- Uffff - me cago en Jordan y toda su estampa. No hay manera de dormir. Menos mal que mañana no tengo que madrugar, pero ya me jode tener las pedazo de ojeras que me van a salir para la fiesta de Halloween. Y encima Jack no ha podido quedarse a dormir conmigo. Y mira que le ha insistido a su madre, pero no ha habido forma. Al parecer, mañana por la mañana tiene que ir a una reunión con su tutor de universidad y a su madre le da miedo que se le olvide y que nos moleste tan temprano en casa. A ver, es cierto que cuando dormimos juntos, perdemos la noción del tiempo. Anda que no me habré dormido yo veces y me he perdido las primeras horas de clase en el instituto por quedarme durmiendo con él. Pero hoy se podía haber puesto una alarma y ya ¡Como si me quiere llevar con él! Pero le necesito aquí conmigo... Las escenas de la película se repiten continuamente en mi cabeza y me aterrorizan. Me incorporo en la cama y enciendo la luz de mi mesilla. Está todo oscuro pero mi armario sí que es visible. Mi puto armario que me está acojonando... Os prometo que estos momentos me emparanoian un montón. Hasta creo que he oído un ruido... ¿Voy con mi hermano? No. Con Scott no me pienso meter. Voy a dormir menos que aquí porque está con sus ronquidos rompe tímpanos. De verdad que debería ir a un especialista, esto no es normal. Me levanto y voy lentamente hacia mi armario - ¿Mi-mikel? - abro un poco mi armario para ver si hay alguien metido. Os juro que si me contesta, me muero muerta aquí mismo. Pego un bote y mi corazón se acelera al oír el zumbido de mi móvil sobre la mesa ¿Y si es el psicópata que quiere preguntarme si me gustan las películas de miedo? ¿Eso pasaba en Scream, no? Genial, ahora atraigo a todos los enfermos mentales.
- ¿Estás bien? - dice Jack al otro lado de la línea. Mis músculos se relajan al oír su voz.
- Estaba mirando el armario para comprobar si no hay nadie.
- ¿Y hay alguien? - abro rápido la puerta y no veo nada. La cierro bien por si acaso.
- No.
- Vale, ¿más tranquila?
- No. No puedo dormir - abro mi ventana y miro el cielo oscuro.
- Ojalá pudiera estar contigo. Lo siento.
- No pasa nada. Con oír tu voz, me basta - oigo su risa - ¿Qué?
- Siempre me decías eso cuando estaba en Francia. Y nunca era verdad.
- No me queda otra... - nos quedamos unos segundos el silencio - ¿Qué haces?
- Mirar por la ventana.
- Yo también. Hoy hay luna llena. Es preciosa - digo apreciando ese maravilloso círculo blanco que resalta entre todo la oscuridad.
- ¿Quieres que suba al cielo y te la traiga? - no puedo evitar esbozar una sonrisa ante su pregunta.
- No, no lo hagas. Puedes hacerte daño - no me hace falta verle para saber que él también está sonriendo. Esa conversación sobre la luna la teníamos constantemente cuando éramos pequeños y yo no podía dormir. Jack me hablaba sobre el universo, las constelaciones, las estrellas... Él y yo compartimos la teoría de que hay vida en otros planetas y nos podíamos pasar horas charlando sobre ello. Yo siempre resaltaba que lo que más me gustaba era la luna. Sobre todo cuando está llena. Me hace sentir como que soy tan pequeña e insignificante dentro de un gran universo. Él me decía que, si me gustaba tanto, podía subir y concederme el deseo de tenerla. Pero yo, al ser pequeña e inocente, le decía que no lo hiciera porque estaba muy alto y se podía hacer daño.
- Te acuerdas - afirma.
- ¿Lo dudabas?
- No sé. Como te haces la madura y la fuerte, igual has bloqueado todos los momentos bonitos que hemos tenido.
- Los bloqueé, es verdad. Pero lo bueno que tiene es que los puedo desbloquear cuando quiera. Y ahora lo están.
- ¿Cuándo decidiste desbloquearlos?
- Cuando volviste - noto que va a decir algo pero se calla, me quiere hacer preguntas respecto a mi respuesta pero no se atreve. Y este no es el momento de hablar de ello - Cambiemos de tema. Oye, si quieres dormir, cuelgo. No hace falta que te quedes despierto por mí.
- No voy a poder dormir hasta que sepa que no tienes miedo, mofletitos.
- ¿Y qué hacemos? - pregunto cerrando la ventana de nuevo.
- No sé - suspiro y me tumbo en mi cama.
- Cuando estabas en Francia, no nos costaba tanto hablar - digo un poco distraída mientras apago la luz, quedándome totalmente a oscuras. Cuando soy consciente de lo que he dicho, me arrepiento.
Mierda, no me va a gustar su respuesta.
- Muchas veces, no hablábamos - se forma un silencio incómodo y doy gracias a que no esté conmigo porque mi cara se vuelve completamente roja. Me toco el moflete y, efectivamente, está caliente - No te sonrojes, linda.
- ¿Por qué me tienes que conocer tanto? - digo con algo de fastidio. No puedo tener secretos con él. Vuelve a reír, rompiendo un poco la tensión que se había creado.
- Porque siempre has formado parte de mi vida. Si no te conozco yo, nadie lo hace.
- Ya - me muevo un poco poniéndome boca arriba y destapándome. Hace mucho calor.
- ¿Estás tumbada?
- Sí. Aunque no estoy tapada - me atrevo a decir - Tengo calor.
- Tápate. Es mejor. Puedes coger frío.
- Si no he cogido frío durmiendo todas las noches desnuda, no lo cogeré ahora. Mi cuarto es un horno y ya he cerrado la ventana - de todas las palabras que he dicho, apuesto todos los dulces que hay en mi casa a que se ha quedado con una sola. Ese era mi objetivo.
- ¿Estás desnuda? - pregunta con un tono más ronco. Ay mi madre...
- Sí - no dice nada y no sé si sentirme rechazada o victoriosa - ¿Tú estás tumbado?
- Ahora sí.
- ¿Estás solo con los calzoncillos? - vamos, Lila, con ciudadito... No la cagues.
Esto es como caminar por un campo lleno de bombas.
- Sí - cierro los ojos imaginándome esa alucinante escena. Mmm quién fuera cama...
- ¿Y no tienes calor?
- Un poco... - mi respiración se vuelve un poco más agitada. No entiendo cómo lo consigue. Con solo dos palabras y su voz provoca que mi cuerpo se altere de una forma exagerada.
- Podrías quitártelos... - gruñe bajo y murmura algo que no consigo oír - ¿Qué has dicho?
- Deberíamos intentar dormir - argh, con lo bien que iba todo...
- ¿Por qué? ¿No te apetece seguir con lo que estábamos? - pregunto inocentemente.
- N-n-no-o - tartamudea tanto esas dos simples letras que me da a entender que está nervioso. Para los que no se hayan enterado, sí, Jack y yo teníamos mucho sexo telefónico cuando él estaba en Francia. Antes de que me dejara, claro. La verdad es que era algo extraño, pero con Jack tengo esa especie de confianza para hacer esas cosas y no avergonzarme. No avergonzarme durante el proceso digo, cuando luego se menciona, no soy tan valiente.
- Que pena, yo quería seguir...
- Lila, ya - dice serio y maldigo entre dientes. Ya se jodió todo.
- Has empezado tú preguntando si estaba desnuda.
- Vale, pues lo acabo yo. Fin. Cállate ya.
- Que mal humor gastamos a estas horas.
- Por lo que veo, se te ha pasado el miedo, ¿no? - tiene razón. Todo esto me ha entretenido y estoy mucho menos asustada. Ahora tengo ganas de otra cosa.
- Sí, creo que ya podré dormir. Hasta mañana.
- Hasta mañana, mofletitos - cuelgo tirando el móvil sobre la mesa. Que tensión, por Dios... Muerdo mi labio imaginándome a Jack tumbado sobre su cama desnudo. Que ganas de estar ahí junto a él... Ay, que mal estoy... Creo que necesito echar un polvo, urgente.
ESTÁS LEYENDO
💚 NUESTRO AMOR 💚 #2
Ficção AdolescenteLila sigue queriendo a Jack. Jack sigue queriendo a Lila. ¿De qué manera se quieren? Muchas cosas han pasado. Los dos han cambiado. Lo que no ha cambiado es que a Lila la sigue pasando de todo. 💚💚💚💚💚💚💚💚💚💚 Libro #2 de la saga Nuestr@ Es nec...
