II

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Narra: Alba.

Acababa de llegar a casa y todavía me temblaba todo el cuerpo por todo lo que había sucedido aquella noche. Me desmaquillé, me puse el pijama y me metí en la cama para poder dormir un poco pero no paraba de pensar en esa chica, Natalia se llamaba. No paraba de pensar en sus heridas, sus ojos, su voz, en ella, no podía parar de recordar la escena una y otra vez en mi cabeza.

*La noche anterior*

Escuché débilmente sus palabras y se me encogió el corazón, "ayúdame por favor" no hizo falta más para que en seguida intentara que abriera los ojos y no perdiera la consciencia. La tuve que dar un par de palmadas en la cara y que reaccionara, vagamente respondía y le pregunté su nombre repetida veces pero no conseguía nada. Apestaba a alcohol por lo que deduje que habría bebido demasiado y no me lo pensé dos veces, la incorporé y le metí los dedos para provocar que vomitara. Tras varias arcadas sin éxito volví a insistir y por fin empezó a vomitar, por suerte me traje pañuelos, le agarré la melena con una goma de pelo que llevaba en mi muñeca y la ayudé a incorporarse para intentar que no se manchara. Después de esto parecía que ya no quedaba más en su estómago y recordé que al lado del columpio donde estaba sentada había una pequeña fuente. La apoye sentada en una pared y me fui corriendo a la fuente para mojarme las manos sin perder de vista a aquella chica.

Volví lo más rápido que pude y tenía los ojos abiertos, me miraba extrañada pero no dijo nada, me acerqué y la mojé la cara, la nuca, y las muñecas, ella hacia sonidos de desagrado, la verdad que estaba helada ese agua pero le vendría genial estar refrescada. Esto pareció que le hizo bien ya que empezó a incorporarse un poco ella sola. Se me quedó mirando mientras yo intentaba buscar su móvil para poder llamar a alguien de su confianza y me ayudara. Cogí su móvil, la miré y ella seguía igual, mirándome sin articular palabra. 

-Hola, ¿Cómo te llamas?- dije casi en un susurro mientras me miraba, agachó la mirada y dijo algo pero no la llegué a escuchar. -¿Cómo?- volví a repetir y se dirigió otra vez a mi con la mirada. -Natalia- contestó al fin.

-¿Qué tal estas Natalia? Soy Alba, Alba Reche, encantada.- Dije intentado normalizar aquella situación mientras la acariciaba un brazo.

-Un poco mareada- dijo mientras se acariciaba la cabeza, se tocó el labio e hizo un gesto de dolor.

-¿Puedes contarme que te ha pasado?- dije lo más suave que pude mientras la miraba todas las heridas que tenia y su ropa, ella inconscientemente hizo lo mismo y empezó a temblar y a llorar. -Ey, ey, tranquila, conmigo estas a salvo, puedes contármelo si quieres o también podemos llamar a alguien con quien estuvieras por aquí.- 

-Muchas gracias...por todo...- hizo una pausa, yo estaba esperando a que continuara impaciente. -E...estaba de fiesta con mis amigos y bueno un chico se me acercó, estuvimos hablando y parecía bastante majo..., me dijo de irnos fuera del recinto para hablar tranquilamente y conocernos más, y yo bueno, yo acepte porque estaba un poco agobiada y el chico me daba confianza- me miró y sus ojos empezaron a empañarse, la agarré de la mano y la acaricié, me preparé para lo que estaba a punto de contarme pues sabia lo que iba a venir ahora viendo su aspecto, pero la miré con toda la seguridad que pude y asentí dándole a entender que siguiera.     -Bueno... nos sentamos en una especie de puente cerca de aquí y sacó una botella de una mochila y me dio de beber... yo accedí y le di un trago, continuamos hablando y se me lanzó a darme un beso y bueno yo no me aparte pero después empezó a subir una mano por mi abdomen y otra por mi muslo...y, y, y, yo no quería pero me empecé a encontrar como muy mareada...intenté poner resistencia pero tenia más fuerza que yo, entonces empecé a gritar y me empezó a pegar para que me callara a los pocos minutos debió escuchar algo y se fue corriendo...y yo bueno empecé a andar sin rumbo porque estaba muy muy mareada, supongo que lo que me dio de beber llevaba algo...- dejó de mirarme, pero parecía avergonzada, culpable, la acaricié la cara mientras le quitaba una lagrima del rostro.

-No te sientas avergonzada Natalia,  ni mucho menos culpable, no tienes culpa de que ese chico sea un hijo de la gran puta- la di un abrazo inconscientemente, sabia por lo que estaba pasando, ella me devolvió el abrazo con más fuerza, me separé de ella y le pregunté -¿Quieres llamar a alguien de tu grupo? -

-No, no por favor, quédate conmigo...- me miró un poco sonrojada, me senté a su lado y la di la mano.

-Aquí me quedo Natalia, el tiempo que quieras.


LOST GIRLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora