Capítulo IV "El Recuerdo Especial"

110 8 1
                                    

Elladan y Glorfindel llegaron a Hobbiton cuando el sol estaba en lo más alto del cielo, una atmósfera de alegría se desprendía del lugar, algunos de los medianos trabajaban sus campos, otros estaban afuera de sus casas fumando una pipa y bebiendo cerveza, las mujeres haciendo compras, los niños corriendo de un lado a otro. Definitivamente era un mundo distinto, lleno de alegría, comodidades, acogedor y sin preocupaciones. Muchos de los hobbits se quedaban admirados al verlos, no era normal que los elfos se adentraran en la Comarca, comúnmente la rodeaban para llegar a los Puertos Grises.

—Disculpa—llamó Glorfindel a un hobbit que cortaba leña en el jardín de su casa—¿Conoces el camino a Bolsón Abierto?

El hobbit arrugó la nariz al escucharlo, definitivamente no conocía ese lugar.

—Es Cerrado—corrigió Elladan—Bolsón Cerrado.

—¡Ahhh claro!—dijo el hobbit—por este camino, a la derecha atravesando el puente y subiendo la colina—señaló.

—Muchas gracias—dijo Elladan incitando a su caballo a seguir.

—Buen día—se despidió Glorfindel siguiendo a su señor.

—Nunca dejará de llegar gente extraña a ese lugar—dijo el hobbit mientras los veía alejarse, al perderlos de vista siguió con su trabajo.

Siguiendo las indicaciones que les habían dado llegaron con más rapidez al lugar, realmente era un  lugar muy bonito y acogedor, tierno a los ojos de Glorfindel, la puerta y ventanas redondas, humo saliendo de la chimenea y un bello jardín al frente, con diferentes tipos de flores hermosas y bien cuidadas. Ambos elfos desmontaron de sus caballos, ataron sus riendas a la cerca de madera que rodeaba la casita, iban a abrir la pequeña puerta que daba entrada al jardín cuando la puerta de la casita se abrió.

Una hermosa niñita de vestido azul de cuadros, piel tostada, ojos azules y de cabellos dorados, adornados con un listón blanco, estaba parada en la entrada de la casita sosteniendo en sus manos una pequeña canasta, los miraba con curiosidad.

—¿Quienes son?—preguntó con voz dulce y tierna.

—Me llamo Elladan—respondió el elfo—y él es mi amigo Glorfindel—el elfo le sonrió y saludó con la mano—Tú debes ser Elanor ¿cierto?

—No—dijo la pequeña—mi nombre es Undomiel.

Ambos elfos se quedaron con la boca abierta ¿acaso había dicho Undomiel? ¿Y que ella no era Elanor, la hija de...?

—Querida necesito las fresas...—una mujer mayor apareció atrás de la pequeña hobbit su expresión de sorpresa no tardó en aparecer al ver a los bellos elfos.

—Preguntan por mamá—respondió la niña—se llaman Elladan y Glorfindel

—Mis señores—saludó la mujer haciendo una pequeña reverencia—me llamó Rosita Coto, soy esposa de...

—Samsagaz Gamyi—interrumpió Elladan.

—Así es, ella es mi nieta—señaló a la niña—mi hija Elanor no está en estos momentos, pero regresará pronto, ¿quieren esperarla?

—Lo haré, es necesario que hable que con ella.

—¿Hizo algo malo?—preguntó la pequeña.

—No linda, solo que tengo que hablar con ella de algo importante.

—Por favor pasen—Rosita había bajado los peldaños del jardín y abierto la puerta para que entraran.

Los elfos fueron invitados a la comodidad de la casa, aunque apenas podían mantenerse de pie en ella, se sentaron a la mesa y Rosita les sirvió té con leche, la pequeña Undomiel les ofreció galletas y malvavisco.

La Tumba de Cerin AmrothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora