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Narra Natalia

Lo había hecho.

Me había besado.

Y nunca me había sentido tan bien.

-Alba, Alba... -Me separé, muy a mi pesar, de sus labios- ¿Qué hora es?

La nombrada, con los labios rojos al igual que sus mejillas, sacó el móvil de su bolsillo y encendió la pantalla.

-Mierda... -Murmuró desbloqueando el aparato- 22:07

-¿Qué?

-Niña, a casa si no quieres que tu novia muera. -Leyó temblorosa.

Como no podía ser de otra forma, se trataba de su padre.

Notaba como hervía cada glóbulo de la sangre que corría por mi cuerpo, que por desgracia para el, hacía que viviese.

-No si le mato yo primero.

Me dispuse a ir hacia la antigua casa de Alba pero ella misma me frenó.

-Natalia, no hagas nada, por favor.

-¿Por qué?

Otra notificación sonó en su móvil.

-Ven ya. -Volvió a leer.

-No dejaré que vayas ni que te toque un solo pelo. -Solté con rabia.

-Natalia, tranquilízate.

La más baja consiguió que le mirara para luego callar mis réplicas con un beso.

-Es un hijo de puta, si, pero tengo que ir.

-¿Estás loca? Alba no puedes ir.

-Soy su hija, no me va a pasar nada. A la que le va a pasar algo si no voy es a ti. -Me agarró de las manos- ¿Qué tengo que hacer para convencerte?

Rodé los ojos pensando una respuesta.

-Prométeme que no te va a pasar nada, y que no te hará cambiar de opinión sobre quedarte aquí o no.

La rubia asintió con la cabeza.

-Pero Natalia, yo no puedo quedarme mucho más tiempo aquí de ocupa... Nunca me gustó eso de quedarme en casa de gente por que sí y sin ayudar.

-No estas aquí por que sí, aquí estás a salvo... Pero si prefieres, nos ayudas un poco con algún trabajillo que te salga vendiendo tus cuadros o lo que sea.

Volvió a asentir.

-Está bien. Pues voy allí, solo a ver que quiere.

-Te acompaño. No dejaré que te pase nada.

Pero pasó.

Y pasó tan rápido que ni pude reaccionar.









En este banco || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora