morados en mis brazos

— ¿Quién te los hizo? - Mirándome con cara de horror.

— No preguntes, por favor - Refute

— Fue, él cierto, él fue quien te maltrato.

No pude más soltándome en llanto. No puedo ser fuerte ante ella, y más después de lo que ha pasado hoy.

— ¿Qué pasa Paula? ¿Amiga me estás asustando?

Me calme un poco y le conté lo ocurrido en la reunión.

— Él no tiene derecho sobre ti — alega.

Ella estaba muy enojada al verla así me hizo reír mucho. Ella tiene ese poder de hacerme reír.

— Hay Dios amiga debo hacer algo — le dije.

Le envió un mensaje a André.

Paula

Hola André, quiero pedirte disculpas por lo ocurrido, no sé por qué se puso así mi jefe, ¿Está aún en pie la cita de esta noche? espero que me respondas pronto y que estés bien, un beso.

— Debemos trabajar — me dijo Karina.

— Tienes razón amiga — contesté.

Nos sentamos en nuestros respectivos puestos, trabajamos sin cesar hasta terminar la jornada, tenía mucho trabajo y más con la terminación de mi libro "Prefiero Besar Sapos que a Príncipes"

— Vamos querida — le dije a Karina.

Nos fuimos a casa sin importar que Scott estuviera en su oficina encerrado total nuestra hora laborar ya había terminado. Disfrute mi recorrido a casa en compañía de mi amiga entre chistes, coreando canciones y demás.

Llegue a casa acariciando a Mateo como todos los días, cambie su agua y le di más comida. Pase a mi cuarto a darme una ducha exprés. Me aliste en un tiempo record para la cena con André. No me contestó mi mensaje pero yo estaría lista para él.

Ya estaba lista. Me puse un vestido azul oscuro, muy hermoso a media pierna algo englobado, mis tacones a juego con el vestido, me maquille y también maquille los morados que eran más evidentes. Lista miro la hora, en esos momentos suena mi puerta, la abrí con mucha emoción cayéndose mi sonrisa cuando note que no era André sino Scott.

Culpable mi Jefe (Saga Culpable)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora