Albalia 2.0

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Narra Natalia

-¿A-aina? -Habló Alba reponiéndose de nuestro beso y levantándose de mis piernas.

Sentí frío cuando se despegó de mi.

Iba a matar a esa tal Aina, pero por su tono de voz supuse que se trataba de una niña y se me quitaron las ganas.

-¿Chica rubia?

Mi novia asintió con una enorme sonrisa y comenzó a dar saltitos de alegría junto a unos grititos que solo serían capaces de oír los murciélagos.

Verla así de feliz era lo único que necesitaba para serlo yo también.

-Ya voy niña pelirroja... -Se quitó su chaqueta y me la puso- Ten... tu camiseta está mojada.

La abroché y su aroma impregnó mis fosas nasales formando una sonrisa en mí. La prenda era de cuero (sintético), marrón y con algunos parches de decoración. Me quedaba grande; y si a mi me quedaba así, a Alba le quedaba como si fuera una XXL. Pero perfecta, como todo lo que se ponía.

Cuando vió que estaba ya "vestida" y más o menos aceptable, me dio un pico y abrió la puerta. Esos pequeños gestos que tenía eran los que hacían que me estuviera enamorando de ella cada vez más.

Tan pronto como se abrió la puerta logré ver a una niña en una silla de ruedas antes de que Alba se abalanzara sobre ella.

Era una niña preciosa y la sonrisa que puso cuando vió a la rubia podría derretir cualquier iceberg.

-Ay... -La de Elche se encorvó para estrechar mejor entre sus brazos a la pequeña niña, que aceptó entre risas.

Mientras se abrazaban, la mirada de Aina, creo que se llamaba, se encontraba fija en mí entrecerrando sus grandes ojos.

-¿Es Natalia? ¿La novia guapa? -Cuestionó al separarse de su agarre.

Miré a Alba sorprendida ¿Le había hablado de mi? Y lo peor... ¿Le había dicho que era guapa?

Me sonrojé levemente al imaginarme a la rubia explicándole cómo era.

-H-hola. -Moví mi mano para saludarla y ella sonrió.

Sentía ternura al ver a Aina, me recordaba mucho a alguien pero no lograba recordar a quién.

Miré a Alba y volví mi vista a la pelirroja, así repetidamente hasta que entendí a quien me recordaba.

Alba y Aina eran como dos gotas de agua; y no físicamente, si no por como hablaban y gesticulaban.

-Si, es ella... -Me sonrió ella encogiéndose de hombros- ¿Y tus madres?

-Sentadas en una mesa de ahí. -Giró su silla y nos dirigió hacia las nombradas.

Por el camino le di un codazo a Alba y le pregunté con la mirada quien era aquella niña.

-Es maja, te caerá bien. -Respondió con una sonrisa.

Torcí la boca y asentí.

Nos había cortado el rollo, pero si, la niña parecía un amor.

Una vez delante de sus madres, que se reían de alguna anécdota, comenzamos a hablar con ambas.

-Os presento. Natalia; Natalia. Alba; Alba. -Nos presentó Aina y nos acercamos a darles dos besos.

-¿Nos llamamos igual? -Cuestioné con una sonrisa.

Vaya coincidencia...

Sentí como Alba me agarraba la mano y le miré sonriendo; más gestos que me enamoraban.

Una de ellas, Natalia, era rubia y con ojos negros. Y la otra, Alba, tenía los ojos azules y  el pelo teñido del mismo color.

-Tu debes de ser la chica rubia, ¿No? Aina no deja de hablar de ti. -Comentó la "Alba 2" revolviéndole el pelo a su pequeña.

Sonreí de la ternura.

-La misma. Aina es un amor, estuvimos sentadas juntas en el viaje en avión a aquí. -Me explicó.

-Pues que raro, Aina no es una niña que socialice mucho con nadie. Es bastante tímida. -Comentó "Natalia 2" observando como su hija agarraba la otra mano libre de Alba.

"Alba 2" observó nuestras manos entrelazadas.

-¿Sois pareja? -Soltó.

Miré a mi novia con una sonrisa.

-Si, y quiero pasar mi vida junto a ella. -Hablé recordando el discursillo que le solté para que fuera mi pareja.

Se llevó nuestras manos juntas a la boca y les dio un beso.

-Que monas, un día nos podemos ir de cita doble. -Comentó la peliazul.

Asentimos felices.

Seguimos hablando unos minutos más. La pareja, que ahora sabía que llevaban casadas 5 años, nos caían muy bien a ambas. Y Aina era luz, hablé más con ella que con cualquiera de las tres restantes, y la conversación que mantuvimos era más interesante que cualquier otra.

Aina era especial; como Alba.

-Ay, Natalia, que tengo que ir a comprar lo de Navidad. -Interrumpió Alba mi conversación con la pelirroja levantándose de la silla.

Observé como mi rubia y la otra Natalia intercambiaban su número de teléfono para seguir en contacto mientras me despedía de Aina.

-Yo quiero ir con vosotras. -Puso una mueca de tristeza la pequeña.

Miré a Alba con ternura.

La quería adoptar.

-¿Puedo ir con ellas? -Volvió a insistir poniendo pucheros a su madre.

Se miraron entre ellas para luego mirarnos a nosotras.

-Por nosotras encantadas. -Comentó Alba.

Aina miró con insistencia a sus madres.

-Bueno, si no os importa... -Se encogió de hombros la peliazul.

-Genial, vamos. -La pelirroja agarró de la mano a Alba y se fue sin despedirse.

Les seguí por detrás con una sonrisa no sin antes despedirme de Natalia y Alba, que quedaron en recoger a su hija más tarde.

Miraba como Alba empujaba en la silla a la niña desde atrás y parecían madre e hija. Pensándolo bien, yo sería su otra madre.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo ante aquel pensamiento.

"Alba, nuestra hija y yo" siempre me había sonado muy bien.

-¡Vamos PlayMobil! -Me apodó la pequeña viendo que me quedaba embobada observándolas.

Rodé los ojos y les alcancé para ir a alguna tienda a comprar las típicas cosas de Navidad.

La vida se estaba volviendo más tranquila aquí, y eso me encantaba.

Sobretodo por que estaba Alba.

la novela está llegando al final :)
y yo me quedo sin inspiración :(

En este banco || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora