Capítulo 29

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Ya pasaron dos días desde que me enteré que estaba embarazada, y pienso decirle a Milton en cualquier momento. Tengo miedo, pero la a vez no puedo esperar tanto para decirle, seguramente lo haga alguno de estos días.

Es sábado por la tarde-noche y estoy saliendo de trabajar. Ser camarera es muy diferente a ser recepcionista, pero me gusta haber cambiado mi trabajo. Ya estaba harta de la rutina. Además aquí vienen muchos turistas, y también muchos argentinos, es genial cuando encuentras a alguien de tu nacionalidad en otra parte del mundo. No sé cómo explicarlo, pero es como que te sentís más en casa, cómodo, a pesar de que esa persona sea totalmente un extraño. Pero somos del mismo país, y eso nos une.

Estoy caminando por las calles de París, y paso por delante de una tienda de ropa de niños. Inmediatamente me conmuevo, ya me veo comprándole ropita y chucherías a mi hijo/a y se me forma una sonrisa en el rostro. Solo espero que a Milton se le forme esta sonrisa también.

Cuando llego al depto. veo que Milton no se encuentra, así que como tengo tiempo libre, comienzo a limpiar y ordenar, para darle una sorpresa; ya que nunca lo hago...Y también quiero cocinarle algo. Esta noche serán pastas con salsa rosa.

Comienzo a limpiar todo el departamento, y a ordenar, más que nada, mis materiales de Pintura. Una vez que ya hice todo, me dirijo a la cocina para preparar la cena. Comienzo a hacer la salsa, que es una de mis especialidades, y luego pongo las pastas. En eso escucho la puerta, y mi amor se hace presente.

-Hola amor –digo- ¿ves algo diferente en la casa? –pongo cara de tonta y sonrío.

-Mmm... ¿quién vino a limpiar?

-¡Ey! –le pego jugando en el brazo. Se ríe- fui yo.

-Increíble. Con razón se está por largar a llover –pongo los ojos para arriba. Y le hago burla.

-También te cociné.

-Definitivamente hoy lloverá –se ríe, y luego vuelve a ponerse serio.

Lo noto raro, no está igual que siempre. Siento que está tratando de disimular algo, y lo hace riéndose de una forma diferente, pero no sé qué. Lo conozco bastante bien, pero no se me ocurre que pudo haber pasado. Justamente estos días no me viene bien que esté así, lo necesito contento y feliz para darle la noticia. Espero que lo que sea que le haya pasado, que se le pase.

La cena pasó bastante tranquila, las pastas estaban deliciosas, modestia aparte, y la salsa también. Hablamos de lo que hicimos en el día y demás. Luego de que Milton lavó todos los platos, nos sentamos en el sillón y seguimos charlando, con Friends de fondo. En eso Milton me comenta:

-Ah, no sabes de lo que me enteré hoy... -dice Milton, misterioso.

-Ay, ¿qué?

-¿Te acuerdas de mi amigo, con el que fui a la fiesta esa que dieron las empresas?

-Sí claro, ¿qué le pasó?

-No a él, a su hermano, que también es un gran amigo mío...se enteró que va a ser papá -¿en serio?

-Wow, ¡que linda noticia! –digo contenta.

-Sí...lo que pasa es que la novia parece que tardó como semanas en decírselo. Y mi amigo está bastante enojado por eso –tiene que ser broma. ¿Esto es una clase de señal?

-Bueno...igualmente él no tiene que exagerarlo tanto –digo, tratando de darme la razón a mí misma.

-¿Te parece? Para mí estuvo mal lo que ella hizo, digo, ocultarlo por semanas... ¿Cuál es el motivo?

-Bueno, no lo sabés. No podemos estar especulando si no sabemos cómo fue –ya estoy empezando a defenderla, porque estoy pasando por lo mismo- No me parece que haya que juzgarla por eso. ¿Qué sabes si no se lo contó por miedo?

-¿Miedo a qué Ám?...

-¿A qué? –Estoy indignada- Pues a todo. A los cambios más que nada. En su cuerpo, en su entorno, y más que nada en su relación con tu amigo. Miedo a que él no esté preparado, miedo a que él no quiera tenerlo o mantenerlo, miedo a que cambie, miedo a que por eso ya no la quiera...-me conmoví un poco, porque en realidad esos son mis miedos.

-¿Todo eso es lo que pensaste? –habla bajo y mirándome directamente a los ojos, con cara de preocupación.

-Claro, aunque es una suposición. Trato de ponerme en su lugar...

-Ámbar, no finjas más...-¿qué?

Pone sus manos en mi vientre.

-Ya lo sé –dice sonriéndome y mirándome. Yo ya me puse a llorar.

-¿Cómo? –digo entre lágrimas.

-Hoy a la tarde, quise sacar la basura del baño. Se me cayó todo, y tuve que recogerlo nuevamente. Ahí encontré el test...

-Ay por dios –estoy llorando más.

-Ey, no llores –dice pasando su pulgar por mi rostro, quitándome las lágrimas.

-Perdón por no decírtelo el mismo día, es que necesitaba procesarlo y luego decírtelo. Pero juro que iba a decirte esta semana.

-Tranquila amor, te creo. Inventé todo eso de mi amigo para que me lo dijeras, pero no creí que sintieras eso en verdad. ¿Tanto miedo a lo que me dijiste tenías?

Asiento, mientras me limpio las lágrimas con un papel.

-Pues te equivocas. Sé que va a ser un cambio enorme en nuestras vidas, y que no lo planeamos, y que no nos viene bien justo ahora que acabamos de mudarnos. Pero no me importa Ám, porque sé que vamos a poder hacerlo juntos. Va a ser difícil, sí, pero estoy seguro de que vamos a poder.

-¿En verdad crees eso?

-Sí amor, todo se aprende, y en algún momento todo llega. Tal vez nuestro hijo/a llegó ahora por algo. ¿Quién sabe no? Pero no te voy a dejar sola en este momento. Voy a estar con vos, acompañándote y viviendo esto que nos toca vivir hoy –dice sonriendo. Y sus palabras me alivian, y sacan todo el temor que tenía acumulado por dentro.

-Soy tan afortunada de tenerte, gracias por estar siempre conmigo.

-Gracias a vos por aparecer en mi vida, le diste un giro completo, y hoy soy muy feliz.

Luego de sus palabras, nos fundimos en un hermoso y dulce beso.

No puedo creer que vayamos a tener un bebé juntos.

A veces no caigo de que mi sueño se hizo realidad, pensé que jamás encontraría mi pasión, y que jamás encontraría el amor que hoy siento por Milton. Pero lo encontré, y soy la mujer más feliz del planeta. Ya no siento esos vacíos que antes sentía, hoy me siento completa.

Sé que donde sea que esté, si estoy con él (y un par de lienzos y colores), entonces, me siento en casa.

FIN

MILTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora