Only You || Kim SeokJin

IV ||Kim SeokJin

A la mañana siguiente me despierta un espléndido aroma que proviene de la cocina. Con los ojos cerrados y siendo guiada únicamente por mi sentido del olfato, entro a la misma. SeokJin estaba parado al frente de las hornillas preparando el desayuno, me recosté en una pared para poder admirarlo un poco más. Tenía puesta una franela sin mangas, exponiendo sus anchos hombros y gran espalda; además era inevitable no detenerse en sus brazos, que delataban que el mayor estaba ejercitándose. Si los ángeles existieran, ellos fueras los creadores de esta acogedora imagen, la tenue luz de un nuevo día se colaba por las ventanas, haciendo que SeokJin tuviera un aura dorada a su alrededor.

Parecía un ángel, mi ángel protector.

-Si me sigues viendo así perderé la concentración y quemaré la comida Alicia- me reincorporé, pensé que no había notado mi presencia. Camine hasta su lado para observar su obra culinaria.- Huele bien, no?- me dedicó una sonrisa.

-Exquisitamente.- le devolví el gesto- Yo... había comprado algo para desayunar el día de hoy...- aspire de nuevo el asombroso aroma, pero esta vez más cerca.- pero esto está mucho mejor.- el pelinegro se sintió halagado por mi comentario.

Nos sentamos en el comedor a desayunar en silencio, yo estaba disfrutando cada bocado. SeokJin, en cambio, estaba embobado viéndome degustar su comida, esperando algún comentario sobre la misma.

-Está delicioso SeokJin.- Su expresión se relajó, como si mi opinión tuviera un gran peso para él. Luego de oírme, empezó a comer.

Cuando terminamos, él recogió los platos y volvió a la cocina. Realmente creo es su lugar favorito, se ve tan tranquilo en ahí.

Estoy disfrutando demasiado está mañana.

-SeokJin- lo llamé.

-Hmm?

-Gracias... por todo.- el mayor detuvo su labor y miró mi rostro como si admirara una obra de arte.

Sé que ayer el latido de mi corazón y mis lágrimas en tu pecho se encargaron de hacerte saber lo agradecida que estaba, pero creo que es justo poder observar tu rostro mientras te lo digo.

- No es nada.- ambos apartamos la mirada cuando el contacto visual era demasiado para soportarlo, ninguno de los dos quería mostrar el carmesí de nuestros pómulos.- Creo que es mejor que subas y te cambies, te acompañaré a la universidad y luego iré a mi casa asearme.

- No tienes que acompañarme, llegaras muy tarde si no vas primero a tu casa; no me gustaría ocasionaste  un problema.

- Aún así, quiero hacerlo.- no sonó brusco; más bien sentí como si me estuviera pidiendo que lo dejara acompañarme.

Me levanté de la mesa y me dirigí a mi recámara. Al cerrar la puerta no podía ignorar el fuerte latido que provenía de mi pecho y ni noté la tonta sonrisa que tomó mi rostro. SeokJin se había quedado en mi casa, cuidándome, sólo porque yo se lo pedí.

Pequeñas mariposas se sintieron en mi abdomen al recordar la noche anterior, cuando ya estábamos ambos a salvo del peligro. SeokJin dejándome en el sofá con suma delicadeza, SeokJin preparándonos un té caliente, SeokJin tratando de calmarme con unos chistes que eran tan malos que daban risa, SeokJin abrazándome, SeokJin y su aroma, SeokJin diciéndome que todo estaría bien, SeokJin y su sonrisa.

Cuando estuve lista bajé al salón. Él ya se encontraba esperándome, tenía puesta la misma camisa de ayer. Salimos de casa y ,como si se me hubiera prendido una bombilla, recordé mi auto; si íbamos en él nos daría suficiente tiempo de que SeokJin fuera primero a su casa, podría arreglarse y no perdería la primera clase. Sentía que era mi turno de hacer algo por el, por más pequeño que fuera.