o-o-o
"y que te parece esto para los adornos!" – dijo Ginny
"perfecto" – le contesto Thomas, agarro levemente la mano de Amelia la cual mostro una leve sonrisa.
"perfecto" – repitió Amelia
Se encontraban en casa de los Weasley, la madriguera, Ginny y su mamá eran las encargadas de organizar toda la boda que sería dentro de dos meses, que tan rápido pasaba el tiempo?
Apenas y recordaba el Ministerio Francés; en los cuatro meses que ya llevaba viviendo en Londres tanto ella como su hijo se habían adaptado al cambio, incluso se habían acostumbrado a tener en casa todas las tardes a Draco…Draco…no podía quitárselo de la cabeza en ese momento.
"Amy, amor que tienes?" – le pregunto Thomas
"qué?"
"te estaba preguntando si te gusta este color" – hablo Ginny con una mirada de comprensión.
"si, esta lindo" – le respondió
"estas bien?" – le pregunto Thomas
"si, es solo que… yo… mmm…"
"te entiendo querida, debes estar abrumada con todos los pequeños detalles, pero cuando llegue el día te sentirás realizada" – dijo Molly – "espero que la hagas feliz"
"te tienes que ir a pgobag el vestido, esta fabuloso" – dijo Fleur sosteniendo en brazos a su segunda hija
"ya está listo?!" – pregunto con voz de agonía
"pog supuesto que sí, el vestido es lo pgincipal"
Se sentía desesperada, quería gritar, quería llorar, pero no podía, no por Thomas, un hombre espectacular que le brindo su apoyo y su amor, su sonrisa sincera y su felicidad le impedía cualquier movimiento, no lo haría sufrir nunca.
"me lo probare en la casa" – dijo Amelia
"Por supuesto, no queremos que el novio vea el vestido" – hablo la señora Weasley
"mala suerte verdad?"
"no hay mala suerte en donde hay amor sincero" – dijo Thomas
Ya era tarde cuando salieron de la casa de los Weasley, Thomas caminaba a su lado, llevaba las manos en sus bolsillos.
"pedí el cambio" – dijo de pronto – "también vendré a trabajar aquí, creo que para la próxima semana ya estará todo arreglado"
"y tu mamá?"
"mi mamá dice que busque mi felicidad" – le respondió – "te amo Amy, eres lo más maravilloso que ha podido pasarme"
"aquí es" – dijo ante su declaración, Thomas le regalo una sonrisa
"ansío el día en que al fin seas mi esposa" – le dijo paso sus brazos por la cintura de ella, y le dio un tierno beso, beso que ella no respondió – "vendré en una semana, quiero ver a Davis, le compre unas cosas que seguro le gustara"
"nada con lo que pueda hacer travesuras"
"no te doy mi palabra" – dijo
"gracias Thomas" – le susurro – "por todo" – él se marcho primero, y luego ella girando sobre si también desapareció.
La casa estaba con las luces apagadas, Davis estaría dormido, entro en silencio a la casa y subió hasta su habitación; saco el pequeño envoltorio que traía en su bolsillo y con un simple movimiento de varita lo regreso a su tamaño normal; abrió la enorme caja que guardaba misteriosamente su vestido de novia, una tela suave al tacto y bordados fue lo primero que supo distinguir.
