Capítulo 24

5.1K 468 177
                                    

El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males❞.

−Leonard Cohen.

✧↠ ☯ ↞✧

Me removí incomoda por culpa del sol que comenzaba a darme en el rostro, pero rápidamente me hundí en la comodidad y calor de mi cama, saboreando el buen humor inexplicable que me atravesaba.
Lentamente  fui abriendo los ojos con pesadez, me quede unos minutos contemplando la habitación hasta que el recuerdo fugaz de la noche anterior llego a mi adormilada mente. De un salto me di la vuelta y observe el lugar donde había estado Adrien anoche, donde se había recostado para acariciar mi cabello hasta que caí en el sueño.

—¿Adrien? —Llamé enderezándome, aún desnuda debajo de las mantas.

Me puse de pie y el aire frio golpeó mi piel con crueldad, obligándome a correr hasta el armario y tomar cualquier abrigo.
La puerta estaba entreabierta, como si no hubiera querido hacer ningún ruido al marcharse.
Un susurro provenía del recibidor, sin emitir un sonido me asome para ver desde la barandilla al rubio que parecía tener pegado su celular al oído.

—No, Padre... —Susurró llevándose una mano a la cadera —Me importa un comino... —Parecía tenso por su manera de ir y venir —Que lo resuelvan solos... No, yo no puedo... ¿Siempre tiene que haber un por qué?

Se dio la vuelta y me escondí un poco mas.

—¡Exacto! —Gritó por lo bajo, su rostro reflejaba enfado —Es una estupida fiesta, no me interesa y no es de vital importancia para la empresa... —Me mordí las uñas, claramente no estaría de humor para hablar de lo sucedido anoche —¡Yo no te debo nada!... No me vengas con eso ahora... —Sus ojos de pronto se dispararon en mi dirección y su rabia se apaciguó un poco —¿Qué? —Preguntó sin apartar la mirada —De acuerdo, luego te llamo.

En un rápido movimiento guardó el teléfono en su bolsillo e hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera, antes de perderse en la habitación contigua.
Un poco avergonzada y mucho mas tímida de lo que me hubiera gustado admitir, baje el tramo de escaleras y fui en su dirección.

—Me alegra saber que despertaste antes de que tuviera que irme a trabajar —Anunció desde la cocina, su voz acompañada de ruidos de platillos —Esperaba que pudiéramos desayunar y... ¿Hablar? sobre lo de anoche.

Me senté en silencio frente a él en la pequeña mesa de la cocina, ignorando la taza con te que había depositado frente a mi o el plato de galletas que de algún modo parecían estar ordenadas de manera demasiado perfecta como para que solo hubiera volcado el paquete sobre el plato sin interés alguno.

—¿Marinette? —Me sobresalté al oír su voz tan cerca de mi —¿Te encuentras bien? —Levanté la vista hasta que me tope con el par de esmeraldas que, de intensa mirada, reflejaban una leve preocupación.

Tome una galleta y la lleve a mis labios, hasta ese momento no me había dado cuenta del hambre que tenía.

—Claro que si —Susurré tomando otra más y repitiendo la acción —¿Por qué no habría de estarlo?

Se acomodó en su silla con los brazos cruzados mientras me observaba engullir una galleta tras otra, quizás notando la actitud nerviosa que estaba obligándome a tragar como una desesperada.

El Despertar - AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora