La historia de mi mundo es prácticamente igual a la suya, las cosas comienzan a variar a partir de mi llegada en su rescate. En mi mundo, ¨Rypserk¨ nunca llegó para terminar la guerra Khur'Galehn, Lyte cedió su cuerpo a Drono, haciendo caso omiso a la advertencia que le había hecho, y con destreza y poder titánicos, destruyó muchos de los soldados pétreos que se hallaban alrededor de nosotros. Por alguna razón que aún hoy en día no entiendo, Drono nos ayudó. Cuando Lyte volvió a la normalidad, yo recuperé mis fuerzas, y junto a los demás salimos de allí. Como saben, mamá decidió quedarse con papá. Lo que pasó en Celestia, es prácticamente lo mismo que pasó con nosotros, el agujero dimensional por el que apareció Tenebrarum absorbió muchas almas, el rey celestino intentó hacerse con los avatares, igual que aquí.
Las cosas cambian radicalmente en este punto. Cuando Ethan se va junto con Tenebrarum, y recibimos la ayuda de Imbo, sufrimos muchos golpes, ya que no contábamos con un Rypserk que nos dijera qué hacer y qué no hacer. Al cabo de dos años, cuando por fin llegamos a Oreshiam, muchas tragedias sucedieron. Sam...fue destrozada a la mitad por una de las cadenas de Cerbero, intentando traspasarla con sus poderes de viento, pero fallando horriblemente. Lyte terminó forzando su cuerpo hasta los límites de su maná, y casi muere en el intento. En ese entonces no teníamos una formación fija, como la tuvimos aquí. De hecho, cada quien atacaba lo que mejor le convenía.
Ethan, Ash y yo fuimos los que nos encargamos de Cerbero, fue una dura batalla, Ash perdió un brazo e Ethan casi muere. Al final tuvimos que permitirle usar gravitones para poder derrotar a Cerbero, ya que nosotros no tuvimos la ayuda de Zack y el otro yo.
Y aquí está la razón por la que vine: Cuando acabamos con Cerbero, me apresuré a curar a Sam lo más rápido que pudiese, afortunadamente lo logré, ya que Fujin también estaba poniendo de su parte para salvarla, también logré regenerar el brazo de Ash. Lemy nos sugirió que disolviéramos a Cerbero, y que destruyéramos su alma. Ethan se opuso rotundamente, argumentando que necesitábamos sus ojos para llegar al núcleo fundido. Yo decidí cargar con la responsabilidad, y traspasé los ojos de Cerbero a los míos. Por eso ven que los tengo verdes. Mi visión era casi igual, solamente que podía ver unas pequeñas sombras verticales flotando en uno que otro lugar.
Si solamente hubiéramos tomado los ojos, nada de lo que pasó hubiera pasado. Ethan se apresuró y agarró las cadenas para sí, pero no solo se quedó allí, decidió tomar el alma de Cerbero para así poder controlar a los engendros. Pero lo que él no sabía, era que un humano no debe de tener contacto con el alma de la bestia. Cuando él puso sus manos en ella, esta se dispersó en un intenso humo negro, allí fue cuando todo comenzó.
De repente, Raijin apareció detrás de nosotros con un orbe en cada mano, de estos salieron una serie de relámpagos que extrajeron a Lemy de mí y a Fujin de Sam. No recuerdo con claridad las palabras que dijo, pero era un simple monólogo de qué tan inferiores éramos y bla, bla, bla.
Recuerdo estar devastado, estaba tan enojado que culpé de todo a Ethan, quise dejarlo e irme, pero recuerdo las palabras que me dijo mamá antes de irse: ¨Hasta que seas un hombre, debes hacerle caso a tu hermano y acompañarlo siempre¨, por ende, retiré lo que dije y lo seguí acompañando. Cuando salimos, se había hecho de noche, pero era una noche extraña. El cielo estaba oscuro, como si de verdad fuera de noche, pero el sol aún se podía observar en la bóveda. Nos impresionamos por eso.
Salimos de allí y volamos hasta el puerto élfico en donde habíamos llegado. Tuve que ir montado en Rhevyve ya que no podía ni invocar mis Heiligen, ni el corpus, ni mis alas. Desde el cielo nocturno, vimos una escena deprimente, algunos orcos tenían una mirada de depresión impresionante, tanto así que te tocaba el sentimiento.
Llegamos al puerto, varios elfos también estaban con aquella mirada, no le dimos importancia, y nos embarcamos hacia Ulteon. Durante el viaje, que duró más de una semana, decidí dejar atrás mis prejuicios y hacer uso de mi esgrima, era lo último que me quedaba. Por alguna razón, La Marca del Comandante aún seguía grabada en mi piel, porque hasta el mismo Aegis se había ido.
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Arrasando con la Magia.
FantasyTodos alguna vez hemos oído sobre la magia. Esa fuerza milagrosa que crea situaciones fantásticas que todos quisiéramos vivir. Todos alguna vez soñamos con poder lanzar fuego de la palma de nuestras manos. Poseer un arma legendaria, e incluso, tener...