Capítulo VII "La Nephril que se Marchitó"

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Los gemelos, Glorfindel y Lindir, retomaron el camino de baldosas, en línea recta y sin desviarse, Elrohir estaba mejor, la herida había sanado y el veneno ya no estaba en su cuerpo, se sentía mas fresco y libre. Durante el camino, le contó a su hermano sobre lo que Alethor e Idaylethor habían planeado junto con sus padres, le habló de cómo Gilirien casi pierde la vida.

—Espero que se encuentre bien—dijo Elladan—no me explico como no encontramos nada la última vez.

—Porque la ultima vez buscábamos señales de vida—le dijo Elrohir.

—Eso se escuchó cruel—reprochó Elladan.

—Lo sé, pero ella quiso quedarse y aunque nuestro padre le advirtió del dolor que iba a sentir si permanecía aquí, aún así no le importó—dijo Elrohir, no era su intención hablar de esa manera, pero era cierto y Elladan lo sabía mejor que él.

Su padre ya les había dicho cual sería el destino de su hermana, cómo se desenlazaría y cómo terminaría. Pero ellos no pensaron que sería de una manera sola, bajo la sombra de una tristeza incurable.

Descendieron por unas escaleras y luego volvieron a subir hacia la colina, a cada paso que daban las elanor y las nephril florecían a la orilla del camino, haciendo que sus ricos se aromas se mezclaran, finalmente llegaron a la cima, donde los arboles de mallorn eran mas altos, sus hojas eran como el oro y su tronco como la plata y el cobre. El césped era brillante y verde como la esmeralda, Glorfindel y Lindir miraron atrás, vieron todo Lothlorien en su mas bella vista y mas allá de él, toda la belleza de Tierra Media siendo alumbrada por los últimos rayos de Arien, algo realmente bello, que en aquellos tiempos cualquier ser humano mataría por ver.

Ellandan y Elrohir divisaron los arboles que formaban un circulo dejando libre un claro donde se filtraba la luz, se acercaron con paso decidido aunque en sus corazones la duda estaba presente, al estar cerca del lugar se dieron cuenta de que allí había cientos de nephril, floreciendo unas junto a otras, danzando con el viento que jugueteaba en ese momento, la luz del sol comenzaba a desaparecer y cuando era plena tarde, Undomiel, la Estrella de la Tarde brilló en el cielo en dirección a las flores.

—No entiendo nada—dijo Glorfindel mirando las flores. Ambos hermanos se inclinaron frente al pequeño jardín, las lágrimas comenzaron a recorrer sus rostros.

—Esta es la tumba...—dijo Elladan.

—...de Arwen—concluyó Elrohir.

Los capitanes se inclinaron al escucharlos.

La tierra y el césped habían crecido sobre el cuerpo de Arwen hasta cubrirlo del mundo, las nephril crecieron sobre ese mismo lugar, pues eran parte de ella, fue entonces cuando todas las plantas sintieron la partida de Arwen Undomiel, hija de Elrond y Celebrian, Dama de Rivendel y Reina de Gondor. Por eso se entristecieron y la lothdim floreció para que con su belleza consolara a aquellos a los que había dejado.

Con los corazones doloridos y las mentes cubiertas por la tristeza Elladan y Elrohir elevaron sus voces en un canto para despedirse de su bella hermana...

~Cuan bella es la nephril
pero mas hermosa se volvió cuando al mundo llegaste tú.
Cuan hermosa es Undomiel
pero mas hermosa se volvió cuando los ojos abriste tú.
Hermosa dama de manos sagradas
de mirada encantadora y corazón bondadoso.
Tu amor entregaste a un mortal
que te espera en el mas allá...
al otro lado del mar.
Al igual que Beren a Luthiel, es igual Aragorn a Arwen
dos amores que ni la vida, la oscuridad y la muerte pudieron vencer
pues su mejor arma, fue el amor que en sus corazones brilló.
Ve en paz hija de Elrond y Celebrian.
Eärendil te llevará con el amor de tu existencia.~

Al terminar su canto se pusieron de pie, la noche ya estaba sembrada en toda Tierra Media, cubriendo con su manto de estrellas todo el mundo, los elfos dieron una ultima mirada a las flores, o mejor dicho, a la tumba.

—Gracias por sanarme, hermana—dijo Elrohir a las flores, sabía que las palabras que habían escuchado eran de ella—regresaré con nuestro padre y le diré lo mucho que lo amas.

—Y yo le diré a madre, la gran reina y madre que fuiste, estoy seguro de que estará orgullosa de ti—dijo Elladan.

Sin decir mas se dieron vuelta y regresaron sobre sus pasos.

—Mi pequeña estrella—dijo Glorfindel con el rostro lleno de lágrimas—te llevaré siempre en mi corazón, tu historia se la contaré a la bella Elbereth, tu amor se recordará como se recuerda el de Beren y Luthien.

—Mi gran y bella señora—dijo Lindir—mi momento de cruzar aun no a llegado, de manera que mientras ese tiempo llega, juro proteger a su hijo y a sus nietos con mi vida, sin importar que ocurra.

Después de esto, hicieron una reverencia y siguieron a sus señores, los cuatro elfos regresaron con tristeza, pero su corazón estaba mas tranquilo, de cierta manera todo se había solucionado, conforme salían del bosque se dieron cuenta como éste volvía a tener vida, a sus pies las lothdim comenzaron a marchitarse, pues la nephril marchita había sido encontrada. Salieron de Lothlorien y de nuevo notaron el cambio en todos los lugares de la Tierra Media, de nuevo las flores se levantaban y los arboles dejaron de tirar sus hojas, adoptando un nuevo follaje. Pudieron haber ido a Rivendel a dar la noticia a los suyos, pero aun quedaba un asunto por resolver y era deshacerse de los traidores a la corona de Gondor.

Cabalgaron lejos de Lothlorien, sin mirar atrás, dejando la tumba de Arwen donde descansaría por siempre, dejando atrás la Tumba de Cerin Amroth...

No se dieron cuenta que a sus espaldas, una hermosa dama los miraba con una bella sonrisa, vestida de blanco y su cabello negro adornado con flores.

Namarië torni*

Dicho esto se transformó en pétalos de nephril que volaron con el viento...

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Traducción:

*Namarië torni: Adiós hermanos

Una vez más no estoy segura de que sean la traducción correcta, pero trato de ponerlo correctamente 😁😘

La Tumba de Cerin AmrothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora