Por un heredero

Longbourd

Esa noche agasajaron a Elizabeth en casa de Jane con una cena amena pero, como todas despedidas fue triste para todos,aunque era conciente que, todo tenía un fin y ya debía volver con su querido padre.

Elizabeth llevaba horas pensando en lo que había sucedido temprano con el beso robado y aún sentía el calor y el sabor muy dulce de los labios del Señor Darcy ,y aunque la había enojado un poco ,sabía que quizás nunca más iba a volver a ocurrir ,había dejado pasar una posibilidad de la que se iba arrepentir por el resto de su vida ,pero también era fiel a su estilo y debía actuar a consecuencia.
Ese joven le gustaba más de lo que consideraba admiración , en esos pocos segundos , lo había sentido y era algo que aún la perturbaba , creía que debía olvidarlo porqué el límite puesto a él era el fin y entendía que ,era casi imposible que el señor Darcy volvería a declarar su amor , conociendo su carácter lleno de orgullo.

Ese atardecer tampoco fué fácil para Darcy, caminó mucho por su cuarto para todos lados, se frotó las manos cruzando después su dedos ,a los que hizo tronar varias veces ,se alisó el cabello hacia atrás y hasta con él se enojó ;
se sentó en el borde de la cama respirando profundo para pensar mejor de su tonto proceder, y la propuesta rápida de matrimonio , ese beso apresurado lo dejaba mal parado por ser un acto de descortesía y falta de caballerosidad y la respuesta confusa de Elizabeth con el"rechazo ,aceptación"  también lo dejaba con dudas y frustración .

Elaboraba en sus silencios mucho malestar, sin todavía poder entender que le había ocurrido esa tarde , cuando todo lo había hecho muy mal .

Elizabeth estaba en lo cierto ,pensaba ...

{¡Cómo hablar de matrimonio tan rápido  apenas conociéndola!.}

Ya era casi una obsesión de como reparar el error, con una disculpa y si ella , estaba dispuesta en aceptarlas ;
pero también mantenía un hilo de esperanzas ,cuando recordaba que ella ,al principio había admitido el beso al dejarse llevar ;
como también recordaba  lo abierta y predispuesta que era al trato con miradas , sonrisas cálidas y tibias que le regalaba al conversar.

Abruptamente se levantó ofuscado y ya debía dejar de pensar ,lo hecho ,hecho estaba y por apresurado ,  había dejado escapar una buena oportunidad ,y esos, los meses venideros, lo preocupaban también, teniendo en claro que a la joven no le faltaba candidato.