Capitulo 32

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De todas las aberraciones sexuales, la más singular tal vez sea la castidad.

–Remy de Gourmont.

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POV Marinette

Los días se volvieron más largos e intensos, en especial cuando una tormenta se desato provocando que el camino quedase casi imposible de transitar, la única manera era a pie en camino de barro pero eran kilómetros hasta la calle asfaltada.
Sabía bien que eso inquietaba a Adrien ya que él aún seguía yendo en la noche a la ciudad a recopilar datos e información, pero también era un motivo para relajarnos ya que si nadie podía salir de aquí entonces nadie podría ingresar tampoco.

Según él, la policía ya había registrado todas las propiedades de los Agreste, en cuanto a la casucha en la que nos encontrábamos era como un secreto sin papeles, nadie sabía acerca de ella y Adrien aseguraba que estaba borrada hasta de los recuerdos de su propio padre, únicamente la utilizaban para estar lejos de la prensa.

También estaba la situación de su padre y los empleados de la empresa más cercanos a su círculo familiar quienes habían sido interrogados pero nadie tenía idea... Luego le seguía el asunto de mis padres, quienes creían que esto era una broma de muy mal gusto y estarían regresando a Paris a finales del mes.

Cuando le había preguntado a Adrien por qué no creían que yo pudiese estar viva él se había negado a responder, pero luego de reiteradas veces que insistí e insistí acabó por confesarme que ellos decían que si realmente se tratase de mi habría encontrado la manera de comunicarme con ellos... Cosa que era cierta.

Hasta yo sabía que podría haber conseguido la manera de llamarlos, pero temía su reacción.
Lo único que me inquietaba de todo ello era el motivo por el cual aún la policía me buscaba... Si se suponía que mis padres no eran los que llevaban a cabo la investigación, entonces alguien más debía estar detrás de mí.

En cuanto a mi situación con Adrien... No podía decir mucho ya que aquella noche no ocurrió absolutamente nada.
Se había sentido completamente culpable y arrepentido por lo que estaba sucediendo, que supuestamente él se había "aprovechado" de mi... No consideraba que fuera necesario repetir en mi cabeza el momento en el que, luego de dejarme completamente desnuda, se había separado de un tirón y había huido sin siquiera darme una explicación hasta horas después.

De todas formas aun dormíamos en la misma cama, antes de que se escape durante la mitad de la noche, y me seguía besando en los labios. Sabía que si le daba el espacio que necesitaba él pronto volvería a mí, era cuestión de paciencia y tiempo... Sabía que lo anhelaba y que yo estaba dispuesta a entregarme.

El día de hoy el cielo aún estaba gris oscuro, otra lluvia se acercaba, lo que quería decir que aun Adrien no podía escaparse, pero lo veía notablemente inquieto, irónicamente era como un felino enjaulado. Iba y venía de un lado a otro, siempre mirando hacia las ventanas, en los momentos que la lluvia se detenía el desaparecía entre las voluptuosas copas de las coníferas y regresaba muchas horas después completamente sucio.

—Creo que el encierro no va contigo —Dije cuando lo acercarse hasta la puerta y abrirla, luego de varios minutos de haber estado yendo y viniendo.

Él se detuvo en seco y me miro, parecía estar enfadado... No sabía exactamente con qué o quién.

—¿Acaso alguien disfruta de ello? —Respondió cerrando lentamente la puerta.

Luego de encogerme de hombros volví a mirar hacia la ventana y me cubrí aún más con la manta.

—Después de un tiempo ya te logras acostumbrar —Dije con un suspiro.

El Despertar - AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora