Capitulo 2

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La Antigua Magia

Sus elegantes y seguros pasos resonaban al compas de sus seguidores, quienes no paraban de notificarles las actividades que debía de cubrir èl esa misma semana.

El hombre escuchaba atento aunque no la pareciese. Paginas de contratos, de reservas, de un moton de cosas le eran ofrecidas y èl elegia o simplemente rechazaba.

-Señorito...-dijo una de las tantas voces que le venian siguiendo, voz que, a diferencia de las demás, por alguna razón, captò su entera atención hasta el punto de parar sus pasos y volverse hacia ella.

-Diga usted, Marie Anne...-fingiendo indiferencia ante eso que la mujer le diría, no porque se sintiera atraído por ella ¡Por Dios no! Esa mujer no le atraía en lo mas mínimo, tan solo era su actitud y todos los sabían.

-Aquí le ha llegado una nueva propuesta –blandiendo en el aire una carpeta que contenía eso que enteraría a Neal a continuación.-La editorial "Magic from ediction" le ha mandado una invitación para que asista este domingo a un "waltz". El motivo de este evento es hacer un llamado a múltiples personajes interesado en invertir en su ya conocidos proyectos como los que vendrán en el futuro, al tiempo que serà reconocida a la recién escritora del momento...

-No estoy seguro de asistir a ese dichoso evento, tengo cosas mas importante que necesitan de mi atención-dijo volviéndose y disponiéndose en seguir con su camino.

-Pero señorito...-intentò Marie Anne persuadirlo.

-¡Qué!-dijo con voz severa.-¿Acaso nos dedicamos a ese tipo de cosas? ¿De cuando aca?-abriendo sus ojos.

-Señorito, la invitación no fue directamente a usted sino al señor Leagan, pero el mismo me ha enviado hacia usted y me ha dado la autoridad para convencerlo de que seria una muy buena idea que invirtiéramos en algo mas que no fueran en la compra y venta de hoteles y/o servicios en los mismos. ¿Por qué?-prosiguió la altanera mujer, quien dejó a mas de uno con la boca abierta, incluyendo a su ahora jefe, por su irreverencia-Porque somos precisamente una empresa que se dedica a satisfacer las necesidades de nuestros clientes ¿Y como lo hacemos? Sencillo, joven: dándole eso que quieren.

Si Invertimos en una empresa que ahora esta teniendo éxito, éxito que se podría desvanecer en cualquier momento, apoyándolos en todo los que no sea posible, estarán eternamente agradecido y nos pagaran de algún modo: teniendo en cada uno de sus impresos libros nuestro nombre, como una especie de promoción y nosotros lo único que estaríamos haciendo es tomar esos libros gratuitos que nos darán y se lo prestaremos a los clientes en cada uno de nuestros resort. Eso si, dándole una pequeña bonificación a ese mini empresa para motivarlos.

Como vera, ambas empresas nos estaríamos beneficiando de una manera u otra.

Neal se quedó de una piesa, mirando fijo a la delgada mujer que rebosante de seguridad le mantenía la mirada. A èl no le gustaba que nadie, ni siquiera su padre y madre, mucho menos una empleada como lo era Marie Anne, lo desafiara delante de otros o en privado, mucho menos que le hablarà como si aun fuera un niño que usaba pañales.

Un hilo de sudor le cayò de la cabeza, sintiéndose un poco sofocado al no saber como contradecir a todo a lo escuchado. Sabia que la mujer tenia razón, que debía hacer todo eso y beneficiarse de cada oportunidad que le llegaba para hacerle ver a todos que ya no era mas ese niño llorón.

Pero lo cierto es que aun lo seguía siendo, la diferencia es que ahora había desarrollado la habilidad de escudarse por momentos; habilidad que obtuvo luego de meses encerrado luego de haber sufrido la peor de las humillaciones delante de muchos ojos por culpa de la dama de establo y el trotamundos de su amante quien resultò ser el cabecilla de la familia.

Neal observò la carpeta donde la mujer llevaba los planes expuesto hace un momento incluida la dichosa invitación esa.

-Esta bien.-Convino arrebatándole la carpeta esa y ofreciéndosela a una de las personas que estaba a su lado como si tal cosa.-Tomarè en cuenta lo que has dicho mas no te aseguro nada.

Diciendo eso se retirò dejando una media sonrisa en los labios de Marie Anne, quien sabia de cuentas a primera lo orgulloso y pretencioso que podía ser ese jovencito.

Como le encantaba bajarlo de su pedestal; ella, una mujer de treinta y tantos años, con un largo historial de experiencia laboral en su campo, se entretenía con esas cosas tan simple. No era que Neal Leagan le gustara como hombre, mas bien era que el chico se le parecía a ese hijo que nunca tuvo y que si lo tuviera le hubiera gustado adiestrar de la misma manera que lo estaba haciendo con el moreno.

Continuara...

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