Capítulo X

3.3K 296 71
                                    

Narrador Omnisciente:

Una semana ha estado allí, con una máquinas que suenan a cada segundo. El respirador haciendo su trabajo cada cierto tiempo. La luz del sol entraba por la ventana a un lado izquierdo de la habitación. Por lo radiante que entraba en aquel lugar, Eiji supo que hoy no iba a estar nublado como de costumbre.

Además de algo brillante entrado por la ventana, una cabellera dorada se encontraba a un lado derecho de su cama sujetando con fuerza su mano mientras sus ojos estaban cerrados, dando la señal de que estaba descansando. No de la mejor manera, pero lo hacía sin ninguna expresión en su rostro.

Con su otra mano, acaricio su cabello y su rostro con delicadeza. Como si se tratara de un plato de porcelana. Frágil y hermoso, sin duda.

Con cada toque de Eiji, Ash hacia una expresión diferente; pero ninguna de éstas fue de disgusto, es más sonreía inconsientemente pensando que en el sueño su amado le hacia mimos y cariños, un sueño del que nadie quiere despertar.

Pero el ruido de la mañana en el hospital y en la calle, lo despertó. Al principio fue de mala gana, sin embargo al ver esos hermosos ojos oscuros por primera vez en una semana [o realmente semanas] su mal genio se fué sin rastro alguno. Sin duda éste chico era increíble por la capacidad de cambiar el ambiente en algún lugar o persona.

- Eiji... realmente... estás aquí...- dijo Aslan con un nudo en su garganta sin poder creerlo. Sus ojos estaban brillosos por las lágrimas de emoción. Puso sus manos con cuidado en las mejillas del contrario para observarlo mejor y creerse mejor que ésto no era un sueño.

- Te dije que siempre lo estaría...- acarició sus manos, mirándose con amor. Sonrieron como locos enamorados y se abrazaron, las lágrimas de Eiji no se hicieron esperar y habló.- Te extrañé tanto... Tenía muco miedo... de perderte.- se aferró a él con mucha fuerza, pensando que si lo soltaba ahí lo más posible es que se destrozará por cada pedazo.

- Debería ser yo quien debió asustarse...- lo siguió abrazando con fuerza.- Te hicieron mucha cosas malas, y eso no se irá tan fácilmente, pero siempre, escúchame bien amor, SIEMPRE estaré contigo.- con lágrimas en sus ojos se alejó un poco mientras sujetaba el mentón de su novio para observarlo un poco más.

Vió como cada parte de él se rompía, estaba siendo muy fuerte a decir verdad. Por eso, para devolverle aquella confianza en él y en las personas decidió besarlo. Un beso con cariño y con sinceridad.

Un beso por cada golpe.

Un beso por cada toque.

Un beso por cada insulto.

Un beso por cada segundo pérdido.

Una lágrima por cada arrepentimiento.

Una lágrima por la soledad.

Una lágrima por cada minuto pérdido.

- Lo siento.- gritó con fuerza y con lágrimas en sus ojos mientras Eiji se aferraba a él como si de su vida dependiera de eso.

-No es tú culpa, no lo es.- lo miró otra vez. Pareciera que la mirada de cada uno podría llenarlo mejor que la cerveza.

Con cada mirada, su corazón se volvía loco. Con cada beso su cabeza daba vueltas y con cada toque su cuerpo se derretía. Le pasaba lo mismo a Eiji. Ahora al mirarlo sintió la paz que tanto necesitaba. Dejó abrazarlo para darle su espacio, se calmó y dejó todo lo malo atrás. Lo único que importaba ahora el futuro de ambos, el futuro que pasaría con él.

Se la pasaron toda la tarde dándose mimos a cada uno, y de vez en cuando las enfermeras los regañaban porque el paciente aún seguía delicado. Pero unos minutos después reían y volvían a los besos.

Unos días después su familia llegó al hospital preocupados por lo que sucedió. Al verlo feliz y algo recuperado se aliviaron mucho. Le dieron muchos abrazos y besos [por parte de su madre] y algunos sermones [por parte de su padre]. Pero finalmente agradecieron profundamente a Ash, quien fue que le avisó a su familia y además lo rescató.

Pero una noticia no se le hizo de mucho gusto a ambos jóvenes:

- Vas a regresar a Japón.

En el rostro de Eiji, su sonrisa se eliminó y sus ojos empezaron a picar, bajó su cabeza y no dijo nada al respecto. Lo único en lo que podía pensar era en Ash. En cambio, el lince se puso un poco feliz por dentro, porque sabía que era lo mejor. Su relación era tóxica por sus oficios, él era un jefe de pandillas con muchos enemigos y japonés era un chico tierno y sin culpa alguna. Pero para ese rato allí, en sus mejillas corrían pequeños diamantes por culpa y la pena. A Eiji le pasaba lo mismo, sólo que ésta vez él se preocupó por Ash, su vida y razón de existir, él debía protegerlo ante las circunstancias que le afectan psicólogicamente, un apoyo, una compañía.

- Y-Yo...- estaba apunto de decir con un nudo en la garganta que no podía hacerlo, pero un lince le interrumpió.

- Debes irte, es mejor que vivir conmigo.- dijo finalmente mientras sonreía con sinceridad y con lágrimas en sus ojos. Él ésta vez en su corazón dijo "todo está bien" cuando su corazón se caía pedazos.

- No, no puedes decirme eso de nuevo. Volveré otra vez o me escaparé si es necesario...- se alteró por lo dicho de su novio.

- Hijo, no aceptaré un no.- dijo su madre

- Sabes... que daría todo por tí.- soltó con tristeza y con un suspiro lleno de lágrimas acompañado de dolor.

- No, no te permitiré eso.- se levantó mientras lo miraba, estaba decidido a dejarlo allí. Todo por su bien.

- No... Ash ¡NO!.- gritó Eiji con sus lágrimas en su bello rostro, se levantó de su camilla con algunas quejas de dolor, pero quería detenerlo. Sí se iba de aquel lugar, no lo volvería a encontrar.

- ¡¡Hijo, detente!!.- lo obligó a quedarse sentado, sus miembros aún dolían.

- ¡ASH! ¡VEN CONMIGO A JAPÓN!.- gritó con desesperación al ver que estaba en el pasillo.- ¡POR FAVOR! Quédate conmigo... Siempre.- lloró desconsoladamente.

El corazón de ambos latía con fuerza, sus lágrimas corrían por sus rostros, cada jadeo de desesperación era notado por sus testigos. La madre de Eiji lloraba con el brazo de su esposo y su hermana estaba triste por ver en ese estado a su único hermano, quien siempre fue un símbolo de paz y sonrisas.

- Por favor Ash, te necesito...- dijo eso último ocultado su cara en sus manos tratando de sacar ese dolor del pecho, un dolor tan grande que no se lo podía creer.

Hubo silencio, y unos pasos se escuchaban en la habitación llegando al chico de cabellos oscuros, éstos fueron acariciados por una mano que tanto conocía. Levantó su rostro mirándolo fijamente con sus ojos cristalinos. Ash sujetó su mentón y se agachó para besar aquellos labios que tanto anhelaba.

- Perdóname y... por tu propuesta... sí, iré a Japón contigo. Siempre estaré contigo...- sonrió y las lágrimas de dolor desaparecieron dando a dar las de alegría. Eiji lo besó con más tiempo.

Ahora ambos estaban decididos a estar juntos siempre, ésta vez sin obstáculos.


¿𝘚𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦? 𝘚𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 [𝘈𝘴𝘩𝘟𝘌𝘪𝘫𝘪 | 𝘍𝘐𝘕𝘈𝘓𝘐𝘡𝘈𝘋𝘈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora