Parte 4

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Me sentí tan cómoda durante una semana al no ver al pervertido que ahora sería mi jefe. El señor Treinor estuvo esa semana dejando todo en orden para su retoño. Odio que se tenga que ir, que nos deje con ese capullo, aunque la verdad, no era muy mala idea tener ese sexy hombre en la oficina todos los días — Ay dios que pensamientos los míos.

— Paula, a mi oficina, por favor — inquiere mi jefe

—Buenos días, señor Treinor, en un momento estoy con usted, señor.

— Paula, como sabrás hoy será mi último día aquí. El lunes tienes que viajar con mi hijo a la reunión en las Bahamas que teníamos pendiente. Ayer me confirmaron la reunión, y viajarán el domingo para que estén temprano en la isla.

— Señor Treinor — Refute

—Si dime, Paula. — Dice — Te escucho hija.

—No podría viajar otra persona con su hijo... Es que tengo mucho trabajo pendiente.

— Paula, tú eres la más indicada. ¿Ha pasado algo con Scott? Sé que has escuchado mucho de su mala conducta, pero no te preocupes, ya le dije que tiene que respetarte a ti y las chicas de la oficina. — Suelta. — Te puedes ir a tu casa para que tengas todo listo, pasaporte, visa y todo lo respectivo al viaje. Tú conoces muy bien todo lo relacionado a la reunión, puedes apoyar a Scott que ha estudiado mucho el tema, sabe que es una buena oportunidad para que la agencia se expanda a otros países.

— Sí señor. No se preocupe estaré a la altura de la reunión y ayudaré al señor Scott en todo lo que pueda.

— Gracias Paula, sabía que podría contar contigo — Respondió

— Señor, haré la reserva — Le dije

— No te preocupes, Paula, Scott ya lo hizo — Me dice.

— ¿Cómo? Ese es mi trabajo señor. — Respondo un poco sorprendida.

— Hija, por un momento descansa. Scott pasará mañana por ti a las 4pm, espero estés lista.

— Ok, sí señor. — Respondo

—Nos vemos Paula, llámame a Karina para organizarnos hoy sin ti.

Asiento saliendo de la oficina del Señor con un semblante nada alentador. No puedo creer que viajaré con el capullo de su hijo.

—Karina, el señor Treinor te necesita en la oficina. — Exclamo — Nos vemos amiga, mañana viajo con el retoño.

— ¿Qué? ¿Cómo? Ay amiga, mantén tus piernas cerradas, por qué ese retoño las quiere poseer.

—Basta con eso Le gruño dejando un beso en su mejilla saliendo de la editorial directo a mi casa.

Luego de un tramo recorrido en mi auto llegó a casa y pienso ¿Con quién dejó a mi hijo?

– Patu, mi amor, ¿Cómo está el bebé de mami? Chiquis, tendré que viajar y te quedaras unos días solito sin mami.

El me miró con una carita de tristeza que me partió el corazón.

— Mami te ama hijo, serán unos días. — Le digo creyendo que es una persona, pero es alguien que me entiende.

Le cambio el agua y me voy a mi cuarto a darme una ducha. Me desnude y me metí a la bañera. De mi mente no se sale la idea que tengo que pasar unos días con ese hombre que me pone muy nerviosa y que sé que quiere follar conmigo.

Terminé de ducharme, saliendo de la ducha con una toalla en mi cabeza y otra cubriendo mí desnude. Me senté en mi cuarto reparando que ropa llevar. Saque unas cuantas faldas de tubo, unos vestidos acordes para oficina, mis tacones, algo de maquillaje, algunos trajes de baño, no pienso perder la oportunidad para broncearme mi cuerpo de nuevo.

Me fui a la cocina después de dejar lista mi maleta. Llame a mi sobrina Katy para que se quede con Patu. Mis lágrimas no dejaban de salir, me duele el corazón cada vez que lo dejo solito. Katy quedo a pasar a las 4 de la tarde por mi bebé. Como algo mientras me arrunchaba en el sillón con él.

— Hola Katy ¿Cómo estás mi niña? — Pregunto

— Hola tía — Dijo mientras me saludaba con un beso — Patu, que hermoso estas.

—Katy cuídalo mucho — Le replique. Muero si le pasa algo a mi pequeña bola de pelos.

— ¿Por cuánto tiempo? — Me preguntaba mientras acariciaba a mi bebé — Cosita bella.

— Serán un par de días. — Respondo — Debo viajar a la Bahamas por cuestiones de negocios.

— ¡Uy! tú tui — dice Katy muy emocionada — ¿Está bueno el jefe? — Pregunta

— ¡Basta, Katy! — Suelto mientras me sonrojo como un tomate — Si, el hijo del jefe no está nada mal.

— Compórtate — Contesta mientras soltaba un sonrisa con picardía — Tía, disfruta del viaje y del jefecito — Dice con malicia.

— ¿Qué? — La mire con unos ojos de leona — No me gusta el hijo del jefe, me cae mal — Pero si son verdaderas esas palabras o solo quería evitar más preguntas de ella. — calmada, niña.

— Tengo que irme ya — Inquiere

— Tan rápido, quédate otro poco más, por favor. — Le suplique

Hago pucheros para que ella se quede conmigo un rato más, no quiero quedarme sola.

— No puedo tía, quedé a verme con Alex.

— ¿Quién es Alex? — Pregunte un poco sorprendida — No me has hablado de él.

—Luego te digo tía, es mi novio y quedamos de vernos a las 7 de la noche. — Dijo marchándose de mi casa.

La mire y gruñí por qué se iba tan rápido. Busque las cosas de Mateo, su plato, su correa, su camita y la comida.

— Adiós, amor — No quería separarme de él — Cuídate, mi bebé bello.

— ¡Basta, tía!, déjalo ir. Busca un novio. — Salió de mi casa riéndose de mí antes que le dé una reprenda.

— Eres una tonta, Katy, pero así te quiero. Me lo cuidas. — Le digo.

Cierro mi puerta tras despedirme de mi bebé y mi sobrina. Luego de unos minutos suena mi puerta, la abro sin mirar quién era y digo:

— ¿Ahora que olvidaste Katy? Por tus afanes dejas las cosas.

Me extrañó que no respondió, me asusté. Me dirigí a la puerta y vaya sorpresa que me he llevado, no era Katy, si no el pervertido jefe mío.

— ¿Qué haces aquí? ¡Vete! ¡Vete! O llamo a la policía — Suelto con un gruñido de fastidio.

— ¿Que les dirás? — Me reta — Que tu jefe vino a hablar contigo del viaje de mañana o ¿Qué?.....

— ¿O qué?... Responda y se va de mi casa — Le dije cruzando mis brazos.

— ¿Qué?... Que quiere meterte en su cama y dejarte sin alientos — Dijo mientras se acomoda en mi sillón como si estuviera en su casa. — Empezamos, Paulita.

—Por favor, váyase. Debo descansar, señor Treinor — Exclame.

—Y Si empezamos ahora, ¿Qué dices? — Suelta con una risotada. — Dime, Pau.

—Largo de mi casa. — Lo saqué casi a escobazos de mi morada.

Estoy furiosa con ese hombre. Scott Treinor, saca lo peor de mí. Aunque, la verdad me encantaba, me pone como una loca. Me voy a cama, sim embargo, no puedo conciliar el sueño. De repente suena mi celular y era un mensaje de un número desconocido

"serás mía, toda mía, eso te lo juro. Atte. Tú jefe"

No le contesté por qué no quise caer en su juego. Di mil vueltas en cama hasta que caí profunda en un sueño que si había un terremoto ni lo sentía.

Culpable mi Jefe (Saga Culpable)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora