No es otra noche más.

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Habían pasado dos meses desde que nos habíamos besado con Niall sin ninguna cámara enfrente. Ninguno de los dos lo mencionó en ningún momento, así que pensé que seguramente lo había hecho para confundirse. Tanto él como yo sabíamos que él seguía enamorado de Brianna (aunque él no me lo haya dicho directamente), quizá sólo trataba de olvidarse de ella.

Todavía, de vez en cuando, me sentaba en mi cama a la noche y analizaba la foto de Niall y Brianna. Ella tenía el cabello suelto, ese día debía de haber viento porque algunos de sus mechones volaban hacia atrás. Sus manos se encontraban entrelazadas en la nuca de Niall, tirándolo más cerca de ella. Él también tenía los ojos cerrados y la abrazaba con fuerza por su cintura. A su izquierda había varios árboles, como si fuera la entrada a un bosque. Cuando me centraba en la cara de Zayn dejaba de estar triste, su mueca era demasiado chistosa. Pero luego volvía a centrarme en el beso, y otra vez me ponía mal.

Quedaba poco tiempo de contrato, unos tres o cuatro meses como mucho. Había perdido la cuenta, Paul nos avisaría unos días antes de que acabara. Ya no contaba hacia atrás los días que faltaban para deshacerme de él. Al contrario, sufría cada minuto que pasaba, porque era un minuto más cerca del final.

Ya no tenía ningún sentido el negar mis sentimiento hacia él, y menos aún después del beso de hace dos meses.
No había vuelto a pasar. No sólo lo del beso, sino ninguna muestra de afecto fuera de cámara. A veces él venía a mi casa, incluso se quedaba a dormir. Nos reíamos durante el día, mirábamos alguna película y comíamos. Contábamos anécdotas. Pero al final del día, él dormía en otro colchón y yo ya no sufría de pesadillas. Siempre había algún que otro abrazo, pero no llegaba más lejos que eso.

Emily ya había cumplido años, yo cumpliría mis 18 apenas una semana después. El cumpleaños de Niall era una semana antes de acabar el contrato. Tenía solamente una semana luego de eso, para resolver lo nuestro.
No, lo nuestro no. Lo mío. Cada segundo debo recordarme que Niall sigue enamorado de Brianna, no de mí. Diablos.

Me encontraba sentada en mi cama con la fresca brisa entrando por la ventana, cuando todos estos pensamientos pasaban por mi cabeza a la velocidad de la luz. El invierno se estaba alejando, dejando paso a una primavera fresca y dulce. La foto descansaba sobre mi regazo, sin cambiar absolutamente ningún color. La cara al frente era la misma, las dos personas al fondo también. La entrada al bosque se veía cada vez más infinita, y me preguntaba dónde quedaría ese lugar y cuánto me gustaría visitarlo.

Mi celular se iluminó, reflejando mi fondo de pantalla en el techo blanco. Eran aproximadamente las 11 de la noche, ¿quién podría ser, a esta hora? Cuando abrí el mensaje, me encontré que el remitente era Niall con un “No puedo dormir, ¿salimos?” Sabía que no debía, diablos, estaba segura que nada bueno podría salir de eso, pero de todos modos le contesté “Pasa por mí en 10.”

Ya estaba bañada así que solamente me puse algo cómodo y me hice un rodete desordenado. Lo esperé sentada en el sofá. Tan sólo habían pasado 5 minutos cuando me llegó su mensaje de “Estoy afuera, te espero.” Salí corriendo a la puerta, acomodé frente al espejo algunos mechones rebeldes y abrí la puerta. Me encontré con algo que no esperaba: un Niall con gruesas y muy marcadas ojeras, ojos rojos e hinchados y una leve sonrisa de costado.

—¿Niall? ¿Qué diablos? ¿Qué te pasó?

—No importa —contestó, restándole importancia—, vayamos a tomar algo, ¿sí?

—Claro, sí, pero... ¿Me contarás que te pasó?

—Quizá. Ahora vamos.

Agarró mi mano con tal fuerza que sentía que me dañaba, como si mi piel fuera rajándose de a poco. Pero preferí no decir nada, su estado era deplorable. Me llevó a un bar desconocido, con olor a alcohol, mucho. Era el típico lugar donde paraba gente con el corazón roto, camioneros, personas sin casa o incluso prostitutas. La junta de todo eso daba la vista asquerosa que tenía delante.

—Niall, vayamos a otro lugar, este no me gusta...

—Cállate —me espetó salvajemente, tirando de mí hacia la barra.

Obedecí con la cabeza gacha y me senté en una banqueta a su lado.

—Dos shots de tequila, por favor —pidió al bartender.

—Niall, yo no tomo.

—Bueno, bienvenida al alcohol, ¡y que seas feliz! —gritó a todo pulmón, bajando su shot de un sólo trago.

Llamé al bartender y le pedí algo que contuviera alcohol, pero que sea suave. No podría manejar a Niall completamente ebria, pero tampoco completamente sobria. Me trajo un jugo de naranja mezclado con algún tipo de alcohol fuerte. Cuando le fui a pasar mi shot a Niall, ya estaba vacío a su lado. Le pedí uno más de esos al bartender.

—Habla —le pedí.

Él negó con la cabeza, parecía disputarse entre contarme una verdad o satisfacerme con una mentira.

—No importa, pero tengo que confesarte algo.

Guardé silencio, dándole a entender que continuara.

—Brianna... Brianna y yo estuvimos juntos, cuando la banda empezaba a ser reconocida.

Asentí, eso ya lo sabía.

—¿Sigues enamorado de ella?

Negó con la cabeza.

—¿Entonces?

—No es ella, sólo debía contártelo —se encogió de hombros.

—Si no es ella, ¿por qué estás tomando hasta morir?

—No lo entenderías.

Se levantó, dejándome con la palabra en la boca, y fue directo a la zona de las prostitutas. Corrí detrás de él, buscando la cabellera rubia de un chico, pero nada. Cuando iba a volver a mi lugar lo vi, llevando escaleras arriba a una chica de unos 20 años. Rubia, curvas bien marcadas, un trasero de puta madre y una vestimenta que dejaba poco a la imaginación. Dejé que subieran, y cuando estaba subiendo yo también, un seguridad me paró.

—Debes elegir a una y pagar, para pasar.

Entonces lo entendí. Me di cuenta de qué era lo que había arriba y quién era esa rubia de cuerpo de modelo. No sabía cómo volver a casa, tenía que esperarlo. Y decidí hacerlo de la mejor forma.
Me senté en una mesa de dos sola, y pedí tres o cuatro tragos de esos que se había tomado Niall.
Ahora sabía por qué venían aquí los de los corazones rotos. No era un lugar bonito, o barato, o acogedor. Pero ofrecía compañía, tanto en prostitutas como en la variedad de alcohol. Y se sentía bien.

♡♡♡♡♡♡♡♡

En multimedia, foto de la tipa que se va con Niall. Perdón lo explícito.

Detrás de las cámaras » n.h «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora