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Como es posible que una persona sea capaz de pasar días enteros metidos en estos trages.
Era el tercer vestido que me probaba y estaba harta, ninguno me gustaba, algunos muy incómodos y los que no muy aseñorados.
Bea y Faviola están muy emocionadas pero la idea de estar así vestida un día entero no es de mi agrado.
-Este te queda divino.
-Si y la espalda es fabulosa.
-Pues yo lo encuentro demasiado pomposo. Chicas quiero algo más sutil. No lo se, un vestido menos...cargado.
Tenía puesto un vestido corte de princesa con una enorme cola y muchísima pedreria desde el busto hasta la cintura, de ahí caía con tela de tool y unas largas mangas, eso sin contar que traía la espalda toda de encaje con más pedreria, mucho brillo, poco ajustado, nada sexi.
Además el escote era nulo, si acaso se me veía el cuello. Era bonito pero no era para mi.
Media hora después el vestido ideal seguía sin aparecer y ya mi pasiencia estaba llegando a su limite.
-Katia te has probado diez vestidos, todos están bellos, desidete por uno.
-Beatriz no me gustan, son muy bonitos pero no me gustan, tal vez deberíamos ir a otra tienda.
-Señorita, tranquila, ya verá que encontraremos el vestido para usted.
-Si, tranquila, esta tienda tiene los mejores vestidos de novia, encontraremos uno que te guste.
-Es que no lo entiendes Faviola, estos vestidos son tradicionales, porque la tienda es tradicional, mejor vamonos a otra tienda de vestidos de novia.
-Se te ocurre alguna
-Sip, vamonos ya, llevamos aquí un buen rato.
-Bueno vamonos.
Salimos de la tienda y nos montamos en el auto, en camino a la tienda pasamos por un restaurante.
-Espera, detente.
Esa fue Bea, poniendo sus manos en el volante para que yo detuviera el auto.
-Que pasa Bea.
-Comamos algo.
Lo dijo y se bajo del auto sin esperar a que respondieramos.
Entramos al lugar y nos sentamos en la primera mesa vacía que encontramos, era un pequeño restaurante donde había un ambiente bastante familiar, una chica muy joven y linda se nos acercó y nos tomo la orden y luego se retiro.
-Katia, no sabes lo bonito que esta quedando todo. Desde ahora te digo que luego de la ceremonia haremos de la fiesta una maravilla, se hará en un lugar divino.
-Confío en tu buen gusto cuñadita.
-Oye, que paso ayer, tú y Lucas estaban raros.
-Pueden creer que...
Estuve a punto de decirlo, a punto de decir el secreto frente a Faviola pero supe callarme a tiempo, Bea si lo sabia, ella es mi mejor amiga, a ella no se lo podía ocultar.
-¿Qué?
Dijo esta intrigada.
Bea abrió los ojos muy grandes y Faviola me miraba intrrrogante. Piensa piensa rápido Katia.
-Pueden creer que su secretaria me tiro un vaso de café caliente encima.
Mi cuñada comenzó a reir y Bea cambio el semblante preocupado.
-Esa zorra de Ana, no la ruego.
-Por eso la corri.
-¿La echaste?
-Si.
Esta vez ambas rieron sonoramente y yo también sonreí burlándose de la situación de ayer. Solo que eso ellas no lo sabian.
-La muy idiota comenzó a gritar e intento sácarme de la empresa y luego me derribo el café a proposito, no tuve de otra más que echarla y puse a la recepcionista en su lugar.
-Bien hecho cuñadita. Estoy segura de que esa zorra se le incinuaba a mi hermano.
Hay pobre, me da tanta lastima engañarla, si supieras.
Nuestra conversación se vio interrumpida por nuestra comida y una vez acabamos nos volvimos a encaminar a la tienda.
Esta era pequeña, no eran vestidos de un diseñador famoso, pero eran bonitos,
-muchas veces he pasado por esta tienda y he visto algunos, son muy hermosos, la dueña los hace.
-¿En serio?
-Pues si.
Entramos a la pequeña tienda y nos recibió una mujer de unos 40 años.
-Hola, buenas tardes en que las puedo ayudar.
-Pues, buscamos un vestido para mi renovación de votos.
-oh, y..tiene alguna idea de lo que quiere.
-Si, quiero algo sencillo, cómodo, elegante y sexi.
-Entiendo, vengan conmigo.
Nos llevó a una sala llena de vestidos y me mostró algunos. La verdad muy bonitos, me probé dos que me fascinaron, pero no me gustaron del todo, yo quería un vestido que de solo verlo yo supiera que ese era el vestido para mi.
-Señorita no tiene algo más.
-Pues no. Estos son los mejores, pero si quiere puedo llamar a Blanca, mi hija, ella es quien los hace.
-Eso seria fantastico. Un vestido hecho especialmente para mi.
-Un segundo por favor.
La señora desapareció de nuestras vistas y en ese instante comenzaron a cocorear.
-Son bellicimos, esta chica tiene un talento magico.
-Pues si, los diseños son increibles.
-Se me acaba de ocurrir algo. Regreso en unos minutos debo hacer una llamada.
Ella también desapareció y Bea siguió mirando los vestidos con mucho entusiasmo.
-Me gusta que se lleven bien.
Le dije a mi mejor amiga sin despegar mi vista de uno de los vetidos.
-Es una chica muy divertida y agradable, aunque esta un poco loca.
-Pero es grnial.
-Si, me he dado cuenta.
Unos minutos después apareció la dueña del lugar con una chica de unos 18 años tras de ella.
-Ella es mi hija Blanca.
-Hola.
La salude pero ella solo me miraba de pies a cabeza. Luego hizo unos gestos y su madre asintio.
-Pregunta quien es la novia.
Entonces entendí, la chica era muda.
-La novia soy yo, pero es una renovación de votos.
Ella asintio y se acercó a mi, y me miró de pie a cabeza, luego sólto mi pelo que estaba recogido en una cola alta y me miro fijamente a los ojos. Sonrió como si acabara de recordar algo.
Volvió ha hacer unas señas y salió de la sala.
-Listo. Señora su hija estudio diseño de modas.
Le pregunto Faviola a la mujer. Acababa de entrar con una sonrisa de oreja a oreja.
-Si.
-No le gustaría un desfile donde se mostrarán todos estos diseños, los más unicos, sería en un mes y yo lo patrocinaria.
Los ojos de la mujer brillaban con mucha intensidad.
-Habla usted en serio señorita.
-Claro que si, la marca de su hija seria reconocida y sus vestidos se venderían a mayor precio. Podríamos ser socias, yo patrocinó el desfile y ella me pagaría el 20% de las ganancias.
-Eso seria estupendo.
La señora sonrio ampliamente y yo no podía creer lo que mi cuñada acababa de hacer.
Solo un segundo después salio la misma chica con una lentes enormes y en sus manos un hermoso vestido de novia. Solo fue mirarlo, solo fue que ella lo pusiera frente a mi para que yo supiera que ese era mi vestido.

De Mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora