Parte 17

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Salimos fuera del hotel a empezar nuestra semana en el país del amor. Vi como uno de los botones se aproxima a nosotros y le dice a Scott que ya tiene listo lo que le ha pedido. Él le dio una propina dirigiéndonos al lugar que nos indicó el botón.

— Dime, por favor ¿Que sorpresa me tienes? — Pregunto con una cara de felicidad — Plis, Scott.

— Sé que te va a gustar cariño — Dice dándome un beso en la frente.

— ¡Oh por Dios! son bicicletas ¿vamos a andar bici por la ciudad? — Suelto muy animada con una sonrisa en mis labios.

— Esa es una de las tantas sorpresas que te tengo durante esta semana que será para los dos, amor...y que nunca vas a olvidar.

— Me encanta que me digas amor — Digo besando sus labios.

Nos montamos en las bicicletas empezando andar por la ciudad. Es un día soleado, caluroso y hermoso. Seguimos andando, de repente nos detenemos en uno de los puentes que aún conservaban los candados.

Me quedé observando la panorámica del paisaje vi como Scott lleva una de sus manos a un bolsillo y saco un candado con la llave. Quedé sin palabras, me sentía como en medio de una película de esas románticas que veo con Patu cuando estamos aburridos.

— No puedo creer, Scott... no colocaremos un candado ahí. Tú y yo no tenemos una relación y mucho menos nos juramos amor. No entiendo ¿Por qué lo trajiste? ¿Me juegas una broma?– Dije él se queda mirándome y entrelaza nuestras manos.

— No es una broma, Paula. Quiero poner este candado contigo por qué siento cosas por ti, no me gusta demostrar mis sentimientos y mucho menos ser cursi, pero por ti hago esto y mucho más.

Algunas lágrimas asomaron por mis ojos y él las quitó. Lleva nuestras manos a que ambos pongamos el candado y antes de tirar la llave le dimos un beso y la mandamos al vacío.

Nos quedamos un rato viendo el paisaje tan hermoso que nos vislumbra. Se ven parejas muy enamoradas por todos lados y nosotros en ese momento, somos otra pareja de esas que se profesan amor.

— Que linda pareja hacen los dos, quieren que les haga una pintura de ambos.

Miro a Scott con ojitos de oso panda para que diga que sí, me regala una sonrisa confiando al señor que puede realizar nuestra pintura. El comienza hacer su trabajo.

Estoy extasiada de la felicidad. Estoy en el país del amor con mi jefe al que amo y ahora nos estaban haciendo un cuadro de los dos. Después de una hora de posar como cual modelos de moda está listo el cuadro. Es perfecto hemos quedado iguales y recalcó de cada uno nuestros ojos que se juran amor eterno.

Guarde la pintura como un tesoro que no quería perder. Seguimos andando por la ciudad, cada día estoy más enamorada de Paris y de Scott y eso que tan solo llevo un día y unas cuentas horas en este país.

Llegamos a los campos Elíseos no me lo puedo creer. Es todo una belleza. Estacionamos las bicicletas en un lugar autorizado y pasamos a los campos Elíseos, esa mágica avenida, la más famosa, no solo de Paris, sino del mundo.

Aparcamos cerca de ellos tomando un café con un cruasán caliente con mantequilla y me siento que soy Louisa y que Scott era Will los protagonistas de la película "yo antes de ti" aunque Will no va con Louisa a París. Estaba en mi propia película con Scott, mi amado jefe.

— Me gusta ver esa sonrisa en tu cara, amor. — Dice de repente Scott.

— Tú sacas está sonrisa en mí, cariño. Soy feliz a tu lado corazón.

Regresamos al hotel siendo ya de noche. La Torre Eiffel está en su máximo esplendor. Subimos a nuestra estancia. Él se ha quedado un poco retrasado a mí. Apenas entró a la habitación me abalancé encima suyo y nos fuimos ambos al piso cayendo en alfombra del hotel.

En cuestión de segundos estamos sin ropa quedando solo con nuestra ropa interior sonriendo como dos tontos uno encima del otro.

Esta vez soy yo la que tengo el control sobre él. Estoy encima de Scott besando su boca pasando a su cuello. Recuerdo el chocolate que tengo en el tazón que dejamos en el desayuno que no probamos y lo traje hacia mí. Empiezo a untarlo por todo el cuerpo de él y empiezo a lamerlo poco a poco.

No aguantas más dejando salir unos gemidos que van acompañados de mi nombre presionando sus manos en mi espalda. Tengo mi boca llena de chocolate Scott acerca mi boca a la suya, empieza a darme besos y mordiscos suaves mientras lame el chocolate que tengo alrededor de mi boca.

Esta vez hicimos el amor en la alfombra. Queremos experimentar varios sitios, ya lo hemos hecho en la cama, en el sillón, la bañera, en el carro de Scott, en el baño de un avión, la ducha, ahora era el turno de la alfombra del hotel.

Scott me da vuelta dejando mí cuerpo debajo del suyo. Empieza hacer su trabajo. Comienza besando muy lento mi boca y cuello generando miles de descargas en mi cuerpo de ahí baja por mi estómago, sabe que es mi punto débil tiemblo cada vez que me besaba ahí sigue bajando al llegar a mi monte venus quitando mis bragas dejándome solo mi sostén puesto.

— Amo tu cuerpo, Paula. Siento que me estoy enamorando de ti y estoy perdiendo mis estribos por ti, eres solo mía, solo mía, morena.

Esas palabras me han llegado al corazón que palpita en estos momentos a mil por hora. He querido escuchar esas palabras hace mucho tiempo, pero nunca es tarde para escucharlas. Aunque no le voy a demostrar a mi jefe que lo amaba y mucho menos se lo voy a decir.

Su lengua recorre toda mi vagina, me hacía gemir de placer. Grito su nombre mientras mi cuerpo tiembla de placer. Me gustaba todo lo que él me hace siento que me está llevando al cielo ardiendo en llamas de placer.

Todo de él me encanta. Me gusta su forma de tocarme, sus besos, sus caricias y a veces su forma salvaje de introducirse en mi interior.

— Tienes mucha ropa, cariño — Me susurra en el oído.

Me despojo de lo único puesto que tengo es mi sostén. Luego de muchos besitos, caricias, deja salir a su amigo erecto de la jaula que lo tenía para que navegue en mi pequeña amiga que lo espera con ansias.

Mientras lo introduce uno y otra vez en mi entrada su boca busca mis pezones que están muy duros. Scott le gusta que estén así, lo excita más. Los dos vivimos una faena de amor y sexo que nos lleva a la gloria.

De repente empiezo a sentir frío no puedo seguir y pido que pare.

— Tengo frío, Scott. — Digo

Miramos a la ventana entendiendo la razón, está abierta de par en par y los dos estamos completamente desnudos.

— Cariño, creo que te toco a ti cerrar la ventana ya que solo debes cubrir tú salchicha — Le dije soltando una carcajada.

No tenemos nada cerca por ahí habíamos aventado la ropa muy lejos de la alfombra. Scott se levantó desnudo y con sus manos cubría su miembro dejándome a mi vista sus lindos glúteos. Nada mal el panorama que veo.

Al llegar a la ventana tuvo que usar una mano dejando al descubierto sus atributos escuchando una voz que grita en frente de nuestra habitación.

— Pervertido, pervertido... ahí un hombre desnudo allí — Grita señalando a nuestra ventana — Cúbrete todo eso.

Scott por verla roja se quitó la otra mano.

— ¿Qué haces, Scott? La vas a matar de un infarto... trae tu hermoso trasero a mí. — Dije él no paraba de reír.

— Paula, hubieras visto la cara de esa anciana... era de infartó, aunque no dejaba de verme, por ella me hubiera violado, pastelito.

Está a mi lado, no para de contarme la cara de asombro de la mujer anciana. No para de reír, mientras por mi lado, espero que sigamos en lo nuestro, pero no fue así, se enfriaron las cosas y nos metimos a la cama completamente desnudos.

Culpable mi Jefe (Saga Culpable)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora