Extra #1

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Cuando Lucas Divanti se presentó en mi oficina diciéndome que yo era su esposa, por mi cabeza pasaron mil cosas. Pensé en que era la broma más estupida que había escuchado, que era absurdo, que el era un idiota sin remedio y que si era cierto, la solución era rápida y fácil: un divorcio.
Pero ahora, diez años después cuando me imagino su perfecta boca diciéndome que ya estamos casados lo único que se me pasa por la cabeza son unas ganas terribles de besarlo y encerrarme con el en nuestra habitación.
Dios como pueden cambiar tanto las cosas, de ser totalmente negras, pasan al más absoluto blanco.
Aleje la cámara de mi cara y observe las fotos. Maldita fuera la modelo que me estaba dando unas fotos tan perfectas.
-Katia en cuanto terminemos esta sesión tienes que ir a firmar el reportaje que va a salir en la revista de mañana y....
- Y después cancelas el resto de mis citas y pospone la reunión con Angela.
Samanta separó la vista de su agenda y puso sus ojos en mi.
-Pero...
-También termina tú los pendientes con Ron. Tranquila, dejare firmada la autorización para la entrevista que tenemos que realizarle a Kim Dae Gong. Ese Koreano a llegado lejos y nosotros seremos los primeros en obtener una entrevista suya.
Samanta estaba un poco desconcertada con mi orden pero desecho la idea de cuestionarme. Quizás por eso aun, después de tanto tiempo, ella sin dudas es la mejor secretaria sobre la faz de la tierra.
-De acuerdo.
Dijo ella y salió de mi campo de visión.
Yo me volví a concentrar en la sesión de fotos con la modelo que ya estaba vestida frente a mi.
Salí de mi trabajo y maneje por la ciudad hasta mi casa.
Subí de dos en dos los escalones y una vez en mi habitación me encerré en el baño.
Prepare la tina con pétalos y velas y luego sumergí mi cuerpo en su interior.

Pov Lucas
-Señor su cita con....
La voz de Yeni se escuchaba lejos, yo solo podía ver las fotos que llegaban sin parar a mi celular. Una tras otra, y mi amiguito con cada una se ponía más duro.
Desidi dejar de torturarme y le envié un mensaje a mi esposa.
¡NO ES JUSTO!
Le di a enviar y levante la vista a mi secretaria que me miraba furiosa.
-Perdona.
Le dije sonriendo y ella solto la agenda sobre la mesa.
-No cancelare ninguna de las reuniones de hoy.
Te estoy esperando, porque aún no has llegado.
Leí el mensaje y me maldije interiormente por tener que trabajar.
-Yeni, lo siento pero...
-Joder, Lucas...es la tercera vez en este mes.
-Te prometo que no pasará de nuevo.
Estoy en cinco.
Le envié a mi esposa y comencé a recoger mis pertenencias.
-Lucas....por favor, hoy tienes una reunión importante con...
-Posponla para mañana.
-Pero....
-Eres una secretaria muy inteligente y eficiente. Algo se te ocurrira.
Le di un beso en la frente y sali mi oficina dejando a una muy molesta Yeni, con una misión muy importante.
Llegue a mi casa y subí los escalones corriendo. Anika estaba en una excursion, Kian, estaba con Grek y Dilan se acababa de mudar. Tener la casa para nosotros solos era un importante motivo de celebración.
Llegue al baño y encontré a mi esposa metida en el agua. El cabello rojo recogido y varios pétalos pegados en su cuerpo mojado.
- Me has provocado mucho dolor.
Le susurre al oído mientras me despojaba de mi ropa.
Ella saco un pie del agua y lo estiró en el aire.
-Lo lamento.
Dijo seductora y se llevó la copa de vino que tenía en la mano a la boca.
Mientras, yo le acaricie el ceño con una mano y fui bajando por todo su pecho, su abdomen hasta que llegue a su centro. Introduje un dedo y me deleite con el gemido que se escapó de sus labios.
-Dime, ¿crees que si te castigo un rato se me pase?
-Solo un rato.
Se lamento y yo sonrei.

Ese día como muchos otros desde hace diez años, aprovechamos de la soledad para hacer el amor hasta que el cansancio fue más grande. Solo dios sabia cuanto amábamos esos días en los que teníamos la privacidad y la libertad de comportarnos como dos adolescentes.
Después de todo, ser padres es una responsabilidad muy grande que nos priva de placeres muy grandes.
-Te amo mi esposo de mentira.
Me dijo ella mientras descansaba sobre mi pecho, acostados en nuestra cama, desnudos y sudorosos, su cabello rojo esparcido por todas partes.
-Yo te amo más mi esposa de mentira. Te amo como nunca amaré a nadie por más que sea de verdad.
Le respondí yo y le di un beso en la cabeza. Después de todo, las mentiras no siempre son malas, a veces, son el único camino a la felicidad. Mi matrimonio empezó siendo de mentira y es sin dudas el más real.

De Mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora