8. Duende

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Duende

—Eres Robin Goodfellow. Puck.

Repito el nombre una y otra vez, hasta que Robin me tapa la boca con su mano.

—Vale. Vale. ¿Qué te hace pensar que soy ese Puck? ¿Ves que tenga las orejas como Légolas?

—Sí…

—Upps… —Dice cuando le toco la puntiaguda oreja.

Todavía sigo tumbada sobre su pecho, jadeando. Pero la cara de Robin es digna de un retrato. Dejo un poco de lado el dolor de la pierna y sigo mirando sus profundos ojos verdes.

Robin mueve las manos por delante de su cara.

—¿Sigues viendo las orejas?

—Sí.

—Mierda.

Levanto una ceja.

—¿Me lo explicas?

Respira hondo y pone las manos en mi espalda para darme la vuelta y dejarme contra el colchón. Se gira, haciendo el colchón moverse, hasta quedarse frente a frente conmigo. Agarra un mechón ondulado de mi pelo y se lo enrolla en un dedo.

—¿No estás sorprendida, ni asustada, ni nada de eso?

—Mmm…estoy curiosa y contenta, ya que si me confirmas que el mundo de las hadas existe, quizá ciertas cosas de mi vida tengan relación con ello. Además, ya sabes que me encanta todo ese mundo.

Abre los ojos como platos.

—¿Qué te ha…?

—Eso es una historia para otro momento. Explícamelo.

Entrecierro los ojos y dejo que siga jugando con mi pelo. Sus ojos me examinan  y su nariz casi toca la mía, recordando cómo se sienten sus labios contra los míos. Respiro lentamente y me lleno de la primavera que me mira directamente.

—Bien, es mundillo, como tú lo llamas no es como lo pinta Shakespeare, que, por cierto era un hombre un poco perturbado cuando lo conocí. Pero al caso, no es como lo pinta, una parte sí, las cortes, las flores, la purpurina y las hadas son reales, pero las mentiras, las travesuras, la guerra es una marca del País de las Hadas —me caricia la mejilla con sus dedos y cierro los ojos. Sus siguientes palabras suenan con irritación—: Mi corte, la Corte Opalina o la Corte de Verano como es más conocida, está gobernada por Oberón, el Rey de las Hadas, y yo soy el bufón…

—Puck, eres Puck.

—Sí, soy Puck, princesa —dice con socarronería ante mi entusiasmo por su identidad.

—Puck siempre ha sido mi personaje favorito de El sueño de una noche de verano. El Puck de la obra, ¿está basado en ti de verdad, o es la imagen que tenía Shakespeare de ti?

La sonrisilla de pillo vuelve a estar en su cara.

—¿Soy tu personaje favorito, princesa?

Intento ahogar la sonrisa, pero mis labios me la juegan y la dejan escapar.

—Puede —digo intentando sonar misteriosa, aunque solo sirve para sonsacarle una carcajada—. Responde a la otra pregunta, mi curiosidad me devora.

Su risa es música para mis oídos, es la brisa primaveral que tan bien te hace sentir.

—Sí, más o menos. Cuando William y yo nos conocimos era una época diferente, con lo que mi manera de actuar era más maliciosa —hace una mueca—. Ahora soy otra versión del Travieso Puck, pero en definitiva soy el mismo. Y me alegra oír a mi princesa decir que soy su personaje favorito de todos los tiempos.

Ever Dream [PARADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora