💚 NUESTRO AMOR 💚 #2

33. 💚 El mejor regalo 💚

- Menos mal que te dije a las once y media - me dice Jack en cuanto llego junto a él. Está apoyado contra el muro de la iglesia de brazos cruzados. Lo bueno es que su cara tiene una enorme sonrisa.

- Se me ha complicado un poco - un poco bastante, quiero añadir - Además, no exageres que solo he tardado quince minutos.

- ¿Ha pasado algo?

- Me quería peinar y Lara se estaba duchando. La he llamado a la puerta pero tenía la música tan alta que no me oía. No sé cómo no se queda sorda.

- Tú eres igual que ella - despega su espalda de la pared y se me acerca - ¿He tenido que esperar un cuarto de hora porque te querías peinar? Pensaba que me habías dejado plantado.

- Es que... Tengo el pelo mal por la humedad.

- Le tienes precioso - acaricia mis puntas y las besa con suavidad.

- Lara dice que parecen pelos de recién follada - carcajea al oírme decirlo.

- No lo son.

- Ah, ¿no?

- Yo te he visto recién follada y no hay comparación - miro a otro lado sonrojada. Jack me besa la mejilla y coge mi mano - Ven.

- ¿A dónde me llevas? - pregunto cuando me adentra en el ayuntamiento. Todavía hay algo de claridad y las farolas están encendidas. Si no llega a haber luz, me cago de miedo. Llegamos a una especie de fila de árboles y me lleva al final de todo donde hay uno con un tronco bastante ancho que nos cubre a los dos. Estamos arrinconados y no hay manera de que nos vean. Bueno, a estas horas no hay nadie... ¿Habrá fantasmas? No Lila, no pienses eso - ¿Qué hacemos aquí?

- ¿No te acuerdas de este sitio? - pienso un poco mirando a mi alrededor pero a mi mente no viene nada.

- Sí, claro - miento.

- ¿Sí? ¿Qué pasó aquí?

- Que... ¿Me caí? - pregunto con esperanza de acertar.

- Vamos, que no te acuerdas - se ríe pasando su mano por la cara - Que fuerte que lo recuerde yo y tú no...

- No tengo buena memoria.

- ¿Dónde fue nuestro primer beso?

De eso sí que me acuerdo.

- En la cocina de tu casa - contesto al instante.

- No.

- ¿Eh? - que no me vacile. Anda que no sabré yo dónde fue mi primer beso con él.

- Que no. Ese no fue nuestro primer beso.

- ¿Cómo que no?

- Como que no. Fue aquí - y como si me hubieran pegado un martillazo en la cabeza, el recuerdo vuelve a ella. Es verdad... Mi primer beso fue con él y aquí. En mi pueblo. Escondidos detrás de este árbol ¿Cómo lo he podido olvidar?

8 AÑOS ATRÁS

Corro por el ayuntamiento como si me estuviera persiguiendo el mismísimo coyote. Conozco a la perfección este sitio y sé dónde tengo que ir ¿Sabéis por qué estoy corriendo como una loca que parece que huye de prisión? Porque luego me tengo que ir a poner la vacuna para la gripe y no me da la gana de ponérmela. Prefiero tener 44 de fiebre a que me metan esa enorme aguja por el brazo. Me mareo solo de pensarlo. Aprovechando la distracción de mi madre, he corrido fuera de la casa de mi abuela para esconderme. Lo malo es que mi hermano y Jack me estarán buscando por todo el pueblo. Scott no me preocupa porque es tan vago que se habrá cansado al bajar los escalones de casa. Pero Jack estará recorriendo todo el pueblo para encontrarme. Veo al final del lugar un árbol súper grande en el cual me he intentado subir muchas veces. Todas he acabado con raspones en las rodillas. Pero creo que ahí no me verán. Me sitúo entre el hueco de la pared y el tronco sentándome en el verde. Rebusco entre los bolsillos de mi chaqueta y maldigo viendo que no hay nada. Justo hoy se me ha olvidado coger chocolate. Pues nada, a esperar. Miro el cielo y veo que está azul y cubierto de nubes blancas. Anda, esa nube parece una flor. Y esa un conejito. Y esa una mano. Ehh... ¿es normal que una nube se me parezca a una polla? Cómo se nota que las hormonas están apareciendo en mi cuerpo. Pero, os juro que lo parece. A ver, que nunca he visto una. Lo relaciono con las que dibujan mis compañeros de clase en sus pupitres para hacer la gracia. Siempre dibujan lo mismo y, no sé a los demás, pero a mí nunca me ha hecho gracia. Ahora veo otra que parece una tableta de chocolate. O igual es mi subconsciente. Tengo hambre. He corrido mucho. Que alguien le diga a mi profe de educación física que ya he hecho mi ejercicio semanal. Que mañana no me venga tocando los cojones con que dé 5 vueltas al pabellón. La va a hacer quién yo le diga. Encima él siempre está sentado gritándonos. ¡Que las haga el también! Que falta le hace con lo gordo que está. Me levanto de un salto cuando oigo una rama crujir cerca de mí. ¿Me han encontrado?