(Extra)

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Tenzin se encontraba nervioso, a punto de sufrir un ataque de pánico, su madre intentaba de hacer lo posible para calmarlo, pero al parecer, los dos hermanos mayores del joven de dieciséis años no ayudaban en esa tarea.

—¿Qué es lo peor que te pueda pasar? Solo eres el primer Maestro Aire en recibir sus flechas luego de cien años— recalcó Kya.

—¿Y sí pasa algo malo mientras las hacen?— volvió a preguntar.

—No te pasará nada, y sino, podrás reírte de eso toda la vida cuando las veas— comento Bumi.

—¡Suficiente los dos!— les pidió Katara— Tenzin, tranquilízate un poco, ¿No era que estabas entusiasmado por esto?—

—¡Claro que sí! Pero ya Kya lo dijo, soy el primer Maestro Aire luego de un siglo, solo temo no ser lo suficientemente capaz de llevar esa carga— admitió.

—Vamos hermanito, llevas años practicando y esforzándote por esto, estoy seguro que estás listo para tus tatuajes— mencionó Bumi.

—Eso creo...— susurro.

—Tenzin, es el momento— escucho por parte de su padre.

Volvió a ver una vez más a sus hermanos quienes solo mostraron sus pulgares en forma de apoyo y a su madre, quien lo veía tiernamente.

Su hijo menor, el único Maestro Aire de los tres, por fin se había convertido en todo un maestro y se le sería reconocido. Y a pesar de que Bumi y Kya tenían ciertos resentimientos con su padre por como los hizo a un lado, ambos admitían estar orgullosos de su hermano menor, sabían todos los esfuerzos que había hecho con el fin de mantener el legado de su nación.

Sabían que el tiempo que tardaría en ser tatuado sería largo, pero que valdría la pena.

—¿Ansioso?— le pregunto Aang a su hijo.

El menor tomó asiento.

—Demasiado, ¿Estás seguro que lo recuerdas? Fue hace más de cien años, ¿no?— pregunto en forma de broma.

—Sí sí, no te preocupes— mencionó tratando de ocultar inseguridad.

Tenzin no era el único nervioso, pues Aang estaba lleno de mucha nostalgia, despertar un día y enterarte que tu Nación fue masacrada, es algo que nunca le desearía a alguien, fue algo muy devastador para él, ver a Tenzin estando a punto de ser reconocido como todo un Maestro Aire, fue algo que le lleno demasiado el corazón.

Con mucha delicadeza empezó a marcar la piel de su hijo, él cual solo trataba de mantener la calma, sabía que llevaba muchos años de preparación, debería sentirse orgulloso, ¿No? El tan ansiado día para él había llegado...

...

Varios Acólitos del Aire, que se han ido sumando con el tiempo, estaban presentes ante la espera, así como también fueron invitados los Concejales de Ciudad República (liderados por Sokka), su abuelo Hakoda y su esposa Malina, el Señor del Fuego Zuko junto a su hija Izumi, la Jefa de Policía Toph Beifong y sus dos hijas, estos  últimos siendo muy importantes para la familia.

—¡Me alegra verlos de nuevo!— exclamó Izumi al abrazar a Bumi y Kya.

Zuko se había dispuesto a saludar y hablar con los Concejales y Katara.

—¡Tanto tiempo!— mencionó Kya.

—Lo se, cada año es más difícil que nos reunamos todos en una ocasión— recordó Izumi— ¿Cómo está?—

—Demasiado nervioso, al fin nuestro bebé, es todo un hombre— comento en forma de burla. A lo que Izumi rió.

—Me imagino que sí— mencionó la princesa.

Como en los Viejos TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora