Parte 27

147 8 0
                                    

Él se retiró de la pista al ver que no le preste mucha atención sino que lo ignore por completo como él lo ha hecho conmigo durante una semana. Le estoy dando una enseñanza para que valore lo que tiene a su lado y que vea que no todo el tiempo me tendrá a sus pies como una vil sumisa cuando él la requiere.

"Si no te gusta la sopa, te dan dos tazas."

Eso le estaba pasando a Scott conmigo. Debe aprender a respetarme y valorarme como su chica, si no que se vaya al mismo diablo.

— Estás muy guapa esta noche, Paula — Menciona Chris observándome de pies a cabeza con esos ojos azules tan profundo como el mismo Atlántico.

— Gracias, Chris. Tú también estás muy guapo — Le digo observando a mi jefe como sus ojos cambian de color por el enojo. Me encantaba hacerlo hervir de la rabia. — Veo que has venido solo esta noche, me encanta eso. — Digo de una forma coqueta.

— ¿Lo dices en serio? Paula. — Indaga no creyendo mucho mis palabras.

— No miento, Chris — Agrego — ¿Quieres ir a bailar conmigo?

— Claro que sí. — Dice sonriente tomando mi mano — Eres una dama encantadora, como rechazar tal oferta.

— Gracias, guapo — Contesto un poco cerca de su rostro rozando mis labios con su poca barba que le sienta muy bien.

Para empeorar los celos de mi jefe invite a Chris a bailar conmigo. Sé que su mejor amigo me tiene ganas desde la broma que les jugué en su oficina cuando me robe la ropa de los dos. Recordarlo me hace reír mucho atrayendo esa mirada azulada encontrándose con la mía. Él llevo sus manos a mi cintura y me susurra algo al oído que no logro entender. Scott se acerca a nosotros.

— Cambio de pareja, amigo. — Masculla mi jefe como un perro rabioso cuando le van a robar su hueso.

— ¿¡No pudiste con los celos, cariño!? — Le susurró al oído con una cara de picardía viéndolo rabiar por mi comentario.

— Sabes que odio verte cerca de André y ahora mi amigo que también quiere unirse al club de querer ligar contigo. Me vas a matar de una rabia, Paula. — Estalla como un perro herido apretándome más a su cuerpo siguiendo la sincronía de la música.

— Yo no soy tuya, Scott. Soy una mujer soltera que puedo hacer lo que quiera, no debo darte explicaciones de nada, cariño. — Contesto con sarcasmo buscando zafarme de su agarre para volver a mi mesa impidiéndolo.

— Eres mía — Advierte — Eres mía. Mía y nadie tiene derecho sobre ti. Eres solo mía. — Responde con enojo sujetándome fuerte a su cuerpo. — Entiéndelo, Paula.

— No soy tuya... No te debo nada, Scott — Contraataco molesta por su posesividad como si fuera mi puto amo — Ni soy tuya y tú tampoco lo eres. Ve y buscas tus malditas rubias con las que pasaste esta semana y a mi... déjame en paz.

— ¿Estas celosa? Paula — Dice con esa sonrisa que me enoja de sobremanera.

Él se queda mirándome fijo a los ojos dejando salir una risita, mientras acaricia mis mejillas. Los presentes nos observaban y sus padres festejaban al ver aquella imagen, esa por la que tanto han soñado hace tiempo atrás.

Al ver todas esas miradas puesta ante los dos me suelto de él queriendo largarme pero me toma de mi brazo dándome un beso delante de todos sin importarle nada. Yo no impedí que me besara, al contrario, lo recibí. Me besa de una forma tierna, mientras posa sus brazos en mi cintura. Una lágrima rueda por mis mejillas.

— Me encantas, morena. Hoy dejé rectificado con este beso que eres mía y que nadie tiene derecho a mirarte o si quiera tocarte. — Suelta de una forma petulante que me hace odiarlo de una forma abrupta.

Culpable mi Jefe (Saga Culpable)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora