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8: Fuerzas para seguir.

Izumi acostó a su hija Ursa de dos años en la cama, ya que la pequeña se quedó dormida luego de un largo intento. Iroh se encontraba jugando Pai Sho con su abuelo (a pesar de que antes no le interesaba el juego de joven), ya que la reunión era hasta el día siguiente debido a que ese día era de descanso por el viaje.

Toc toc

Akihiko, quien se encontraba leyendo, se levanto y abrió la puerta, aunque no contaba que la persona hiciera que esta chocará con su cara.

—¡Auch!— exclamó.

—¡Lo siento Akihiro!— le pidió Kya al notar al esposo de su amiga salir detrás de la puerta.

—¿Kya?— cuestiono Izumi mientras salía de la habitación preocupada.

—Me imagino que paso algo terrible, ¿no?— especulo Zuko.

Kya suspiro antes de soltar la bomba.

—Tenzin...— hizo una pausa— rompió con Lin—

Izumi y Zuko se volvieron a ver preocupados.

—No pudo hacerlo— susurro Izumi.

—Tuve la misma reacción— recordó Kya— termino pasando como lo de Bumi y tu, solo que más fuerte—

—Es muy obvio— opino Zuko— lo de Bumi e Izumi fue cuestión de meses, lo de Lin y Tenzin fue de catorce años—

—¿Sabes el porqué?— pregunto Izumi.

—Según mi mamá, Tenzin le comento que empezaron a distanciarse porque Lin no quería tener hijos— respondió a lo que le confeso Katara la noche anterior— y al parecer, mi hermano se estaba llevando bastante bien con una acólita aire—

—¡Ese...!— empezó Izumi molesta— lo mataré cuando...—

—No es necesario, mis papás lo harán— recordó Kya— Lin daño el Templo del Aire—

—¿Qué esperaba Tenzin?, Lin tiene el temperamento de su madre— se burló Zuko.

—Debemos verla, apoyarla— dijo Kya.

—Cuidaremos a Iroh y a Ursa por mientras— le tranquilizó Akihiko.

—Yo quiero ir con la tía Lin— se metió Iroh.

—Es un asunto de adultos— comento Izumi mientras le daba un beso en la cabeza— pero le daré un abrazo de tu parte, te aseguro que no lo va a rechazar—

Iroh empezó a hacer pucheros.

—¿No quieres seguir con nuestro juego?— pregunto Zuko.

—Esta bien— acepto Iroh.

...

—Espero que nos reciba— comento Kya frente a la casa de la Beifong.

Izumi suspiro y tocó la puerta, nadie abría, volvió a tocar.

—¿Lin?— pregunto.

—¡Váyanse!— gritó Lin con su voz quebrada al enterarse de quienes se trataban— ¡déjenme sola como todos lo hacen!—

—¡Vamos!— rogó— es una orden de la princesita de fuego— trato de bromear.

—¡No estoy para tus juegos!— respondió.

—Lin, no podemos saber que tan difícil es lo que estas pasando— reconoció Kya— pero estamos aquí para escucharte y apoyarte, somos tus amigas, ¿no?—

Como en los Viejos TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora