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Narra: Alba

Tenía a Natalia durmiendo al lado mía, era de día pero no sabía la hora, tampoco me importaba. No quería moverme lo más mínimo para no despertarla, era adorable dormida, bueno ya lo es de por sí, pero dormida más.

Me parece increíble que una persona en dos días me haya ganado tanto. Quiero decir, no soy una persona fácil, no meto a cualquiera en mi cama así como así, sea para lo que sea. El problema estaba ahí, que Natalia no era cualquiera y podría serlo, prácticamente no la conocía pero algo nos unía, llámalo química, destino, atracción o ese hijo de puta que la intentó forzar esa noche y acabó en el mismo parque que yo. Me da igual, pero algo nos unía. Pero volvemos a lo mismo de antes, el miedo. Estaba claro que nos atraíamos, no nos lo habíamos dicho pero se notaba.  Y yo no era una chica de aquí te pillo aquí te mato, a ver alguna vez si, pero no me gustaba. Pero yo no sabía como era ella, y tampoco se si ella me querría solo para eso. Pero eso son cosas a parte. El miedo viene a raíz de que Natalia apareció en mi vida y sin conocerla de nada solo quería que estuviese bien, viene a raíz de que sin saber porqué no me la puedo sacar de la cabeza, viene a raíz de que cada vez que me mira, me toca o me abraza todo el cuerpo me tiembla. Ante ella soy débil y eso me da miedo, mucho miedo.

Empezó a revolverse en la cama buscándome y yo me dejé encontrar. Me abrazó y puso su mano en mi cuello.

-Buenos días rubita- dijo con voz ronca mirándome y acariciando mi cara.

-Buenos días Nat...- yo llevaba rato observándola. - ¿Has dormido bien?-

-Mejor que nunca, no te has separado de mi en toda la noche eh... además te he escuchado hablar en sueños y parecía que te lo pasabas bien- dijo mientras me guiñaba el ojo y se reía, yo me puse roja y abrí los ojos y la boca cuanto pude sin poder creérmelo, pero tenía sentido porque si que solía hablar en sueños, dios Alba que cagada.

-Seguro que te lo has soñado tu- dije intentando huir de esa situación tan bochornosa

-Te diría que podría ser, pero que te pegaras a mi y casi me gimieras al oído hizo que me despertara bastante la verdad- no paraba de reírse y yo cada vez estaba más roja.

-Dios mio, Natalia lo siento muchísimo- dije tapándome con el edredón muriéndome de vergüenza.

-No pasa nada, pero joder esas cosas no las hagas porque...- se calló de repente cómo si fuese a decir algo que no debía y vi mi momento para devolvérsela pues ya sabía lo que iba a decir.

-¿Por qué que?-dije sonriendo y ahora era ella la que estaba roja como un tomate.

-Nada déjalo- dijo riéndose. 

-No no ahora me lo dices y más después de la vergüenza que me estás haciendo pasar.

-Pues que la carne es débil Alba y claro, te me pones a restregar el culo, a respirar y gemir en mi cuello y no soy una estatua ¿sabes?-dijo ella atascándose en alguna que otra palabra.

-Vamos que te he puesto cachonda.

-Soy humana, a ti te hubiera pasado lo mismo seguro- dijo ella excusándose.

Me encantaba ese juego pero decidí ponerle fin. Me levanté de la cama y salí de la habitación para ver si estaban la mari y África. Eran mis dos compañeras de piso, bueno mis mejores amigas, nos conocimos al alquilar el piso y congeniamos genial. Entré en la cocina y estaba la mari.

-Te enteraste ayer que llamaron a las 4:30 alguien a tocar los cojones, es que me cago en todo que me despertaron los hijos de puta.

-Ya bueno de eso te quería hablar mari, verás es que fue una amiga, quiero decir que antes de que te levantaras ella entró y se ha quedado a dormir...

-¿Qué amiga si se puede saber?- dijo ella cruzándose los brazos omitiendo que le acababa de decir que fue culpa mía que se despertara ayer.

-Natalia se llama, la conocí el otro día cuando fuimos de fiesta al pueblo ese.-

-Vamos que ligaste y no me lo has contado, que raro Alba... ¿y te la has follado?-

-NOO, pero María si te acabo de decir que es una amiga y que la conocí el otro día, ¿eres tonta o que?- me esperaba este tercer grado la verdad, y conocía cómo era la mari, no sé de que me sorprendía, pero he de decir que siempre tiene la razón.

-Ya, tu amiga...que nos conocemos Alba, ¿te gusta o no?- dijo ella directamente.

-Podemos hablar de esto cuando ella no esté aquí por favor- dije ya poniéndome de los  nervios.

-¿¡Qué está aquí?! bueno eso es un si,no hace falta que me contestes- me dio una palmada en el culo y salió corriendo de la cocina directa a mi habitación, yo corrí tras ella pero no hubo manera de pararla. Entró y Natalia estaba ya vestida con su ropa, había hecho la cama y dejado el pijama que le dejé doblado encima de esta. Estaba dada la vuelta observando mi habitación y cuando entró María ella se dio la vuelta rápidamente del susto.

-Hola Natalia soy María, bueno la mari, encantada- dijo María acercándose a Natalia para darla dos besos, yo observaba el panorama desde la puerta, iba a matarla.

-Ho, hola , encantada también- dijo Natalia tímida.

-Así que fuiste tú la que me despertó ayer eh... menos mal que eres amiga de Alba que si no...-hizo una breve pausa y me miró guiñándome un ojo- he preparado café y he bajado a por algo para desayunar, te quedas ¿no?-

-Mari a lo mejor se tiene que ir, no la moles...- dije pero Natalia me interrumpió.

-No, no tengo prisa, me quedo con vosotras a desayunar si queréis.-

-Genial, pues venga que se queda frío el café- dijo María mientras salía de la habitación.

-No hacía falta que hicieses la cama Nat...- dije acercándome a ella para abrazarla.

-Es lo menos que podía hacer, oye me cae muy bien tu amiga, tiene pinta de ser la puta ama- dijo riéndose

-Lo es, pero esta demasiado loca y no tiene ningún tipo de filtro, la has pillado de buen humor hoy- dije también entre risas.

Nos quedamos abrazadas unos segundos, escuchaba su corazón latir muy deprisa, el mio iba igual o incluso más rápido, me despegué un poco de ella y la miré, ella hizo lo mismo, me agarró de la cara con ambas manos.

-Ahora mismo te besaría Alba- dijo ella en un susurro de voz, nuestras caras estaban demasiado cerca, nuestras bocas a escasos centímetros, yo también me moría de ganas por besarla.

No supe que decir ante eso y cuando parecía que estaba apunto de besarme, escuché a María "Venga chicas, que esto ya está casi frío", me separé de ella y fui a la puerta.

-Vamos Nat, no hagamos que se cabree la mari con nosotras que hoy tiene un buen día.- y salí de la habitación, huyendo básicamente, yo también la habría besado en ese momento pero el miedo una vez más se apodero de mi.

LOST GIRLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora