-Listo. -La conductora retiró su cinturón y salió del coche.
Yo me desesperecé en mi sitio para imitar su acción.
El gélido clima se infiltró por mis huesos pero el calor llegó a mi mano cuando Nat la sujetó con firmeza para dirigirnos a su casa.
Era suave.
-El sexto. -Murmuró pulsando el panel del ascensor.
La pelinegra, que acariciaba con su pulgar mi mano, rió.
-¿Qué ríes?
Negó con la cabeza.
-N-nada, da igual.
Le resté importancia y me fijé en nuestras manos aún unidas; reí.
-¿Y tú qué ríes? -Subí la mirada hacia la suya, que me miraba divertida.
-N-nada, da igual.
El elevador llegó hasta el piso marcado y nos dirigimos a el "B", Nat soltó mi mano para meter las llaves y dar lugar al sitio donde dormiría esa noche.
-Coño Natalia por fin vuelves pensé que te había pasado algo.
La voz de un hombre, supondría que su compañero de piso y su mejor amigo, se acercaba más al hall, donde nos encontrábamos.
El chico apareció al momento delante nuestra.
-Encantada. -Me acerqué tímidamente a él y le di dos besos.
-Igualmente...Natalia, ¿No ibas a sacar la basura?
La nombrada se encogió de hombros mientras colgaba su abrigo en el perchero.
-Era más importante Alba, y te tocaba sacarla a ti.
-Mira, llévatela ahora mismo, huele mal.
Espera, ¿Hablan de mí o de la basura?
-Ay que si. Ahora vuelvo, voy a tirar la jodida basura.
La pelinegra salió del piso con la bolsa en la mano no sin antes lanzarle una mirada de odio a el chico y a mi un guiño.
-Bueno ¿Alba? -Asentí- Disculpa por esta presentación, estamos discutiendo siempre. Pero nos queremos mucho.
-Se nota. -Bromeé.
-Oh perdona, yo soy Miki. ¿Te quedas a dormir?
¿Miki Mouse?
Asentí y dejé la bolsa en el suelo, que ya pesaba lo suyo.
El chico se fue a algún lugar de la casa mientras seguía hablando.
-Natalia me ha hablado mucho de ti.
Sonreí con ternura.
-¿Para bien? -Cuestioné con media sonrisa.
-Para genial. -Miki apareció con una barra como de cacao verde, pero un poco mas grande.
-¿Y eso?
-Es "la barrita mágica", es para los moratones. -Fijó su mirada en mi mejilla.
-Oh... -Tapé el golpe con mi mano- ¿Se nota mucho?
-Un poco.
Acercó el producto a la zona herida y lo comenzó a mover sobre ella.
-Ay... duele duele.
-Tranquila, ya está. Mañana estarás como nueva, ¿Cómo te lo hiciste?
-Gracias... Me caí de la ducha, soy muy torpe -Mentí- Por cierto, bonita casa.
Era el piso más acogedor que pudieses imaginar, y lo más importante; olía a Natalia, y eso hacía sentirlo un hogar.
-A mi no me gusta, demasiado minimalista; la decoró Nat. -Rodó los ojos- Ven, te enseño donde dormirás.
Me dirigió por el pasillo del hogar hasta llegar a una habitación con la pared forrada con posters de grupos que le gustaban a Natalia.
-Es la habitación de Nat. -Abrió la puerta dando paso a una habitación aún más bonita.
-P-pero yo duermo en el sofá, no quiero causar más molestias que bastante hacéis que me dejais dormir bajo vuestro techo... -Me rasqué la nuca.
-No es molestia ninguna, como si te quedas a vivir.
Aquel chico me daba mucha confianza, como la de Pamplona, solo con su presencia me sentía como en un hogar.
Como el que nunca tuve.
-P-pero...
-Sssh, te quedas aquí y ya, el sofá es muy incómodo.
-¿Y a Natalia no le molestará? -Cuestioné mordiéndome las uñas.
-No. -Sonrió- Venga, vamos a hacerle la cama y así dormís agustito.
Ay, que dormiríamos en la misma cama...
Acepté y, acercándome a la cama de no más de 70×190, comencé a meter la sábana en el edredón.
-Así no.
Miki comenzó a reír al ver la situación en la que me vi envuelta, y nunca mejor dicho pues estaba enrollada en la sábana.
-¡Ay! ¡Miki ayuda! -Comencé a moverme nerviosa.
En ese momento la puerta de la entrada se abrió.
-¡Ya estoy aquí! -Exclamó Natalia.
-¡Natalia ayúdame!
Sus pasos no tardaron en acercarse a nosotros.
Soltó una pequeña risa al ver nuestra situación.
-Pero ayúdala y para de reírte.
Se acercó a mi y me ayudo a liberarme de aquella "enredadera".
Cuando conseguí salir del todo cogí aire.-QUE MALO ERES. -Comencé a perseguirle por toda la casa entre risas.
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En este banco || Albalia
Novela JuvenilDonde Alba y Natalia se conocen en un banco a las 4 de la mañana.