Siento una fuerte ira en mi cuerpo, caí directamente en la espada que me atravesaba, de la ira que tenía la rompí de un puño, caí al suelo rompiendo las baldosas, extendí mi brazo izquierdo e inmediatamente las almas verdes se juntaron en mi cuerpo, creando un traje negro que tenía 3 luces verdes en el pecho. Luego extendí el brazo derecho, y las almas azules crearon una gabardina verde oscuro, tan oscura que parecía negro. Para terminar volví mi mirada hacia las almas rojas, las cuales se agruparon en mi cara, creando una capucha que cubría mi cara entera. Abrí la mano derecha, haciendo que saliesen almas rojas, creando una espada con una calavera de guardia. Dí un gran salto y atravesé la ventanilla, ahí estaba esa investigadora, mirándome con miedo, yo en mi arranque de ira le enterré la espada en el pecho, miré hacia una puerta de acero que estaba al final de esa habitación, extendí el brazo izquierdo, y un grupo de almas verdes salió disparado, rompiendo la puerta. Detrás de esta había guardias archimagos, los cuales se asustaron con mi presencia. Uno era archimago de fuego y el otro de relámpago, ambos me atacaron al mismo tiempo, sentí mucha ira, pero las almas azules formaron un escudo que me protegió, les sonreí.
- ¡Gracias! – Dije oscilando la espada hacia un lado
Cargué contra los archimagos, cortando sus brazos, y mientras que se arrastraban de dolor en el suelo, los terminé.
Seguí corriendo por ese infinito laberinto, giré hacia la derecha una y otra vez, hasta que encontré un mapa, que conveniente, lo arranqué de la pared y lo seguí corriendo. Me encontré con varios guardias más, a todos los maté, prácticamente aquel lugar blanco, ahora era rojo y negro. Veía la salida, pero llegó un sujeto con una armadura enorme, apenas y podía moverse, en los brazos tenía dos cosas que parecían cañones, de allí disparaba permafrost, roca madre, fuego infernal y plasma puro, era una combinación imposible, no había ningún archimago que pudiese generar los cuatro elementos indestructibles, pero no era suficiente para atravesar mi escudo azul, avancé corriendo, aún sentía mucha ira, creo que mi propia alma se quemaba con esa ira que sentía. Llegué hasta donde estaba ese tipo, me monté encima de él pero al instante fui repelido, cayendo al piso, al parecer tenía una especie de campo de protección.
- ¡Ya valiste! – grité con todas mis fuerzas
¨Exploté¨, un aura de almas carmesí me rodeaba, mi mirada era asesina, y en mis antros solo escuchaba una voz.
- ¡TU PUEDES, VAMOS, DÉJAME TERMINARLO! –
En ese momento recuperé la conciencia, me detuve completamente, entré en razón de lo que había hecho, me había dejado llevar por la ira, entonces escuché la voz de Aether.
- ¡Señor Rypserk, no se deje manipular por Amón, él solo quiere su destrucción! –
- ¿Hay alguna forma de pasar por este ¨behemoth¨ sin necesidad de pelear? – le pregunté
- La hay Ryp – respondió otra voz – Déjanoslo a las almas azules –
De repente sentí que me hacía ligero, supuse que Aion me hizo etéreo. Aion es mi mejor alma azul, digno de toda mi confianza. Corrí hacia ese tipo, siendo atravesado por todos sus ataques, pero solo me traspasaban, no me hacían daño.
Logré esquivarlo y destruí la puerta, hay un elevador, me subo en él y espero a que termine de subir. Al abrirse las puertas, hay literalmente un ejército esperándome, todos me apuntaban con sellos mágicos.
- ¿Ahora que? – pregunté
- ¡¡AHORA ME TOCA A MÍ!! – Gritó aquella voz lunática dentro de mi
Exploté nuevamente, y uno a uno mataba a los soldados que estaban afuera, no eran rivales para mí, todos me tenían miedo. No podía controlar mi cuerpo, hasta que…
- Ya déjalo Amón – dijo una voz tranquila
Entonces un alma azul celeste salió de mi cuerpo, creo reconocerla… ¡Es Aegis!, la mejor alma que tengo, nunca me hace caso, solo sale en los momentos más importantes.
- ¡¡VETE DE AQUÍ AEGIS, AHORA RYPSERK ES MÍO!! – dije siendo controlado por Amón
Aegis se rió, volvió a mi interior y sentí que me calmé. Comencé a caminar por entre esa masacre, tratando de no pensar mucho en ello.
- Sabes, hay un tipo que puede cancelar el mana de las cosas – dijo Aegis – tal vez él pueda ayudarte con Amón –
- ¿Cómo sabes eso? – le pregunto
- Su hermano tiene una parte mía, y puedo ver lo que hacen – responde
- Está bien – digo - ¿A Celestia no? –
Aegis guarda silencio, interpreto eso como un sí, así que me dirijo caminando al sacro imperio celestino.

ESTÁS LEYENDO
Arrasando con la Magia.
FantasíaTodos alguna vez hemos oído sobre la magia. Esa fuerza milagrosa que crea situaciones fantásticas que todos quisiéramos vivir. Todos alguna vez soñamos con poder lanzar fuego de la palma de nuestras manos. Poseer un arma legendaria, e incluso, tener...