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Pov Lucas
Encontrarse en una cama esperando a una mujer para mi es toda una novedad, Katia no me da tregua y mientras ella se baña yo espero pasientemente a que cumpla con su plabras de los siete dias.
Una hora después sigo aquí esperándola y media hora después es que sale del baño totalmente cubierta por una enorme bata azul, nisiquiera se le ven los pies.
-Debes estar bromeando.
-¿Por qué?
-Hoy es el día número siete, tienes algo que pagarme.
-No lo recuerdo.
Dice tranquilamente mientras se quita la bata para quedar únicamente en ropa interior.
-Estas jugando con fuego.
-Yo soy de fuego.
Dejo caer su cabello antes recogido en un perfecto moño y creo que senti cosquillas en mi corazón cuando sus ojos grises se clavaron en los mios, sentí que me quemaba y la exitacion en mi comenzó a crecer.
-¿Sabes algo?
Le pregunte parandome sobre mis rodillas y acercándome al borde de la cama lentamente.
-Que.
Respondio ella sin dejar de mirar el bulto que crecía en mi pijama.
-Me muero por tocar tu cabello.
-Solo mi cabello.
Llegue a ella y puse mis manos en su cintura, la sensación fue epica, una corriente me atravesó todo el cuerpo y sentí que ardía por el simple toque.
-Quiero tocarte.
-Que quieres tocarme.
-Tu abdomen-mientras lo decía deslizaba una mano en esa area, tan plano y fuerte que demostraba lo mucho que se ejercitaba.-Tu espalda- moví la otra mano hacia la zona indicada y la moví de arriba a abajo suavemente y ella cerro sus ojos y suspiro- tus caderas- la tome por las caderas con ambas manos y de un tiron la puse sobre la cama y yo ensima suyo.
-Yo quiero tocar tu pecho-Sus manos comenzaron a tocarme lentamente y el solo contacto de sus manos con mi piel me  erizo por completo. Entonces se detuvo y me miró fijamente a los ojos.-Pero...
-Pero...
-No será hoy.
Esas tres palabras hicieron que todo el placer que yo comenzaba a sentir se detuviera.
-¿De que hablas?
Se escabullo y se puso de pie nuevamente, corrió al armario y salió con uno de sus pijamas de dos piezas, casi nunca los usaba, pero hoy los uso.
-Yo...no me siento con animos.
-Katia estas bromeando verdad, llevo una maldita semana esperando este día y me dices que no estas de humor.
-Lo siento, no puedo.
-Oh, por favor, me diras que te duela la cabeza.
-No, no me duele la cabeza pero me duele algo más y no me encuentro en condiciones de tener sexo hoy.
-Y que te duele.
-No creo que te importe.
-Maldita sea me muero de ganas por estar contigo, no puedes hacerme esto.
-Lucas no me encuentro con ganas, pero bueno, quieres sexo, tengamoslo, te aseguro que la pasarás mal acostándote con una mujer sin su consentimiento, te aseguro que se siente espantoso que la persona con la que te acuestas no lo disfrute nada de lo que le haces.
Lo pensé unos minutos, acostarse con una maldita momia es esoantoso.
-Me las vas a pagar.
-Lucas si tanto quieres sexo tienes que tener pasiencia, lo bueno se hace esperar y yo te juro que cuando llegue el momento lo vas disfrutar un monton.
-Katia yo no puedo esperar, me muero por sentirte.
-Y yo también pero...
La interrumpi porque el solo hecho de saber que ella lo necesita tanto como yo, hizo que volviera a despertar mi deseo.
-Eres una mala mujer.
-No soy mala, solo que no puedo hoy... te juro que pronto pasara.
-Pronto ¿cuando?
-No lo se, en unos días, no me presiones.
-Esperare, pero no pasará de la noche de bodas.
-Eso no te lo puedo jurar.
- Solo esperare hasta el día de la noche de bodas, ni una noche más.
Di por terminada la conversación y me acosté junto a ella. Apague las luces y me dispuse a dormir.
Unos minutos después, el silencio reinaba y estaba tan molesto que no me di cuenta de que ella no estaba en la cama hasta que la luz del pasillo al abrir la puerta me lo dio a conocer, unos minutos después volvió con un gran bol de helado y dos cucharas.
Encendió la luz y se sentó en la cama junto a mi, me dio una de las cucharas y comenzó a comer.
Primero la mire dudoso, porque comer helado a esta hora y principalmente porque compartirlo conmigo.
Pensé en preguntarle pero ver sus ojos cristalizados me hizo pensar que tal vez, se sienta mal por algo e intenta tener mi compañia.
Después de unas cucharadas hablo.
-Mañana iré a ver a un detective.Me dará pruebas de que la muerte de mis padres no fue un accidente.
-Eso es bueno no.
Se quedo callada unos minutos y luego respondio.
-No.-Pensé en decir algo pero sentí que necesitaba hablar.-No es bueno porque tengo miedo que mis dudas sean ciertas.-Se volvió a quedar callada unos minutos más.- mis dudas de que haya sido Grak el culpable.
Y lo solto, el bombaso, el motivo de su falta de ganas por el sexo, el motivo de su llanto el día de la entrevista.
-No crees que tu hermano quería a tus padres un poquito.
Me parecía inconsebible que tuviera semejante pensamiento.
-No lo se,...mis padres no tenían enemigos, quien los habría querido matar.
-Si lo quieres saber debes ir a esa cita...-Ella asintio y una lagrima corrió por su mejilla, y mi esposa la fuerte la dejo correr.-Y yo iré contigo.
Clavo sus ojos en los mios, y fue cuando note que sus ojos grises, sus ojos de plata, sus ojos de hielo estaban más rojos que su pelo, rojos de dolor.

De Mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora