Parte 6

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Después de unas horas de viaje llegamos al hotel, él muy descarado había pedido solo una habitación para los dos. Arque mis cejas mirándolo sorprendida, él solo sonreía mirándome con mucho deseo queriendo seguir sus juegos en el hotel. Subíamos por el ascensor llevando con descaro su mano a mi trasero diciéndome al oído que teníamos que repetir lo del baño del avión.

— ¿Cómo? — Respondí con reproche — Sabes... fue el peor error de mi vida, saca tu maldita mano de mi trasero.

— Eso no decías hace un par de unas horas atrás — Recalca — Como era que decías... si, si, no pares, por favor. Estabas muy excitada, pastelito.

Salimos del ascensor y yo ardía de la rabia por lo débil, estúpida y calenturienta que había sido ante él, pero no lo puedo negar, me gusto gozar con mi jefecito.

— Saldré un momento — Me dijo adentrándonos en la habitación.

No le contesté nada solo escuche el crujido de la puerta cerrarse. Entre al baño y vi una inmensa bañera despojándome de mi ropa quedando totalmente desnuda y lista para una deliciosa ducha.

—Que delicia de pastel — Agrega — Solo falta mi cereza.

Pegue un brinco que casi me caigo de culo en la bañera.

— Casi me matas de un susto. — Dije — ¿Qué haces aquí? No habías salido. — Le reprocho mirándolo mal.

— No. No... solo cerré la puerta. Quería ver que ibas hacer — Respondió mordiendo sus labios, remojando sus labios con su lengua.

— ¿Qué? — Quedé con la boca abierta. — Eres, eres un maldito pervertido.

— ¡Aush! Golpe bajo — Dice — Pero bien que te gusta estar encima de mí.

— ¡Cállate! — Le grito con odio.

Me metí a la bañera para iniciar con mi ducha relajante, no la dejaría por ese pervertido. Unos minutos luego él está metido conmigo llenándome de besos teniendo sexo de nuevo como dos fieras salvajes. Me muerde por todos lados dejando un moretón en mi cuello marcándome como un perro marcando territorio. Ese día parecíamos conejos, no salíamos del cuarto de hotel.

Al día siguiente nos fuimos a la reunión con los nuevos clientes potenciales, todo salió bien, parecía todo un experto explicando la temática, mientras por mi parte, tomo apuntes de toda lo mencionado en la reunión.

Después de 4 horas habíamos terminado. Nos despedimos de ellos, incluyendo a mi gran amigo André que estaba en la reunión. Me quedo en una sola pieza con lo que me dice.

— Me encanta ese moretón en tu cuello. — Escupí el agua que había bebido. Él salió de la sala riéndose viendo mi cara de pánico.

Mire a Scott con enojo, con una cara diciéndole: Te quiero matar. Él solo reía a carcajadas. Cuando salíamos vi como miraba a una modelo rubia, nada sexy para mi gusto, parece una garza de lo flaca.

— Señorita Arango — Menciona — Nos vemos en el hotel más tarde... la labor me llama — dicho eso se fue con la modelo que acaba de conocer.

Me moleste un poco por dejarme tirada allí. Llegué al hotel hecha una furia, pero no me iba amargar por su culpa, me puse un bikini rojo muy sexy y baje a la piscina del hotel, sin embargo, me aburrí como una ostra. Subí de nuevo a la habitación. Me puse unos short, una camiseta, unas sandalias y me fui a disfrutar del candente sol, pero en la playa.

Disfrutaba mucho en ese lugar cuando un hombre alto, moreno, con unos bíceps de infarto se acercó a mí.

—Hola guapa, puedo sentarme. — Pregunta aquel hombre.

Lo mire fijo gustándome lo que veo. Es un hombre alto, guapo con un cuerpo súper atlético, con una sonrisa perfecta que relucen sus dientes súper blancos. Eso me gustaba, muero por los buenos cuerpos y las sonrisas encantadoras, y este hombre lo tiene todo.

Le sonreí y le dije: — Claro que sí — Solté — Puedes ofrecerme algo de tomar, guapo, estoy hambrienta — Digo con doble sentido.

Se dirigió al mini bar de bebidas que había cerca trayendo con él dos cócteles para ambos. Disfrutaba del momento y la compañía cuando alguien me dice.

— Al fin te encontré, amor — Vocifera Scott dándome un beso en la boca. Al ver aquella escena, el moreno guapo se fue de mi lado, y yo quiero aniquilar a mi jefe.

— ¿Qué has hecho, idiota? Me corriste mi conquista. — Refute

—Tú ¿Qué?... Conquista — Respondió — No. No tú eres mía, nada más mía, otro hombre no te va a tocar — Exclamó algo enojado.

Lo mire y solté una carcajada.

— Tú...Tú no eres mi dueño, no me dices con quién salir o que hacer, Scott Treinor. Estas muy equivocado conmigo.

Me levanté de mi silla dispuesta a irme y me tomo del brazo llevándome casi obligada al hotel.

Cuando llegamos se nota a simple vista que está enojado y yo solo no podía parar de reír al ver su cara arrugada y su ceño fruncido.

— ¿Qué te pasa? — Me dijo más furioso.

— ¿Qué? ¿Qué quieres señor perfección? Tú crees que eres el único que puede tener sexo fuera, pues no, yo también lo puedo hacer. Soy soltera y no tengo compromisos con nadie. Espero te quede claro, Scott Treinor. 

Culpable mi Jefe (Saga Culpable)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora